No. 48 - Setiembre 1995
MUJER 50 AÑOS DE LA DECLARACIÓN UNIVERSAL
Derechos humanos desde una perspectiva de género
En diciembre de 1998 la ONU conmemorará el quincuagésimo aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos: ocasión especial para que los Estados renueven su compromiso, incorporando las perspectivas y los derechos que se han gestado en las últimas décadas.
Así como la Declaración de 1948 constituyó la carta ética de la segunda mitad del siglo XX, hoy, en el umbral del nuevo milenio, los Estados deben aprobar otro documento que integre en un cuerpo de similar naturaleza los avances desarrollados hasta la fecha.
En la época contemporánea, el primer hito histórico de la lucha de las mujeres por el reconocimiento de sus derechos fue la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana, redactada por Olympe de Gouges y presentada por ella misma ante la Asamblea Nacional francesa. Fue hace dos siglos, y por su defensa Olympe fue condenada a morir en la guillotina.
Desde entonces muchas cosas han pasado. Tomando como base el proyecto de Declaración de los DDHH de las Mujeres redactado en el marco de la Conferencia Satélite "La Nuestra" (San José, diciembre de 1992), el Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer (CLADEM) elaboró un documento que contiene las principales propuestas que, desde el movimiento de mujeres y con una perspectiva de género, deberían ser recogidas hoy.
Derechos políticos y económicos
La Declaración Universal de DDHH del 10 de diciembre de 1948 recogió dos tipos de derechos: los derechos individuales y los derechos económicos y sociales. Pero los Estados pusieron mayor énfasis en el reconocimiento de los primeros, cuyo cumplimiento se materializa fácilmente a través de la no interferencia estatal en las acciones de los individuos. Se trata de los derechos de primera generación.
Sin embargo, mientras la satisfacción de las necesidades básicas de las personas no se constituya también en derechos, no podrá garantizarse la dignidad personal y el desarrollo de los pueblos. Es así como los textos legales van reconociendo estos derechos de segunda generación.
Es el caso del derecho a la igualdad, que ya no es sólo entendido en su dimensión formal, sino también material. Cuando existen diferencias relevantes para un tratamiento dispar, los Estados pueden dictar normas para corregir situaciones de desigualdad real.
La desigualdad real de las mujeres se ha visto perpetuada porque muchas de sus necesidades no fueron traducidas en derechos. Es indispensable el reconocimiento de los derechos sexuales y reproductivos, estrechamente vinculado con la libertad en el desarrollo de la personalidad.
Derechos colectivos
Los derechos de las colectividades buscan reforzar los derechos tradicionales, ya que ciertos derechos individuales no pueden ser ejercidos en forma aislada.
La propia idea de autonomía individual es asociada a un contexto social que otorgue a los seres humanos una identidad como miembros de una comunidad. Esto comprende la conciencia de continuidad con el pasado, la esperanza de continuidad en el futuro y la conciencia de una comunidad cultural.
Hoy se adscriben derechos a personas colectivas (pueblos, futuras generaciones, minorías) a la paz, al desarrollo, a la soberanía sobre los recursos naturales, etcétera. Son los derechos de la tercera generación.
En virtud de la universalidad de los DDHH, los titulares de estos derechos son todos los seres humanos. Pero la universalidad gravita también sobre los destinatarios de los deberes implicados por los DDHH. Esto significa que tanto el Estado como los individuos deben llevar a cabo acciones positivas para la realización y protección de los derechos.
Por otro lado, los derechos son indivisibles e interdependientes: todos tienen la misma importancia y fuerza moral y, por lo tanto, su reconocimiento no puede estar supeditado a condición alguna.
Los nuevos derechos obedecen a necesidades del mundo contemporáneo. Estos avances en la materia exigen un nuevo instrumento internacional que recoja los actuales alcances del concepto de derechos humanos.
Fuente: Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer, CLADEM
Encuentro de mujeres indígenas de Abya Yala
Quito - Del 31 de julio al 4 de agosto se llevó a cabo, en esta capital el Encuentro de Mujeres Indígenas de las Primeras Naciones de Abya Yala (América), con la asistencia de 150 delegadas de 24 países de la región.
El Encuentro, convocado por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) y la Coordinadora Nacional de Mujeres Indígenas del Ecuador (CONAMIE), tuvo dos objetivos principales: formular propuestas y delinear estrategias para el decenio de los pueblos indígenas, que se inició este año; y discutir propuestas para la IV Conferencia Mundial de la Mujer a realizarse en Beijing, China.
Las reunión se inició con un ritual simbólico, consistente en encender velas y quemar productos de la tierra.
En la reunión se analizaron problemáticas comunes que atañen a las mujeres indígenas: el convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo; la perspectiva de las mujeres con respecto a la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos Indígenas; el tema de la salud, con énfasis en la valoración de los conocimientos ancestrales; el medio ambiente y la biodiversidad, enfocando la propiedad intelectual de los conocimientos tradicionales y de los bienes naturales; y el tema de las tierras, territorios y naciones.
Esther Camac, coordinadora del Consejo de Mujeres Indígenas de Costa Rica, enfatizó en la importancia de que las indígenas cuenten con su propia voz y que sus puntos de vista sean incorporados en la plataforma mundial de acción que resultará de la IV Conferencia Mundial de la Mujer.
Se estima que en América Latina viven 40 millones de indígenas, de los cuales el 59 por ciento son mujeres. Las constituciones políticas de los Estados no incluyen los derechos de los pueblos indígenas y menos aún de las mujeres.
Los sectores que tienen menos acceso a los servicios de salud son los rurales y de manera especial las mujeres. Las indígenas han sido excluidas de la educación y muchas de ellas viven en la extrema pobreza.
Esta realidad fue analizada por las asistentes al encuentro en un intercambio de las experiencias de las organizaciones de mujeres de los pueblos indígenas.
Fuente: ALAI |
|
|