Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales
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No. 139/140 - Mayo/Junio 2003
Brasil: el hambre no se mata con eucaliptos
En una carta enviada al presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, el 20 de marzo, numerosas ONGs alertaron sobre los posibles riesgos socioambientales que acarrearía la ampliación de la superficie de plantaciones forestales recientemente reclamada por el sector, en el caso de que no se estableciera un planeamiento adecuado.
El Grupo de Trabajo sobre Bosques del Foro Brasileño de ONGs y Movimientos Sociales para el Medio Ambiente y el Desarrollo dirigió el jueves 20 de marzo una carta al presidente Lula manifestando preocupación por una propuesta de expansión de la superficie de plantaciones forestales en el país, presentada al gobierno por empresas de ese sector. El documento fue enviado con copia a la ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, y al ministro de Agricultura, Roberto Rodrigues.
Formadas en su mayoría por especies exóticas como el pino y el eucalipto, las plantaciones forestales abastecen, entre otros, al mercado de papel y celulosa y al de la construcción, cuyas empresas proponen una ampliación de la superficie ocupada por plantaciones forestales de los cinco millones actuales a 11 millones de hectáreas. Además de eso, el sector, hoy bajo la órbita del Ministerio de Medio Ambiente, reivindica su vinculación con el Ministerio de Agricultura, por medio de la creación de una llamada "Secretaría de Bosques Plantados".
En la carta enviada a Lula, las ONG solicitan que la propuesta de ampliación del sector sea analizada y planeada con extrema cautela y que la elaboración de una política para el sector considere los preceptos de desarrollo efectivamente sustentable, citando posteriormente las consecuencias socioambientales y económicas de la actividad, especialmente para los ecosistemas de Mata Atlántica y de Cerrado.
Para la coordinadora del Grupo de Trabajo sobre Bosques, Adriana Ramos, del Instituto Socioambiental (ISA), es necesario discutir las bases de la expansión del sector de forma criteriosa para no permitir que ocurran impactos indeseables, como lo es la concentración de tierras y las alteraciones hidrológicas. El Grupo espera que el gobierno establezca una agenda de discusiones sobre el tema con amplia participación de la sociedad civil.
En un reportaje publicado el 25 de febrero en el periódico Valor Econômico y reproducido en el sitio de la Asociación Brasileña de Bosques Renovables (Abracave), se hace referencia a que las empresas saben que aún cuando las propuestas del sector cuentan con el apoyo del vicepresidente José de Alencar y del ministro de Agricultura, deberán derribar la resistencia del Ministerio de Medio Ambiente, que a principios del mes ya había defendido la propuesta de que sectores como el del papel y celulosa, y de la siderurgia, deben modificar la forma de producción de madera procedente de plantaciones, cambiando de la plantación en grandes superficies a la dispersión, con características de agricultura familiar, lo que garantizaría fuentes de trabajo para el pequeño productor rural.
Concretamente, las organizaciones plantean que sería un gran riesgo para el país dar cauce a las demandas de ampliación de la superficie plantada "sin definir previamente una política de gobierno para el sector que asegure que la actividad se realizará de una forma ambientalmente sustentable y socialmente justa, que beneficie en los hechos a la población local y garantice el principio de precaución. Ponemos énfasis en que toda política de expansión del sector debe evitar el aumento de la concentración de tierras, la eliminación de la vegetación nativa, las alteraciones hidrológicas y la ocupación de tierras productoras de alimentos".
Es importante señalar que esta carta se inscribe en el marco de una oposición creciente a los monocultivos forestales, que se viene agrupando en torno a la Red Alerta Contra el Desierto Verde. Esta Red, que apoya firmemente el programa prioritario del gobierno de Lula -el plan "Hambre cero"-, advierte que "el hambre no se mata con eucaliptos".
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