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No. 48 - Setiembre 1995

"REVOLUCIÓN AZUL"

El desastre de la acuicultura

por Martin Khor (*)

La acuicultura de camarones, acogida como una prometedora fuente de ingresos de exportación, está haciendo estragos sociales y ambientales en muchos países del Tercer Mundo, principalmente en Asia.

Cientos de comunidades agrícolas y pesqueras de toda la región protestan contra la intrusión en sus tierras y el saqueo de sus recursos hídricos y terrestres que efectúan los criaderos acuícolas.

Estos criaderos han sido instalados por empresas comerciales, sobre todo durante los últimos cinco a diez años, en todas las regiones costeras, como parte de programas nacionales de gobierno y con frecuencia asistidos técnica o financieramente por organismos internacionales.

Los camarones, y una especie de langostinos ("Tiger Prawns"), se exportan fundamentalmente a países ricos (en especial Japón, Estados Unidos y Europa), donde se cobran a buen precio y se han convertido en un caro artículo gastronómico de moda.

La rápida expansión de la acuicultura comercial intensiva ha sido denominada "Revolución Azul", siguiendo la denominación "Revolución Verde" utilizada para describir la introducción de agricultura basada en productos químicos.

Desde el decenio de los setenta, la producción mundial de camarones de criadero ha escalado a un ritmo increíble, fundamentalmente en Asia que en 1990 produjo 556.500 toneladas métricas, es decir el 80% de la producción mundial. El mismo año, se estimó que en Asia se utilizaban 820.000 hectáreas para acuicultura costera de camarones.

La cría de camarones

Mientras que los problemas asociados con la Revolución Verde resultan cada vez más evidentes, la llamada Revolución Azul ya está plagada de una gran variedad de efectos sociales y ambientales nocivos.

Los criaderos acuícolas comprenden enormes tanques o estanques construidos en tierras cercanas al mar. A esos tanques se bombea agua de mar y agua subterránea y se agregan plaguicidas y productos químicos. Las aguas contaminadas de residuos de los estanques se liberan en el mar y en los terrenos circundantes.

Para la construcción de estanques y estaciones de bombeo, las tierras, los bosques y los manglares de las zonas costeras son derribados con topadoras y excavadoras.

El agua salada de los estanques se filtra al agua subterránea y la creciente salinidad perjudica el suministro de agua potable así como las tierras de cultivo de los alrededores. Además, las aguas servidas de los estanques contaminan el mar y el ambiente marino, reduciendo y envenenando la vida ictícola.

Como consecuencia muchos miles de establecimientos agrícolas de toda la región se han visto perjudicados. Los agricultores han sido despojados de sus tierras para abrir paso a la acuicultura, ya sea por la invasión de propietarios de criaderos de camarones controlados por pandillas o por la adquisición a bajo precio de sus tierras por parte del Estado o de nuevos empresarios que abren paso para los estanques acuícolas.

Muchos otros agricultores se han perjudicado por las inundaciones del agua salada de los estanques de camarones en los arrozales, las cuales reducen en gran medida la producción arrocera.

Las comunidades de pescadores también han sido duramente golpeadas ya que los estanques de los criaderos bloquean el acceso al mar desde sus aldeas, y se han visto privados de los lugares donde amarraban sus embarcaciones y extendían sus redes. Por otra parte, la pesca se redujo por la contaminación de estanques y la captura de camarones jóvenes para los criadores.

Por si todo esto fuera poco, los hogares rurales ubicados en el entorno de los criaderos enfrentan graves problemas con el agua potable, puesto que los establecimientos bombean y agotan las reservas de agua subterránea y contaminan las fuentes de agua potable con agua salada y aguas residuales.

Protestas crecientes

Como consecuencia de estos problemas, han comenzado las protestas en India, Bangladesh, Tailandia, Malasia y Filipinas. Los problemas de la acuicultura o provocados por ésta también están en el tapete en Taiwan, Vietnam y China. Y el tema no se limita a Asia: en Ecuador se está desarrollando una campaña contra la acuicultura de camarones, con grupos de defensa del medio ambiente instando a un boicot del consumo de estos crustáceos.

Las comunidades afectadas han efectuado diversas acciones.

En Bangladesh, miles de agricultores sufrieron la invasión de propietarios de establecimientos acuícolas en sus campos de cultivo de arroz y la destrucción o daño de los arrozales debido a la filtración de agua salada de los estanques de camarones. Los propietarios acuícolas iniciaron un proceso de compra de los arrozales infértiles a precios bajísimos, dejando a los productores de arroz sin tierra. Según un estudio realizado se estima que solamente en la región de Stakhira la acuicultura ha desplazado a 300.000 personas.

Las consecuentes tensiones entre los agricultores y los acuicultores condujeron a frecuentes enfrentamientos violentos, con la muerte hasta ahora de por lo menos dos aldeanos. Uno de ellos, Jaber Alí, murió como consecuencia de una bomba colocada por propietarios de criaderos de camarones. Muchas comunidades, respaldadas por organizaciones sociales como Nijera Kori, se están organizando para defenderse. En setiembre de 1994, los aldeanos invadieron más de 32 criaderos acuícolas en Chunla en una disputa por un gran arrozal.

En India se ha generado un fuerte movimiento de base en los estados costeros orientales, donde las furiosas comunidades (con la ayuda de grupos sociales como LAFTI y PREPARE) se organizaron para impedir la construcción de estanques de camarones y para protegerse de la violencia de pandillas de las compañías acuícolas. En Andhra Pradesh, los habitantes de la aldea Jurru atacaron criaderos acuícolas, arrancando las bombas y rompiendo los tapones de los estanques. Los activistas obtuvieron recientemente una orden de la Suprema Corte prohibiendo nuevos trabajos acuícolas en sus estados.

En Malasia, varios miles de pescadores sufrieron importantes mermas en la captura pesquera en virtud del desmonte de los manglares y de la contaminación de los ríos causada por los estanques instalados en toda la costa.

Tres mil pescadores de un solo distrito malasio (Kuala Muda) han protestado por la pérdida de ingresos. En la aldea de Kerpan, varios cientos de agricultores defendieron sus arrozales de los "bulldozers" cuando el gobierno estatal adquirió compulsivamente sus tierras para una obra de acuicultura. El conflicto fue llevado ante la Justicia.

Ecuador es el cuarto productor mundial de camarones de cultivo. El grupo de defensa del medio ambiente ecuatoriano Acción Ecológica llamó en mayo a un boicot de consumidores de camarones de cultivo puesto que la industria de la acuicultura había destruido la mayoría de los manglares de algunas de las regiones costeras del país.

En una reunión realizada en mayo en Madrás entre algunos prominentes grupos sociales y ambientales interesados en el tema, se inició una Campaña Internacional contra la Acuicultura Insustentable. Al mismo tiempo, un grupo de organizaciones indias crearon la Alianza Popular contra la Industria del Camarón.

La acuicultura tradicional

Mientras que a nivel de base los efectos nocivos de los establecimientos de acuicultura comercial son bien conocidos, todavía existe una concepción errónea generalizada de que las actividades acuícolas son razonables desde el punto de vista del medio ambiente y aumentan el suministro de alimentos a comunidades pobres.

Esta concepción tal vez se deba a que la acuicultura ha sido practicada durante muchos siglos por pequeños cultivadores y pescadores de Asia para mejorar sus condiciones de vida. Sin embargo existe una enorme diferencia entre los métodos tradicionales de las comunidades y el nuevo sistema intensivo.

Como señalara Ian Baird en un estudio sobre las prácticas y el rendimiento de la acuicultura en Asia, la acuicultura tradicional, incluida la de camarones, se desarrollaba habitualmente a pequeña escala, utilizaba pocos insumos y se fiaba de la acción natural de las corrientes para el intercambio de agua. En algunos países como India, Bangladesh y Tailandia, existe un sistema de rotación entre el arroz y los crustáceos, con cultivo de arroz durante una parte del año y de camarones y otras especies ictícolas el resto del año.

En este tipo de producción no se utilizan productos químicos, antibióticos y alimentos procesados. En este método natural de baja producción, conocido como "acuicultura extensiva", la cosecha era pequeña pero sustentable en períodos prolongados. La captura era para consumo familiar o para la venta en mercados locales.

El método moderno es a gran escala e intensivo o semi-intensivo por naturaleza. Requiere más capital, es de propiedad de empresas comerciales extranjeras que se dedican sobre todo a la exportación de los camarones y se encargan de la conducción del negocio.

En la acuicultura intensiva, se crían especies seleccionadas con gran densidad de camarones. Para mantener esa población en condiciones de hacinamiento y lograr mayor eficiencia productiva, se utilizan alimentos artificiales, aditivos químicos y antibióticos. Este proceso, sumado a los excrementos de los camarones, envenenan las aguas residuales de los estanques.

La naturaleza intensiva de este tipo de producción genera una gran propensión en los ejemplares de cría a contraer enfermedades, en forma similar a lo que ocurre con los monocultivos de arroz en la Revolución Verde.

Según la bióloga malasia Nora Ibrahim, "los estudios demuestran que la densa carga de población induce a problemas de estrés y aumenta la susceptibilidad a enfermedades. La superpoblación conduce a una deficiente calidad del agua debido a la disminución del nivel de oxígeno, a productos metabólicos y excrementos muy acumulados, rápido crecimiento y trasmisión de parásitos nocivos, microorganismos y gérmenes patógenos".

Para mantener la calidad del agua para la elevada población, se bombean sistemáticamente importantes cantidades de agua subterránea y agua de mar hacia los estanques para crear artificialmente las condiciones necesarias en el agua para la supervivencia de los peces o camarones. Las aguas residuales resultantes se bombean hacia afuera, contaminando el agua del medio ambiente circundante.

Producción de enfermedades

Además de los efectos sociales y ecológicos, la acuicultura intensiva también enfrenta graves problemas de enfermedades (y deterioro ambiental) en muchos países asiáticos, lo cual plantea la cuestión de la viabilidad y sustentabilidad productiva de la industria dentro de unos pocos años.

En Taiwan, la producción de camarones de criadero cayó del pico más alto en 1987 (cuando era el principal productor de Asia) de 90.000 toneladas métricas, a 40.000 en 1988 y 25.000 toneladas en 1989. Según Ian Baird, esto se debió en gran medida a enfermedades con dimensiones de epidemia ocasionadas por virus, bacterias y protozoarios. El uso indiscriminado de productos químicos tóxicos y antibióticos también redujo la resistencia de los crustáceos a las enfermedades. La caída productiva también tuvo su origen en la superpoblación, con demasiados cultivos por año, uso incorrecto de alimentos procesados, hundimiento del suelo (en algunas zonas, la tierra se hundió varios metros en pocos años) debido a la explotación excesiva del agua subterránea.

En India, una misteriosa enfermedad virósica (denominada "enfermedad de la mancha blanca") empezó a extenderse desde fines de 1994 a lo largo de los estados de la costa oriental de Tamil Nadu, Andhra Pradesh y Orissa y barrió gran parte de la producción de camarones de cultivo.

"En Nellore, estanque tras estanque vacíos obligaron a los empresarios a una etapa de 'barbecho forzoso'", según informó el Economic Times, el 3 de junio 1995: "El misterioso virus continuó su curso destructivo diezmando miles de camarones". Recientemente, el letal virus atacó también criaderos de Bengala Occidental, donde se genera más de la tercera parte de la producción india.

También en Malasia existen informes recientes y frecuentes sobre la muerte generalizada de camarones de criadero. Este año, un virus recién descubierto atacó establecimientos de cría en el estado de Kedah, afectando a 60 propietarios de criaderos de camarones, y extendiéndose a 40 criaderos del estado vecino de Perak. Murieron casi todos los crustáceos, informó el Utusan Konsumer de mayo de 1995.

En Ecuador, los camarones de criadero fueron afectados recientemente por una enfermedad llamada "síndrome tauro" causada por la contaminación del agua con plaguicidas. Doce mil hectáreas de estanques de camarones fueron cerradas en el Golfo de Guayaquil.

¿Reducción gradual?

En virtud del período de vida aparentemente corto de la acuicultura intensiva, y de los efectos destructivos que provoca en el corto y largo plazo, surge la cuestión de si la modernización de la industria es suficiente o posible o si debería reducirse gradualmente.

Un reciente análisis de costo-beneficio encomendado por la Suprema Corte de la India concluyó que la acuicultura de camarones en dos estados causó más perjuicio económico que efectos positivos. En Andhra Pradesh los costos sociales y ambientales superaron los beneficios económicos a razón de cuatro a uno, mientras que en Tamil Nadu las pérdidas fueron una vez y media superiores a las ganancias.

El tipo de acuicultura intensiva en funcionamiento en estas regiones del Sur no es beneficioso para la población local y, de hecho, causa calamidades a muchas comunidades agrícolas y pesqueras y al medio ambiente.

Con frecuencia tampoco es económicamente viable sino que por el contrario causa pérdidas netas a los países productores. Ha llegado el momento de que los gobiernos revisen sus programas acuícolas y rurales y los organismos regionales e internacionales que financian y promueven la acuicultura reflexionen seriamente sobre los efectos perjudiciales de sus financiaciones y asesoramientos.

(*) Martin Khor es Director de Investigaciones de la Red del Tercer Mundo / Third World Network






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