Instituto del Tercer Mundo  
   EDICION | TEMAS
   No. 139/140 - Mayo/Junio 2003
  Tema de tapa
  Ambiente
  Salud
  Ciberzoo
  Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales
  América Latina
  Libros
 
   Ediciones
   Anteriores
   Ultima edición
 
   Otras publicaciones




Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales


No. 139/140 - Mayo/Junio 2003

Las guerras del petróleo

A pesar de lo que el título pueda sugerir, este artículo no se centra en la guerra declarada por el gobierno de Estados Unidos contra el pueblo de Irak; se enfoca sobre la interminable guerra declarada por los intereses petroleros contra el planeta y sus pueblos.
Muchas son las guerras que han sido declaradas y que aún siguen siendo desatadas alrededor del mundo para asegurar el control corporativo sobre el petróleo. El petróleo es poder y el poder necesita controlar al petróleo. Detrás de los nombres de presidentes y dictadores están los de actores mucho más poderosos: Exxon/Mobil, Chevron/Texaco, Shell, British Petroleum, Elf. Éstos -y sus parientes cercanos- son los que derrocan a presidentes electos y dictadores para reemplazarlos con dictadores o presidentes más amigables.

Muchas de esas guerras ni siquiera son cubiertas por los medios de comunicación, y cuando lo son, el petróleo es rara vez mencionado como su causa de fondo. Un gobierno es derrocado por la oposición armada en un país africano y la noticia sólo abarca el odio entre ambas partes y casi nunca a las corporaciones y gobiernos extranjeros que respaldan a cada una de ellas. En muchos casos, los actores detrás de bambalinas son las empresas petroleras. En Venezuela, un presidente electo ha tenido que enfrentar un golpe y una huelga general por estar sentado sobre un mar de petróleo y por no parecerle lo suficientemente amistoso al poder petrolero de Estados Unidos.

Pero el petróleo no sólo está detrás de guerras civiles, golpes de Estado y campañas electorales presidenciales. El petróleo es también responsable de las innumerables guerras "de baja intensidad", que destruyen comunidades enteras alrededor del mundo y particularmente en los trópicos. Muchas comunidades indígenas y otras poblaciones locales han sido borradas del mapa o han tenido que enfrentar situaciones terribles debido a la destrucción ambiental resultante de la exploración y explotación petrolera en sus territorios, así como de la violación generalizada de sus derechos humanos. Desde Ecuador a Nigeria y desde Indonesia a Chad, el "oro negro" ha sido una maldición para los pueblos locales y su medio ambiente.

Demás está decir que el petróleo también ha desatado la guerra contra el aire y el clima del planeta. La contaminación generalizada del aire afecta a todos los seres vivos, mientras que el cambio climático abre una interrogante sobre el futuro de la Tierra. El uso de combustibles fósiles -y particularmente el petróleo- es claramente responsable de esta situación.

Los gobiernos del mundo han hecho algunos intentos de abordar esta última temática. Han firmado y ratificado la Convención sobre Cambio Climático y el Protocolo de Kioto. En forma similar a lo ocurrido recientemente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en relación a Irak, un gobierno -representando los intereses de las corporaciones petroleras- decidió no ratificar el Protocolo de Kioto porque afectaría sus intereses. Este país -Estados Unidos- resulta ser el número uno en emisiones de CO2 en el mundo y sede de las empresas petroleras más poderosas del mundo. Es por ende responsable de la mayoría de las guerras petroleras -pasadas y presentes- y no sólo de esta última.

En la actual situación, resulta evidente que el sistema de las Naciones Unidas es imperfecto. Quienes llevan a cabo campañas por los bosques, la biodiversidad y el clima se sienten a veces muy frustrados por la falta de acción por parte de las Naciones Unidas en torno a estas temáticas. Pero, pese a su imperfección, resulta igualmente evidente que es mucho más democrático que las decisiones unilaterales tomadas por los poderosos en respuesta a intereses corporativos.

Las guerras -con o sin un componente ideológico- siempre son terribles. Las guerras petroleras -estrechamente vinculadas al dinero y al poder- son aún peores.






Revista del Sur - Red del Tercer Mundo - Third World Network 
Secretaría para América Latina:  Jackson 1136, Montevideo 11200, Uruguay
Tel: (+598 2) 419 6192 / Fax: (+ 598 2) 411 9222
redtm@item.org.uy - www.redtercermundo.org.uy