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Tema de tapa


No. 49 - Octubre 1995

IV CMM DE LA ONU

Las mujeres irrumpen en la escena mundial

por Víctor L. Bacchetta

El Foro de ONGs realizado en Beijing, el mayor de los convocados por la ONU a nivel internacional, fue una demostración de la voluntad de participación de las mujeres de todo el mundo. Para la uruguaya Lilián Celiberti, coordinadora de América Latina y el Caribe en el foro, los resultados de la conferencia oficial no podían ser brillantes, pero permiten abocarse a obtener de los gobiernos metas acordes con los compromisos adoptados. Es otro avance de las mujeres, que no son reducibles a un sector más de la sociedad, sino que se proyectan como un movimiento cultural alternativo, con nuevos paradigmas civilizatorios.

En el proceso preparatorio de la IV Conferencia Mundial de la Mujer, las ONGs de América Latina y el Caribe se organizaron en seis subregiones, a saber: Brasil, México, Andina, el Caribe, Centroamérica y Cono Sur. Lilián Celiberti fue la coordinadora de la sub-región Cono Sur después de la reunión de Mar del Plata, cuando se asignó a Uruguay esa función.

En julio de este año, en el Comité Regional se crearon dos equipos, uno a cargo del Foro de ONGs y otro de la conferencia gubernamental, quedando Lilián como coordinadora del primero. El equipo del Foro, junto con el de comunicaciones, se ocuparon de preparar las actividades de la Carpa Latinoamericana y del Caribe en el marco de ese evento internacional.

A su retorno de Beijing, Lilián Celiberti brindó a la Revista del Sur la entrevista que sigue, en la cual analiza las previsiones de las mujeres de América Latina y el Caribe, los resultados obtenidos en el proceso de la IV CMM, en el Foro y en la reunión oficial, las tareas planteadas ahora y las perspectivas a más largo plazo del movimiento de las mujeres.

- ¿Cuáles fueron los objetivos y las actividades que se planteó el Comité de América Latina y el Caribe en el Foro y cuáles fueron los resultados?

- En realidad, el Foro es un espacio enorme y múltiple, con infinidad de escenarios y actividades, en donde nosotras nos planteamos como objetivo mantener una presencia latinoamericana y caribeña. Esto significaba, por un lado, asegurar una presencia nuestra en los doce paneles centrales del Foro Mundial, para aportar el punto de vista de la región.

Mayor grado de articulación

En lo concreto, América Latina y el Caribe tenían un elemento propio para aportar a la reunión, que era el grado de articulación alcanzado en la preparación de la conferencia por la mayoría de las ONGs de la región, algo que no sucedía en el resto de los continentes. En nuestro caso se dio una articulación muy amplia y muy unida desde el punto de vista conceptual.

Aquí hubo claramente una articulación feminista, feminista en cuanto a sus liderazgos y sus contenidos, que a su vez articuló el movimiento de mujeres latinoamericanas y caribeñas. Nos importaba entonces trasladar algunos de los puntos de vista y elaboraciones de la región a esos escenarios mundiales, donde se iban a confrontar con otras mujeres, con otras realidades, etc.

El otro objetivo era asegurar que la carpa de la región fuera un lugar de encuentro, porque había muchas organizaciones que por primera vez participaban en un encuentro mundial, en un espacio dominado por el inglés como idioma. Los lugares comunes no eran suficientemente grandes y los lugares donde había traducción simultánea eran pocos, por lo que mucha gente que no entendía inglés quedaba al margen.

De las 5.000 actividades programadas para los ocho días, convocadas en español había solamente cinco actividades. O sea que las latinas también convocaron actividades realizadas en inglés. Por lo tanto, para muchas mujeres la carpa iba a ser un punto de encuentro y una reafirmación simbólica, cultural y hasta un contenedor de una cantidad de expectativas, de la necesidad de encontrarse con gente hablando su propio idioma, etc.

Las prioridades temáticas

Buena parte del desarrollo del Foro, en cuanto a la conducción política general, estuvo ocupada por una serie de debates en el propio Comité Facilitador, que era el órgano convocante del Foro de ONGs. Por lo menos en los primeros cuatro o cinco días, el Comité estuvo sumido en una discusión de problemas con el Comité Organizador chino, que motivó incluso, en determinado momento, la convocatoria de una conferencia de prensa que, en muy malos términos, definió algo que para nosotras era políticamente incorrecto.

No tenía sentido generar un enfrentamiento con la organización sede, que desplazaba el eje de lo que las mujeres fueron a hacer a Beijing, que era colocar SUS temas. Había discusiones de otra naturaleza, política o de estrategia internacional, que no fuimos a hacer a China, ni a ningún otro lado que hubiera sido sede de la conferencia mundial. Esto no significa ser prescindentes, sino que no queremos ser utilizadas por ninguna estrategia. Tenemos nuestros propios objetivos y también queremos determinar los tiempos en los cuales ponemos nuestros propios debates y discusiones.

- Esto quiere decir que dentro del propio Comité Facilitador había una controversia importante sobre las prioridades temáticas de la reunión ...

- Pienso que fue una controversia muy de puertas para adentro, a pesar de esa conferencia de prensa y el emplazamiento de 24 horas, sobre lo cual después se dio una marcha atrás. En realidad, las responsabilidades en el propio Comité Facilitador eran muy diferentes, en la medida que el proceso de legitimación de sus integrantes no era el mismo para las distintas regiones.

Campaña de desinformación

En el caso de América Latina y el Caribe, Virginia Vargas fue impuesta como representante por las propias ONGs, a través de un movimiento de firmas, de cartas, etc., frente a una designación de Naciones Unidas poco representativa y no reconocida por las ONGs. Por lo tanto, desde el inicio hubo una relación distinta entre las integrantes del Comité Facilitador y las correspondientes estructuras regionales y nacionales de las ONGs.

Hubo también una campaña previa de desinformación en relación a qué cosas íbamos a encontrar en China, que hizo que muchas mujeres llegaran pensando que se estaba haciendo el foro en un país en donde no había nada, se iba a pasar hambre, etc. Parecen aspectos menores pero pensamos que hubo un rol no demasiado conductor de quien ofició como Comité Facilitador de la realización del foro, en cuanto a facilitar efectivamente la participación de las mujeres que querían ir a Beijing en función de sus temas y sus objetivos.

En el desarrollo mismo del Foro se exageraron denuncias que tenían que ver con preconceptos respecto de la realidad china, como por ejemplo el tema de las fotografías y los controles, etc. A mí, personalmente, la verdad es que no me importa si alguien me saca fotografías, porque estoy haciendo un foro que es una actividad pública y desafía a cualquier sistema autoritario de control, porque si no quisiera desafiarlo me hubiera quedado en Uruguay.

Una expresión de civilidad

De todas maneras, el Foro fue una expresión magnífica de cultura, de civilidad de las mujeres, entre otras cosas porque convivieron posiciones absolutamente contrarias. Por ejemplo, cuando en nuestra carpa discutíamos los derechos reproductivos, afuera pasaba una procesión con la virgen María, sin que hubiera lugar a agresiones de ningún tipo. A mí me parece que esa es una expresión de tolerancia, de ejercicio de democracia, tal vez también porque desde nuestra postura tampoco teníamos miedo a esas manifestaciones que en algunos países expresan a la mayoría de la población.

El Foro tuvo múltiples escenarios, imposibles de abarcar, con una diversidad de ámbitos de elaboración, de intercambios, de reflexiones, de talleres, de posturas y de ejes temáticos infinitos, porque nadie por más que tuviera todo el día podía recorrer todas las actividades. Incluso los grandes espacios programados para realizar sesiones plenarias apenas si tenían lugares para 3.000 mujeres, lo cual significaba que había miles que quedaban afuera, a pesar de haberse inscripto para asistir a esa actividad. Tal vez un resumen de todo esto sólo salga después de una investigación que analice cuántos paneles se realizaron, cuántas personas intervinieron, qué cosas se hicieron, etc.

Hubo fenómenos bastante interesantes como la presencia de hombres en el Foro, en dos vertientes, la más tradicional de los hombres fundamentalistas que iban a acompañar a las mujeres religiosas, hasta la de los interesados en la temática de género, sobre todo docentes e investigadores que están trabajando en cátedras de género. Esto me pareció un hecho muy novedoso con respecto a instancias anteriores, del proceso de discusión de la plataforma, como la Conferencia de Nairobi, etc., que indica un crecimiento en el interés de esta temática dentro del ámbito específicamente académico.

Expectativas previas a Beijing

- ¿Cuáles eran las expectativas con las que ustedes asistieron a la conferencia y cuál fue la realidad con que se encontraron?

- Nosotras habíamos definido una serie de estrategias que no se desarrollaban sólo en Beijing. Estuvo todo el trabajo previo, la elaboración, el seguimiento y la aprobación después, en Santiago de Chile, de la plataforma regional, que nos dio la posibilidad de trabajar muy cerca de los gobiernos. Por lo tanto, nosotras llegábamos a la conferencia con una serie de compromisos acordados por los países de la región, en cuanto al mantenimiento de los compromisos de las cumbres anteriores, a no retroceder en el lenguaje, etc. Estos eran acuerdos básicos, aún sabiendo que algunos países irían a presentar reservas, como Argentina, Ecuador, Guatemala tal vez, pero conociendo muy bien la realidad gubernamental de todos los países de la región.

Pensábamos sí, a pesar de algunos avances logrados -algunos paréntesis (*) que se habían sacado- en la reunión de Nueva York, que habría dificultades, que la Plataforma no iba a ser "magnífica", porque en realidad se trataba de retirar paréntesis y no de avanzar. Nuestra evaluación previa era que teníamos que lograr retirar la mayor cantidad de paréntesis, que no se iban a dar saltos más allá de esos puntos, que eran el mantenimiento básico de los acuerdos anteriores, del lenguaje ya aceptado en conferencias anteriores.

La libre opción sexual

Ciertas estrategias previas desarrolladas por el Opus Dei, por lo menos en nuestra región, nos hacían temer que se diera un enfrentamiento parecido al del Cairo, cosa que realmente no se dio y pasaron a ser temas más importantes otros, como los recursos para la implementación de la Plataforma. Obviamente, creo que nosotras tampoco creíamos que fueran a permanecer en la Plataforma algunos puntos, como el de la libre opción sexual o el reconocimiento, entre los distintos tipos de familia, de la familia lesbiana u homosexual.

Sin embargo, me pareció muy importante el hecho de que una buena parte de los países, encabezada por Sudáfrica -un país de Africa, un país del Tercer Mundo, y un país que está construyendo su camino a la democracia, después de una situación histórica muy dramática-, sostuvieran en un debate la no discriminación de las diferentes opciones sexuales. Si miramos lo que quedó en la Plataforma, podría leerse como un aspecto negativo, pero si lo miramos en términos de un debate, en donde cuatro meses antes el Opus Dei llevó adelante una campaña en toda la región -tan orquestada estuvo que, con leves variantes de puntuación y de palabras, los mismos artículos aparecieron en todos los países-, contra lo que llamó "la cumbre de las lesbianas", creo que hubo logros.

El Foro son muchos foros

El Foro de las ONGs en la IV CMM ha sido el foro de la sociedad civil más grande hecho hasta ahora, de los convocados por Naciones Unidas a nivel internacional. Y esto puede ser analizado desde varios ángulos. Hay un primer balance, más general, desde el ángulo de la irrupción de la mujer en una escena pública. En la subjetividad femenina, esa participación se vive como una presencia sin mediaciones, sin representaciones, y me parece que eso tal vez ha motivado la voluntad, de miles y miles de mujeres más, de ir a Beijing.

Para mí fue emocionante, en el espacio pequeño de nuestra región, ver mujeres de extracciones tan diferentes con una voluntad de estar en la conferencia. Como algunas mujeres de Brasil, que nunca habían salido de su territorio, de su ciudad, y estaban en China. Esa expectativa de las mujeres en el significado de la conferencia, tal vez más fuertes las expectativas que el significado en sí, se reflejaron en el Foro. Por eso, el Foro son muchos foros.

Otro balance del Foro es que fue un impacto internacional en sí mismo, tal vez por esa propia diversidad, porque no era solamente un espacio de especialistas, de expertas en cabildeo ("lobby"). Incluso la cantidad de gente y de ONGs que se acreditaron para estar en la conferencia, no son entidades que tengan la vocación de hacer un seguimiento de las instancias internacionales de Naciones Unidas, sino que tenían la voluntad de impulsar en esta Plataforma los mejores resultados para las mujeres. Estas cosas significan un aprendizaje.

En eventos de este tipo vemos a los países actuando y argumentando, aunque también a veces las actitudes públicas no van acompañadas de un compromiso real. Por ejemplo, las fundamentaciones absurdas, a fines del Siglo XX, de países que se niegan a reconocer o que hicieron reservas sobre el derecho a la herencia igualitaria. Para muchas, vivir esto es el mejor aprendizaje de política internacional o del mundo en que vivimos, más allá de cualquier clase, simplemente viendo actuar a los países frente a temas concretos, puntuales, etc.

Manifestación latinoamericana

- Las mujeres de América Latina y el Caribe se hicieron notar especialmente en la conferencia mediante una manifestación en la cual se destacó la prescindencia en los debates oficiales de ciertos temas económicos, ¿por qué?

- Hubo dos debates que marcaron para nosotras, como latino-caribeñas, la necesidad de hacer una manifestación en el espacio de la conferencia. Uno comenzó con el tema del desarme nuclear, en donde los países desarrollados, fundamentalmente la Unión Europea y Estados Unidos, argumentaban que ésta era una agenda de género y, por lo tanto, no se debían incluir temas que están en debate en otras conferencias.

Para nosotras este no es un argumento válido. Obviamente, la agenda de género no la vamos a negociar y transar por otra agenda, pero reivindicamos el derecho a opinar sobre cualquier tema. De la misma manera se planteó otro debate, sobre la feminización de la pobreza, el efecto de las políticas de ajuste estructural para las mujeres, etc.

Esto era un aspecto de los debates, cuando estamos planteando participación de las mujeres estamos planteando el derecho de opinar sobre cualquier tema, que a mí me interesa por el hecho de ser mujer, porque también como mujeres tenemos identidades múltiples, somos trabajadoras, somos estudiantes, etc. El ser mujer no es un bloque, una identidad única y homogénea, sino que tiene que ver con todas las otras identidades también.

También un tema económico

Pero además, en cuanto a con qué recursos y de qué manera, a cuáles son los compromisos reales en la ejecución de esta Plataforma, también se generó un debate en donde los países desarrollados sostienen que ese es un problema de voluntad política y que la discriminación de las mujeres es un problema cultural.

Por supuesto, estamos de acuerdo en que es un problema cultural, pero pensamos que no es solamente cultural. Básicamente es una concepción ideológica, es un patrón cultural que atraviesa, por tanto, a sectores sociales diferentes, pero también hay repercusiones específicas para sectores de mujeres específicos. Y, sin duda, las mismas cadenas culturales pesan de manera distinta en las mujeres más pobres que en las menos pobres.

La violencia doméstica es un problema que atraviesa todos los sectores sociales y, sin embargo, cuando una mujer es más pobre, menos recursos tiene, más hijos tiene, menos está capacitada para empoderarse de su propia vida y, por tanto, romper esa cadena de violencia, dejar su casa y reconstruir su vida. Esto es un hecho que no necesita demasiada fundamentación.

Por otro lado está el tema de los recursos para implementar los acuerdos. Todos sabemos que, en las últimas conferencias, los compromisos concretos para llevar adelante los acuerdos que salen de las plataformas de acción son, cada vez, menos compromisos. Hay un gran crecimiento en términos de cultura política internacional, respecto a cómo encarar las soluciones de temas fundamentales para la Humanidad, y las políticas concretas económicas, de los bloques regionales, etc., van por otro lado, exactamente el lado contrario.

Por más que nuestros países puedan contar con algunos financiamientos de las agencias internacionales, eso no es lo único que apunta a la solución real de los problemas planteados en la Plataforma, que supone equidad, justicia y políticas públicas globales que se chocan con la realidad de reducción del gasto público, políticas económicas de contención, etc.

Del discurso a la realidad

O sea, no se nos escapa a nosotras que, entre el discurso de la Plataforma y la realidad de su aplicación, está en el medio el tema de la justicia económica, como gran tema, y los modelos de desarrollo, sobre todo para regiones como las nuestras, y de los recursos y mecanismos con los cuales se van a evaluar los compromisos de esta Plataforma. Estos son los temas de fondo, no sólo de esta Plataforma, podríamos hablar de Rio, de la Eco'92 ...

Esto se inscribe asimismo en un momento de la política internacional en donde se fortalecen las posiciones más conservadoras. Esta es la realidad en que nos movemos y, por lo tanto, forma parte de las cuentas con que tenemos que hacer el balance de la Plataforma de Acción. De esta o de cualquiera.

Todos sabemos lo importante que fue la Agenda XXI. Y bueno, después de la Cumbre de la Tierra, Francia dice NO, se postergan los acuerdos internacionales sobre desarme nuclear, etcétera, etcétera. Pero no por eso vamos a dejar de decir que la Eco'92 fue un hito importante para el movimiento civil que trabajó en ese proceso, porque generó conciencia, tal vez en la ciudadanía más que en los gobiernos. Creo que acá pasa un poco lo mismo.

- ¿Después de Beijing, qué?

- Hay algunas cuestiones que están claras. A nivel de la región, ya antes de la conferencia, teníamos aprobado el Plan de Acción Regional, que nos parece un compromiso básicamente aceptable como espacio de negociación con los gobiernos, para trabajar y poner en ejecución algunas medidas. Todas tenemos un balance de que en nuestra región se crearon algunos mecanismos que en la mayoría de los países son absolutamente marginales, tipo Institutos de la Mujer, marginales de la política y de la ejecución real de los programas de gobierno, de los presupuestos nacionales, etc.

No está dicho que, por más democrático que pueda ser un partido o un gobierno local o nacional, tenga claro qué es una visión de género y aplique políticas sociales con dimensión de género. Ni las propias organizaciones sociales todavía tienen demasiado claro cuál es el rol de las mujeres y muchas de las políticas públicas de alguna manera se basan en la utilización del trabajo femenino como una fuerza social importante a tener en cuenta pero no de poder. No le otorga ni le significa crecimiento de poder.

En Beijing hemos coincidido en que ahora "la pelota" vuelve a lo nacional. Hay un Plan de Acción, hay algunos compromisos de algunos gobiernos. Tenemos que lograr que ese Plan de Acción se arraigue en lo nacional. Y que no pase lo de Nairobi, en que hay algunos mecanismos, los gobiernos los incorporan más o menos, pero en los hechos dependen de las personas que los llevan adelante y del apoyo de la cooperación internacional, que ha dado vida a los institutos o a las políticas en relación a la mujer.

Negociar metas concretas

En ese plano nos parece que una primera tarea del pos-Beijing es trasladar la cuestión al nivel de los Estados nacionales, en función de las plataformas aprobadas, tanto la internacional como la regional, y empezar a pensar compromisos concretos y metas concretas de esos compromisos.

Ahora es nuestra responsabilidad sentarnos y decir, bueno, de esta Plataforma vamos a elegir tres o cuatro ejes temáticos, sobre los que vamos a negociar con el gobierno local, y de qué manera, en cinco años, se logran estas y estas metas. Pienso que hemos ganado cierta experiencia y cierta madurez como ONGs para poder hacer eso. Creo que este es el primer eslabón.

En cuanto a seguimiento general, estamos discutiendo. Tendremos nuestras instancias subregionales y, después, una evaluación regional, para ver cómo proyectamos la semi-estructura que nos hemos dado en este tiempo para mantener un espacio de articulación regional y subregional.

En el caso de las subregiones, en la medida en que hay también en curso procesos de integración, caso el Mercosur, etc., podríamos tener un espacio de encuentro que nos permita comparar, hacer un seguimiento de las políticas públicas en cada país, etc.

Estas son algunas líneas de trabajo que no están totalmente definidas. Lo único que está claramente definido es que para nosotras la Plataforma continúa ahora a nivel nacional, para lograr efectivamente compromisos de metas, en función de los acuerdos y metas definidos en la Plataforma internacional.

Pluralismo y diversidad

- Luego de todo este proceso de discusión y de articulación vivido con motivo de esta conferencia, ¿cómo podrías definir el estado actual del movimiento de las mujeres?, ¿se visualiza una perspectiva?, ¿en qué dirección?

- Es toda una discusión. Nosotras organizamos un panel en Beijing, que se llamó Metaforo, porque nos pareció un foro dentro del foro, la posibilidad de pensarnos y de pensar la utilidad o no de las conferencias, de las plataformas, qué buscamos, qué queremos. Fue bien interesante, aunque apenas quedó abierta la discusión, porque teníamos muy poco tiempo.

Creo que, efectivamente, hay que hablar de "movimientos" de mujeres, hay realidades muy distintas, es muy diverso. En América Latina, cada una de las identidades va viviendo el proceso que ya vivieron otras. Primero, para existir, es necesario conformarse con una identidad fuerte, que generalmente se opone, se separa de las otras. Pasa con las negras, con las lesbianas, con las indias. Recién en este proceso de Beijing logramos establecer un espacio de articulación entre los movimientos feministas de mujeres y el movimiento indígena latinoamericano, que tiene reivindicaciones muy específicas, etc.

Lo que me parece el centro de toda esta experiencia, que atraviesa a todos los movimientos y que nos pone en común, es un movimiento más de tipo cultural, que quiere expresarse en un espacio de elaboración. Creo que el movimiento feminista ha sido y es eso, más una forma de pensar la sociedad y las distintas articulaciones en la sociedad, de replantear una cultura con otros ejes, otras incorporaciones y con otros símbolos.

Movimiento cultural alternativo

De todas formas, como movimiento cultural se expresa en muy distintas cosas, pero en lo concreto lo común es la posibilidad de decir de qué manera impregnamos una política pública, una relación con el Estado, de ejes que signifiquen cambios para la mayoría de las mujeres, en la educación, en la salud, etcétera. Creo que ese es el mayor aporte de la experiencia que realizamos en torno a la Plataforma, la posibilidad de decir ésta es la Plataforma que queremos, éstas son las políticas que queremos, pero no agota en absoluto las posibilidades del movimiento.

Podemos levantar una serie de reivindicaciones que garanticen espacios mínimos de democracia, pero a su vez esas reivindicaciones significan cambios culturales más profundos, que suponen facilitar y generar fuerza desde las propias mujeres. Me parece que sin eso no hay ni Plataforma, ni políticas públicas, ni nada que pueda garantizar efectivamente un cambio cultural profundo.

- Al calificarlo como un movimiento cultural, más allá de las esferas del Estado y de la política vigentes, ¿qué relación tendría con el marco cultural más amplio de nuestras sociedades y con la tan comentada crisis de paradigmas?

- Para mí es un movimiento cultural alternativo. Cuando se habla desde el feminismo, hay una ruptura con los paradigmas vigentes. Generalmente tratamos de trasladar a nuevos paradigmas o utopías la visión totalizadora que nos preserve de una crisis general de valores. Yo no creo en esto; la idea del progreso, que de alguna manera animaba a la derecha, a la izquierda y al centro, ha quedado en cuestión como paradigma civilizatorio.

El feminismo significa para mi la posibilidad de pensar nuevos paradigmas civilizatorios, como una relación diferente entre los géneros, una construcción diferente de los seres humanos, de su rol y de sus poderes en términos de equidad e igualdad. Esto es nuevo, creo que no ha habido una sola cultura en la Humanidad que diera cuenta de ese germen potenciador de una igualdad real. Hasta ahora no se ha pensado ninguna sociedad en términos de equidad, de igualdad de género, de seres humanos diferentes pero relacionados entre sí en pautas democráticas.

Una construcción inédita

Cuando hablo de movimiento cultural me refiero a esto y, sin duda, que desde esa percepción hay una construcción cultural distinta, que podría llegar a ser una respuesta a nuevos paradigmas sociales. Tal vez por el signo de los tiempos uno tiene mucha cautela en sentar estas cosas como la verdad revelada de nuevos paradigmas universales, pero si creo que hay algunas cuestiones básicas que nos estamos cuestionando desde este enfoque.

Por ejemplo, el reconocimiento de las diversidades, que es uno de los puntos centrales en la construcción social, ¿hasta qué punto se articula en una cosa más unitaria? Porque hay una tendencia a corporativizar las identidades, a fragmentar las sociedades, incluso las representaciones sociales.

Estos son algunos de los temas que estamos pensando desde el feminismo y fundamentalmente a partir de la práctica. Con todas esas cautelas, me siento en un movimiento que tiene muchas interrogantes y que tiene algunas respuestas, pero respuestas que van en el sentido de una construcción basada en la igualdad de género y en el reconocimiento de la diversidad, una construcción de la cual la Humanidad no ha dado cuenta hasta ahora.

(*) Las objeciones o reservas de los países al proyecto utilizado como base de las negociaciones se señalan por medio de paréntesis, indicando que esa parte del texto no cuenta con los votos necesarios para su aprobación.


30.000 mujeres en el Foro

En el Foro de ONGs que se clausuró en Huairou, China, el pasado 8 de setiembre, alrededor de 30 mil mujeres asistentes a este evento mundial realizaron cerca de 5000 paneles en donde intercambiaron experiencias y estrategias. Entre los paneles, los dedicados al tema de las comunicaciones y las nuevas tecnologías aplicadas a este campo, suscitaron una amplia expectativa, por la importancia estratégica que tienen para la acción del movimiento de mujeres.

- Asesor de género en ONU

La designación de un asesor sobre cuestiones de género en la secretaría general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) representa un gran avance, dijeron observadores en la IV CMM. El acuerdo entre los 189 países presentes en la reunión surgió ante la preocupación por el relativo olvido del tema de la condición del género en el sistema de la ONU, explicó el director de la División para el Adelanto de la Mujer del organismo internacional, John Mathiason. Los gobiernos en Beijing acordaron además el fortalecimiento de la Comisión de la ONU sobre el Estatuto de la Mujer, que fue la encargada de los preparativos de la IV CMM.

- Comité de DDHH excluido

La presidenta del comité de seguimiento de la Convención para la Eliminación de todas las formas de Discriminación Contra la Mujer (CEDCM), Ivanka Corti, señaló que su organización no pudo intervenir en los debates de la IV CMM. El comité, conformado por 23 mujeres de todas las regiones del mundo, organizó paralelamente a la conferencia varias reuniones sobre la CEDCM, el único tratado internacional sobre derechos humanos de la mujer. Pero sus miembros solo asistieron en calidad de invitados, no pudieron intervenir en el debate de la Plataforma de Acción ni de la declaración final, los documentos principales de la reunión.

- Las ancianas ignoradas

Grupos de ancianas participantes de la IV CMM acusaron a los gobiernos de no combatir efectivamente la discriminación jurídica y social contra cientos de millones de mujeres de la tercera edad. ''Se tiende a considerar a las mujeres que pasaron la menopausia como descartables'', dijo la australiana Heather Johnson, presidenta del Consejo de la Tercera Edad, miembro de la Unión de Mujeres Ancianas. ''Las ancianas hemos sido ignoradas en la plataforma de acción de la conferencia, en la que se habla siempre de 'mujeres y niñas' pero en ningún momento se diferencia a las primeras por edades'', agregó Johnson.

- Discriminación racial

Mujeres negras de todo el mundo realizaron una manifestación de protesta en la IV CMM para promover la inclusión de una referencia a la raza en la declaración final. Las autodenominadas "mujeres de color del Norte y el Sur", convocaron una reunión para tratar lo que llamaron "una situación de crisis", porque el tema de la raza fue casi ignorado en las discusiones sobre la Plataforma de Acción y totalmente omitido en la Declaración de Beijing, un documento anexo de la conferencia.

- La lista de los compromisos

De unos 150 gobiernos que hablaron en el plenario de la IV CMM, 70 asumieron compromisos nacionales, pero en muy pocos casos dijeron cómo y cuándo se van a poner en práctica. Por eso, las ONGs se ocuparon en registrar la lista de los compromisos, que servirá a los grupos de mujeres en cada país para reclamar su concreción. Los países del Sur fueron los que hicieron mayores promesas, y en campos que tocan a la supervivencia de las mujeres, como el acceso al agua potable, a la tierra o la erradicación de la violencia.

- Impacto del ajuste estructural

La globalización y las políticas de ajuste estructural son la gran amenaza que se cierne sobre el bienestar y los derechos económicos de las mujeres, señalaron las ONGs convocadas por el Caucus Mundial de Justicia Económica, en el marco de la IV CMM. Se presentaron evidencias sobre el fracaso del actual modelo económico que considera al mercado como la mejor manera de distribuir los recursos, incluyendo los servicios sociales. Al evidenciar que los gobiernos ignoran las causas estructurales de la pobreza, las ONGs exigieron liberar fondos para la inversión social y convertir los gastos militares en gastos sociales.

- Latinoamericanas y caribeñas

Las mujeres de América Latina y el Caribe demandaron a todos los gobiernos que aseguren la justicia económica para todas/os, promoviendo soluciones para la pobreza y las desigualdades económicas. Para ello propusieron: prácticas alternativas de comercio con precios justos de intercambio; políticas de inversión que aumenten el control de las mujeres sobre los recursos; políticas fiscales que promuevan la distribución equitativa de la riqueza; análisis de las políticas económicas desde la perspectiva de género y sistemas de cuentas nacionales que incluyan el trabajo remunerado y no remunerado de las mujeres.

- Cortina de humo ahoga acuerdos

Los países desarrollados lograron tender una cortina de humo que bloqueó en la IV CMM la discusión de temas centrales para las mujeres de las naciones del Sur, como la pobreza, la economía y el control de armamentos. A la vez, la Unión Europea y Estados Unidos hicieron postergar la discusión de un párrafo en favor de la eliminación de las armas nucleares y contra las pruebas en las que se utilizan.

- América Latina: fundamentalismo

La IV CMM evidenció la existencia de un fundamentalismo católico en varios gobiernos de América Latina, impulsado por grupos ultra-conservadores de esa iglesia. Ríos de tinta corrieron estos años sobre el fundamentalismo islámico en países musulmanes y sobre el peso de grupos religiosos conservadores en Estados Unidos detrás de la supremacía política del Partido Republicano. Pero el Foro de las ONGs y la IV CMM mostraron a gobiernos latinoamericanos asumiendo las posiciones más conservadoras del catolicismo, sobrepasando incluso a las oficiales del Vaticano.

- El trabajo no remunerado

Las mujeres se anotaron una gran victoria en la IV CMM al poner de acuerdo a países ricos y pobres sobre la valoración del trabajo no remunerado de la mujer. Después de prolongadas negociaciones a puertas cerradas, los países en desarrollo y los industrializados acordaron incluir en la Plataforma de Acción un párrafo referido a la medición del trabajo no remunerado y a su reflejo contable. Según lo resuelto, el trabajo no remunerado de la mujer deberá ser medido en términos cuantitativos, y su valor reflejado en las llamadas cuentas satélites de la economía, como ocurre ahora con el producto del sector informal.

- Medios omisos en EE.UU.

La información brindada por los medios de Estados Unidos durante la IV CMM ocultó al ciudadano común los temas esenciales sobre la condición del género tratados en la reunión. El lector de diarios o televidente común podía pensar que lo que sucedía en la conferencia se limitaba al ataque de las delegadas de su país, incluyendo a la esposa del presidente Bill Clinton, al aparato represivo del gobierno chino. Los artículos e imágenes televisadas mostraban policías chinos empujando y haciendo retroceder a activistas, incluyendo delegados de Estados Unidos, y políticos estadounidenses hablando sobre las tensas relaciones con China.

- La religión musulmana

"Las ONGs árabes sostienen que las religiones en la región deben ser comprendidas correctamente como fuentes de desarrollo y tolerancia", expresó Hoda Badran, coordinadora de las ONGs árabes en la IV CMM. Los principios religiosos "no contradicen la igualdad entre ambos sexos ni excluyen los derechos de la mujer", agregó Badran. El fundamentalismo religioso ha crecido en la zona y algunos países han visto un aumento en la violencia contra mujeres y niñas. Muchos grupos árabes en la IV CMM denunciaban el extremismo, pero también insistían en que la Plataforma de Acción debía respetar los valores religiosos.

- El mensaje de Beijing

''La prueba de la torta esta en su sabor'', dijo la senadora filipina Leticia Shahani-Ramos, al resumir el desafío de traducir en acciones las muchas palabras escritas y dichas en la IV CMM. Todo se reduce a la forma de divulgar lo acordado por 189 países en Beijing y a asegurar la aplicación de la Plataforma de Acción de 140 páginas sobre la igualdad de la mujer. Según varias ONGs, difundir los mensajes de Beijing y hacer saber a las mujeres cuáles son sus derechos, requerirá una campaña masiva que desafíe los estereotipos de los medios de comunicación.




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