No. 50 - Noviembre 1995
Las trasnacionales han sido las principales responsables de la migración de riesgos industriales; muchas normas vigentes en los países en desarrollo sobre seguridad industrial, en particular sobre el contacto de los trabajadores con sustancias tóxicas, fueron establecidas por esas compañías.
Las trasnacionales han sido las principales responsables de la migración de riesgos industriales; muchas normas vigentes en los países en desarrollo sobre seguridad industrial, en particular sobre el contacto de los trabajadores con sustancias tóxicas, fueron establecidas por esas compañías
Las trasnacionales de Japón, Suiza, Alemania, Francia y Taiwan parecen haber enfrentado un examen de sus normas mundiales y las publicaciones de tipo industrial y comercial dicen muy poco ahora acerca de la línea de conducta de las empresas y la aplicación práctica de las mismas.
A su vez, el Código de Ética definido por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) sobre Comercio Internacional de Químicos estableció que los fabricantes deberían cumplir las exigencias de los países de procedencia así como los de la compañía matriz o contratista.
De acuerdo con el especialista Barry Castleman, del cual incluimos un artículo en el tema de tapa de este número, este código es una especie de excusa oficial para las trasnacionales que suministran menor protección en los países en desarrollo que la que se les exige en sus países de procedencia.
Las trasnacionales detentan el mayor poder en la determinación de los tipos de tecnologías que pueden ser transferidos a Asia, Africa, América Latina y Europa Oriental y Central. Y en calidad de tales, tienen la obligación moral y ética de instrumentar a la brevedad líneas de conducta mundiales para eliminar la dualidad de criterios con respecto a la salud pública y el medio ambiente.
Las generaciones actuales y futuras se verán perjudicadas por el ritmo lento de transferencia de tecnologías mejoradas a todo el mundo. Los gobiernos, concluye Castleman, tienen por tanto la obligación de controlar críticamente los proyectos industriales y comerciales. La efectividad de este proceso dependerá en gran medida de la apertura del proceso a la participación del público.
En otro artículo, Martin Khor relata que gracias a las influencias ejercidas por ONGs y pese a los intentos de obstrucción de varios países (notoriamente Estados Unidos), la reunión de especialistas gubernamentales realizada en Madrid llamó a adoptar en forma urgente medidas internacionales para controlar los efectos ambientales y sanitarios negativos de la biotecnología.
Hubo sin embargo un conflicto entre los países en desarrollo que insistieron en la necesidad de un protocolo de bioseguridad jurídicamente obligatorio y algunos países industrializados que preferían solo lineamientos voluntarios.
Siguiendo con los balances del proceso y los resultados de la IV Conferencia Mundial de la Mujer, recién realizada en Beijing, China, incluimos esta vez un análisis de Vandana Shiva. La prestigiosa ecologista y feminista india realiza una crítica severa de la actuación del Comité Facilitador del foro de ONGs, por su tentativa de desviar los temas en debate en la conferencia, y defiende el punto de vista de las mujeres del Tercer Mundo, para quienes la justicia de género debe ir acompañada de la justicia ambiental, económica y social.
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