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Biodiversidad


No. 52/53 - Enero/Febrero 1996

La biotecnología puede agravar problemas del agro

por Vandana Shiva

La amarnath o ramdana, característica de los sistemas agrícolas tradicionales de India, es el cereal de mayor valor nutritivo del mundo. Sus hojas y tallos también son nutritivos y contienen más del doble de proteínas que otros cereales. Además, es inocua para el medio ambiente.

El profesor Ashish Dattal, de la Universidad Jawaharlal Nehru, y el Departamento de Biotecnología solicitaron derechos de patente por transferir el gen que codifica la proteína en la amarnath a otros cereales como el arroz y el trigo. La patente, que será aplicable en Estados Unidos y Europa, cubrirá el proceso de aislamiento del gen y la transferencia o el mecanismo para la transferencia del gen a otros cultivos.

¿Qué consecuencias tiene la patente de un cultivo transgénico que utiliza genes de amarnath, sobre la biodiversidad y la salud y la nutrición humanas?

Consecuencias para la nutrición humana

Se ha dicho que los cultivos transgénicos aumentarán el nivel proteico de los aceites comestibles. Sin embargo, si se comparan los elementos nutritivos que ofrece la amarnath queda demostrado claramente que esta afirmación es falsa.

La amarnath no es tan sólo una fuente de proteínas. Tiene también un alto contenido de calcio y hierro. Estas múltiples y complejas propiedades nutritivas no se transfieren al cultivo transgénico. La transferencia del gen proteico de la amarnath al arroz, por ejemplo, no crea una nutrición de conjunto; la disminuye.

Además, la gente no come el arroz solo, lo come con dal. El equilibrio resulta de la combinación de ambos alimentos, no del arroz solo. Al intentar aumentar el contenido proteico del arroz a través de la ingeniería genética se niega el dal como fuente de una composición proteica balanceada.

Además, el arroz transgénico no tendrá la misma resistencia de la amarnath: será vulnerable a las enfermedades, las plagas y la sequía, por lo cual necesitará un uso intensivo de productos químicos y agua. El desarrollo de un cultivo transgénico con genes de la amarnath provocará el desplazamiento de la propia amarnath en la medida en que las compañías que invierten en investigación y patentes tendrán que promover la difusión de transgenes.

Los genes de la amarnath manipulados genéticamente en el arroz se sumarán a los costos ambientales de la agricultura en lugar de reducirlos, y eso no contribuirá a lograr que la agricultura sea sustentable, sino todo lo contrario.

Organismos transgénicos e importancia del entorno

Por otra parte, a través de los cultivos transgénicos pueden introducirse nuevos riesgos a la salud.

La concepción extrema de determinismo genético para el cual cada carácter específico de un organismo está encodado en un gen específico, estable, de forma tal que la transferencia de un gen da como resultado la transferencia de un carácter, ha sido rechazada por la mayoría de los biólogos y la comunidad intelectual. Esa noción no tiene en cuenta las complejas interacciones entre los genes y sus productos que intervienen en el desarrollo de todos los caracteres.

En muchos casos ha sido imposible predecir las consecuencias de transferir un gen de un tipo de organismo a otro. Además, el cambio del entorno celular y general de un gen puede producir una catarata de cambios impredecibles que podrían ser hasta nocivos.

La esencia de un genoma es su auto-organización: elementos que se amalgaman entre sí. Los complejos de genes efectivos forman conjuntos coherentes que varían dentro de modelos generalmente estables. No obstante, es sabido que los genomas de todos los organismos están sujetos a una serie de procesos desestabilizadores, de tal forma que los genes transferidos pueden mutar, trasponerse o reubicarse dentro del genoma, e incluso pueden ser transferidos a otro organismo.

Indeterminación e incertidumbre

Como consecuencia de la ingeniería genética, los circuitos de control estabilizadores o "amortiguadores" están expuestos a la desorganización, amenazando así la estabilidad de organismos y ecosistemas.

En las plantas transgénicas, particularmente, existen abundantes pruebas empíricas de que la ingeniería genética es indeterminada e incierta. Un ejemplo clásico es el gen A1 del maíz, que ha sido introducido a un mutante de floración blanca del híbrido Petunia, que dio como resultado plantas transgénicas con colores de floración que van del rojo ladrillo al blanco, pasando por el jaspeado. No obstante, durante un ensayo de campo de 300.000 plantas, la cantidad de plantas que producen flores con pétalos blancos o jaspeados y de plantas con una floración débilmente pigmentada varió durante la estación.

El estudio relacionó la estabilidad del material transgénico con el estrés ambiental y los factores endógenos tales como la edad de la planta madre. También se ha comprobado el efecto de los factores ambientales sobre la estabilidad de la expresión transgénica en la alfalfa transgénica.

Los estudios con plantas de arroz manipuladas genéticamente para resistir el kanamycin demostraron no solamente que este rasgo, si bien heredado, no se expresaba en la progenie, sino también que ocurría una ampliación o pérdida de genes en la progenie de la misma planta madre.

Problemas como la amortiguación o eliminación del gen heredado sugieren que este fenómeno resulta de eventos que son parte integral de la normal expresión genética de las plantas. De esta forma, las plantas reconocen que el ADN extraño no es conocido; pero todas las evidencias apuntan a la posibilidad de que el ADN recientemente integrado pueda ser reconocido como extraño.

La "bio-inseguridad"

La falta de predicción y la incertidumbre propias de la ingeniería genética tienen serias consecuencias a dos niveles: el de la "bioseguridad" de los organismos transgénicos y el de las patentes sobre ellos.

Las mencionadas características descartan manejar la "seguridad" de los organismos manipulados genéticamente como noción previa. A medida que los cultivos transgénicos abandonen el ambiente controlado de los viveros de investigación y queden sujetos a las variaciones naturales de los campos de los agricultores, los problemas asociados con la inestabilidad transgénica irán creciendo en magnitud.

Dattal, uno de los solicitantes de la patente sobre el gen de la amarnath, es también presidente de la comisión india encargada de decidir las reglamentaciones de bioseguridad. Hace poco, dicha comisión permitió a la compañía india Proagro Seed y a Plant Genetic Systems (PGS), de Bélgica, introducir deliberadamente brassica híbrida (que incluye mostaza y semilla de colza) y tomate híbrido en la Central de Investigaciones Proagro de Gurgaon, cerca de Nueva Delhi. La variedad de tomate que contiene un gen Bt y la mostaza tendrán tolerancia al herbicida Basta producido por Hoechst. El Departamento de Biotecnología sostuvo en primera instancia que la introducción de ese organismo modificado genéticamente era segura, y luego admitió que la información sobre bioseguridad en la cual se basó la concesión del permiso fue suministrada por PGS a partir de su propio trabajo en este campo.

La tolerancia a los herbicidas instalada a partir de la manipulación genética conlleva enormes riesgos ambientales. Una de las preocupaciones primordiales es que esas plantas resistentes podrían a su vez convertirse en maleza, o transferir su resistencia a variedades silvestres de la misma especie, que a su vez podrían convertirse en supermaleza. Esto podría ocurrir en especial en países que han desarrollado el cultivo en forma prioritaria y donde todavía existen numerosas variedades elaboradas por los agricultores.

Un estudio dirigido por el especialista en genética Norman Ellstrand, de la Universidad de California, Riverside, confirmó que los rasgos genéticos de los cultivos pueden ser transferidos a especies afines silvestres incluso por variedades híbridas a través de la simple polinización. Además, ese tipo de variedades promoverán un aumento en el uso de herbicidas.

Del mismo modo, la ingestión del gen Bt también demostró ser menos efectiva y más peligrosa de lo que se aduce, tanto para el ambiente como para otras formas de vida. Las plantas transgénicas con el componente Bt producen continuamente una toxina contra posibles plagas, lo que genera en éstas un aumento de la resistencia al Bt. A esto se suma que la ingestión de Bt puede provocar en el insecto plaga una inhibición de su alimentación antes de haber absorbido la toxina en dosis letales. Pero también se ha demostrado que actúa sobre los insectos benéficos y ha estado vinculada a la creación de nuevas variedades de virus resistentes así como a múltiples infecciones virales.

En los seres humanos, el Bt ha tenido que ver con tipos de infección ocular severa que pueden provocar la ceguera, y además con el envenenamiento de alimentos. Los microbiólogos coinciden en que los individuos con bajas defensas inmunológicas son los más expuestos al peligro potencial asociado con el Bt. Esto comprende a la mayoría de las poblaciones del Tercer Mundo, cuyas defensas han sido menguadas por enfermedades como las paperas en la niñez, y la malaria, además del SIDA. Es, pues, imperioso formular reglamentaciones de bioseguridad en virtud del interés público y ambiental.

Las patentes de organismos modificados genéticamente

La inestabilidad y lo imprevisible de la ingeniería genética también trae consecuencias para los derechos de propiedad intelectual en el ámbito de las formas de vida. Los derechos de patente sobre organismos modificados genéticamente se conceden sobre la base de que son invenciones biotecnológicas. Dicho argumento surge de la noción falsa de que los genes producen organismos y, por lo tanto, los fabricantes de genes transgénicos producen organismos transgénicos.

Las proteínas no son fabricadas por los genes sino por un complejo sistema de producción química en el que participan otras proteínas. Así como los genes no pueden fabricar una proteína, menos aún pueden fabricarse a sí mismos; están hechos por una compleja maquinaria de proteínas. Tampoco son los genes los que hacen una réplica de sí mismos, sino todo el organismo de un sistema complejo.

Por lo tanto, reubicar genes no significa fabricar un organismo entero; el organismo se hace a sí mismo. Aducir que un organismo y sus generaciones futuras son el producto de una mente inventora que es necesario proteger con derechos de propiedad intelectual, al igual que las invenciones biotecnológicas, significa negar la existencia de estructuras de organismos que se organizan y replican a sí mismas.

Sencillamente, significa un robo a la creatividad de la naturaleza.

Conceder derechos de patente sobre los organismos manipulados genéticamente es aún más inconveniente en la medida en que los biólogos que reclaman patentes sobre las formas de vida a menudo tienen que utilizar "ADN chatarra" (95% del ADN cuya función no es conocida). En el caso de la oveja transgénica Tracy, llamada "invención biotecnológica", los científicos de la PPL (la compañía titular de la patente sobre Tracy) tuvieron que utilizar "ADN chatarra" para obtener elevados rendimientos de alpha-i-antitrypsin. Como manifiesta Ron James, director de PPL: "Dejamos algunas partes de ADN en el gen, esencialmente como Dios las dispuso, y eso produjo el elevado rendimiento". No obstante, su solicitud de patente es una prueba de que PPL pretende ser Dios.

Por una biología post-reduccionista

La mayor amenaza a las formas de vida diversas, tanto en su expresión biológica como cultural, proviene de este paradigma reduccionista y mecanicista que ha devaluado a la mayoría de las especies y a todos los sistemas de conocimiento no occidentales y no reduccionistas, y que conduce a la extinción y erosión de las especies y a la extinción y erosión cultural.

La conservación de la diversidad biológica y cultural exige trascender las tendencias reduccionistas predominantes en la biología. Se hace necesario una biología post-reduccionista en la cual los seres humanos y el resto de las especies sean socios que, siendo diversos, se ubiquen en pie de igualdad, y la biología moderna y los sistemas ancestrales de las ciencias de la vida convivan juntos en el pluralismo.

(Fuente: Red del Tercer Mundo)

(Vandana Shiva es una destacada científica ambientalista de India. Es autora de Staying Alive, cuyo título en español es Abrazar la vida, y de otros libros y artículos sobre temas relacionados con recursos, medio ambiente y mujer)






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