Instituto del Tercer Mundo  
   EDICION | TEMAS
   No. 52/53 - Enero/Febrero 1996
  Tema de tapa
  Biodiversidad
  Ecología
  Mujer
  Economía
 
   Ediciones
   Anteriores
   Ultima edición
 
   Otras publicaciones




Tema de tapa


No. 52/53 - Enero/Febrero 1996

MORDECHAI VANUNU ROMPE EL SILENCIO

Preso por revelar secretos nucleares del estado de Israel

Por denunciar el programa de armas nucleares secretas de Israel, Mordechai Vanunu lleva confinado en aislamiento ocho años y medio con una sentencia de 18 años en una cárcel de alta seguridad de Israel. Tras un silencio de cinco años vuelve a reiterar su denuncia.

Con el fin de la Guerra Fría, las preocupaciones por la proliferación nuclear se han centrado en los estados "desviados" como Irán, Irak y Pakistán los cuales están desarrollando capacidad en armas nucleares. Poca atención se ha prestado a países que ya tienen armas nucleares no declaradas como Israel y, hasta hace poco tiempo, Sudáfrica.
Durante los años 1970 y 1980, Israel y el régimen del apartheid en Sudáfrica cooperaron en materia de tecnología de misiles y armamento, intercambiando materiales nucleares y desarrollando conjuntamente el misil Jericho II.

En 1993, el primer ministro sudafricano Frederick de Klerk dijo al Parlamento que Sudáfrica había producido seis bombas nucleares rudimentarias comenzando a mediados de los años setenta, pero las había destruido en 1990 a efectos de firmar el Tratado de No Proliferación Nuclear.

Israel todavía se niega categóricamente a firmar el TNP y mantiene estricto secreto militar sobre su capacidad en armamento nuclear. Pero la existencia de unas 200 armas nucleares fue documentada en 1986 cuando el ex trabajador de la planta nuclear Dimona de Israel, Mordechai Vanunu, realizó unas explosivas denuncias.

Vanunu entregó fotos y datos al periódico británico Sunday Times sobre la producción de armas nucleares de Dimona. Pocos días antes de la publicación de su historia el 6 de octubre de 1986, Vanunu fue a Roma tras una agente del servicio secreto israelí y luego fue secuestrado, drogado, hecho desaparecer como por arte de magia y embarcado con destino a Israel en un buque de la marina mercante israelí. Luego de un juicio secreto donde se lo acusó de revelar "secretos atómicos" de Israel, fue procesado por "espionaje agravado" el 24 de marzo de 1988 y sentenciado a 18 años de prisión.

Luego de escuchar la sentencia, Vanunu expresó: "Ahora, después de haber oído la sentencia lo único que tengo para decir es que no se hizo justicia. No fue justicia... Me dieron un período muy largo de cárcel, más que a otros que trabajan para los enemigos o la KGB. ¿Por qué? Es porque yo hice lo correcto. Si no me declaraban culpable a mí tendrían que haber declarado culpable al gobierno. De manera que éste es el camino fácil para ellos y para los servicios de seguridad. Lo que hicieron desde el comienzo es ilícito... Lo más importante es que yo elegí lo que hice y creo que hice lo correcto, y no quebranté la ley. El gobierno quebrantó la ley y llegará el día en que el gobierno diga la verdad a su gente acerca de la cuestión nuclear".

La censura del gobierno de Israel ha retenido por mucho tiempo información pública acerca del rapto de Vanunu ocurrido en 1986 y su juicio secreto. Fue recién en el pasado mes de marzo de 1995, luego de una batalla de seis meses con los censores militares, que el diario de Tel Aviv Haaretz publicó una reseña detallada del secuestro de Vanunu.

Condiciones de prisión

Durante casi nueve años, Vanunu ha estado en condiciones de confinamiento en Ashkelon. Amnistía Internacional describió sus condiciones de encarcelamiento como "tratamiento cruel, inhumano o degradante" y manifestó que "ese tratamiento está prohibido por la legislación internacional de derechos humanos, sin importar las razones por las cuales fue impuesto".

Vanunu es mantenido en total aislamiento, preso en un calabozo de 3 por 2 metros. El calabozo no tiene ventanas; la única abertura está en la puerta de metal. El único mobiliario es una cama, una televisión, una radio, una mesa y una silla. No hay armario ni estantes.

El aislamiento le ha causado graves daños psicológicos y psíquicos. Solamente el encargado principal y uno de los guardias están autorizados a dirigirle la palabra. No se le permite absolutamente ningún contacto físico, visual o verbal con el exterior excepto las visitas de su familia directa.

Vanunu solicitó recientemente al Tribunal del Distrito de Beersheva que instruya a los Servicios de la Prisión para que reduzcan las condiciones de aislamiento absoluto. Las visitas de la familia se extendieron a media hora semanal y son realizadas en condiciones de estricta supervisión. Su tiempo para salir afuera se extendió a dos horas por día, ahora en dos sesiones, y estas salidas tienen lugar en un patio apartado de la vista de otros presos.

Todas las puertas y portones de la cárcel se cierran cuando Vanunu va al patio de ejercicios; no se permite a nadie hablar con él, ni siquiera a los guardias.

Una vez, hace dos años, un error de los guardias de la prisión dio repentinamente acceso a Vanunu a los demás presos. Otro preso informó: "Después que Vanunu había hecho sus ejercicios, nosotros íbamos al mismo patio. Pero esta vez, nuestros guardias aparentemente pensaron que Vanunu estaba de nuevo en su calabozo y nos dejaron salir, y allí estaba él caminando hacia nosotros. Venía sonriendo, se puso el dedo en los labios y dijo "por favor no digan nada, déjenme caminar con ustedes, quiero caminar con otra gente, me siento solo". Así que caminamos con él, tal vez 10 minutos y nos agradeció y sonreía todo el tiempo. En ese momento, los israelíes se dieron cuenta de lo que habían hecho, sonó la alarma y muchos guardias vinieron con equipos antidisturbios y machetes y se lo llevaron..."

Cartas a colegas

En 1990, Vanunu dejó de comunicarse con el mundo exterior, lo cual planteó preocupaciones por su salud física y mental. Alentado por noticias de una delegación británica en diciembre de 1994, comenzó a escribir nuevamente, rompiendo su silencio de cinco años. Su regreso a la lucha dio nuevas esperanzas a sus partidarios en Israel, Gran Bretaña, Estados Unidos y otros países.

Una de sus cartas de fecha 1º de enero de 1995 fue enviada a la actriz Suzannah York, quien formaba parte de la delegación británica que voló a Israel en diciembre pasado. La delegación fue a la cárcel de Ashkelon para protestar contra la continuación del encarcelamiento de Vanunu en ese lugar. No pudieron visitarlo, pero sí se reunieron brevemente con el presidente de Israel Ezer Weizman.

En su carta, Vanunu decía: "... estar contra los secretos atómicos es estar a favor de estados verdaderamente democráticos. Ahora, después de la Guerra Fría, no hay enemigos para los estados democráticos. Los únicos enemigos que quedan son los secretos. Los secretos y la democracia no pueden convivir. Mantener a un hombre confinado en soledad es un secreto. Es antidemocrático (...) Donde hay menos secretos uno encuentra más derechos humanos (...) Es grandioso y maravilloso tener gente como ustedes que actúan y vinieron a ayudar y a hacer en mi nombre y en nombre de mi acción. De manera que estoy escribiendo para respaldarlos y para respaldar a todos los que quieren apoyarme. Su acción y su oratoria lisa y llana y en voz alta me hace feliz y me da la fortaleza y el estímulo para continuar con esta "etapa oscura" (...) Mi silencio es muy ruidoso, y a un hombre que actúa y triunfa haciendo lo que yo hice, nada ni nadie lo puede silenciar, ni a mi espíritu, ni a mi mente. No hay fronteras o prisiones para el espíritu humano: Yo todavía estoy vivo".

El 19 de febrero, Vanunu envió otra carta a Frederik Heffermehl, presidente del National Peace Council de Noruega. Heffermehl presentó a Vanunu como candidato para el Premio Nobel de la Paz.

La carta de Vanunu a éste fue retrasada y estropeada sustancialmente por los censores israelíes. Entre otras cosas, Vanunu decía: "Tengo algunos puntos que plantear:

1. En la situación de peligro nuclear todas las personas son una. No hay naciones, ni países ni fronteras.

2. En esta etapa nuclear todas las personas de esta tierra tienen derecho a estar informadas...

3. En la era nuclear, la obligaicón de un ser humano es con sus pares (...) Ni siquiera en los estados democráticos pueden las personas tener confianza en sus dirigentes..."

En marzo, envió una tercera carta a Sam Day, cooordinador de la Campaña estadounidense por la liberación de Mordechai Vanunu. La carta, censurada por las autoridades israelíes, manifiesta: "... el peligro no es otro Hitler o el nazismo, sino otro Chernobyl o la proliferación nuclear a más países. Eso puede traer un Holocausto como Hiroshima y Nagasaki y este año debe decirse la verdad: que el Holocausto sobre el pueblo de Hiroshima y Nagasaki fue un crimen de guerra. No era necesario. Fue un ensayo en seres humanos".

"La verdad es que Estados Unidos cometió un crimen de guerra contra personas inocentes. Y la verdad es que Estados Unidos quería probar armas nucleares en seres humanos (...) cuando tienen éxito haciendo bombas entonces quieren justificar su trabajo (...) y pudo haber ocurrido en muchos otros países. De manera que este 50º aniversario de Hiroshima y Nagasaki puede ser un año para decir la verdad sobre el peligro de la proliferación nuclear, el peligro de producir y tener demasiado poder en una mano humana y decir la verdad de que Hiroshima y Nagasaki no fueron necesarios en absoluto..."

La renovada comunicación de Vanunu nos desafía a actuar donde quiera que los secretos nucleares amenacen la democracia.

Contactos: Mordechai Vanunu, Ashkelon Prison, POB 17, Ashkelon 78100, Israel; Comité Internacional para la Liberación de Mordechai Vanunu, c/o Gideon Spiro, POB 7323, Jerusalem 91072, Israel, tel/fax: 972-2-254 530.






Revista del Sur - Red del Tercer Mundo - Third World Network 
Secretaría para América Latina:  Jackson 1136, Montevideo 11200, Uruguay
Tel: (+598 2) 419 6192 / Fax: (+ 598 2) 411 9222
redtm@item.org.uy - www.redtercermundo.org.uy