Instituto del Tercer Mundo  
   EDICION | TEMAS
   No. 54 - Marzo 1996
  Tema de tapa
  Ecología
 
   Ediciones
   Anteriores
   Ultima edición
 
   Otras publicaciones




Ecología


No. 54 - Marzo 1996

Al Gore, aislado

por Santiago Vilanova

Se cree que la conciencia ecológica de los estadounidenses obligará, en poco tiempo, a una reforma radical de la economía de ese país, pero grupos poderosos y líderes políticos persisten en sustentar el liderazgo mundial de la superpotencia en la industria bélica, sacrificando incluso lo avanzado hasta ahora en el plano ambiental.

Lo más significativo de la Conferencia de la Federación Internacional de Periodistas Ambientales (FIPA) que se celebró en Boston el pasado octubre fue el discurso que nos dirigió el vicepresidente Albert Gore y que clarificó la situación de la política medioambiental en los Estados Unidos.

Gore dramatizó, sobreactuando, y calificó de "desgracia y vergüenza para América", la actitud del Congreso republicano contra las legislaciones medioambientales y los avances en materia de protección ecológica de los últimos 25 años.

El vicepresidente nos denunció la existencia de una conspiración liderada por los lobbies contaminantes (hemos de pensar que se trata de los del carbón, forestal, automóvil, químico-farmacéutico y electro-nuclear) para frenar su Plan Marshall Global destinado a impulsar el Programa XXI de Río.

Semanas antes, Gore se había manifestado preocupado por la evolución de su ambicioso proyecto de las "autopistas de la información" a raíz de la entrada en Internet de una oleada de intereses mercantiles contrarios al desarrollo sostenible. Más de 80.000 empresas están ya conectadas a la red mundial emitiendo mensajes contrarios a la sociedad ecológica, algunos de ellos inspirados en las tesis del líder ultraconservador Lyndon H. La Rouche.

En Boston tuve la sensación de que Gore, a pesar de sus intentos reformistas, se halla aislado en su voluntad de presentar al mundo una estrategia de regeneración . Aislado incluso del propio presidente Clinton, que intenta hallar una salida personal a la crisis de identidad que sufre el Partido Demócrata y a los desgastes que le provocan campañas como la del "caso Whitewater".

La derecha americana, manipulando el sentimiento nacional, desea recuperar la hegemonía en el mercado de los armamentos aunque termine perdiendo el del medio ambiente. Efectivamente, Canadá -que ha logrado la sede de la Convención sobre la Diversidad Biológica gracias a la influencia de la canadiense Elizabeth Dowdeswell, secretaria general adjunta de la NN.UU. y directora ejecutiva del PNUMA-, junto con Japón, Alemania y Suecia están dominando ampliamente el sector que Gore quiere liderar. No podemos olvidar que la demanda de bienes y servicios medioambientales a escala mundial es de 400.000 millones de dólares al año.

Política y negocios

Los contaminadores están alarmados por el espectacular incremento de la conciencia ecológica de los norteamericanos, especialmente de la clase media, que obligará a efectuar una reforma radical en menos de una década a favor de una economía ecológica. Esta situación pone en peligro la base tradicional de la estructura financiera del país y de sus negocios.

Efectivamente, una encuesta que nos fue presentada por el grupo "Times Mirror Magazine" asegura que el 78% de la población cree que Clinton y Gore hacen todo lo posible para proteger la naturaleza y son partidarios de que se mantengan las leyes medio-ambientales.

El pulso que se mantiene en la Casa Blanca por la cuestión del presupuesto tiene mucho que ver con la ecología, ya que para disminuir la deuda Gore propone, entre otras terapias, crear "ecoimpuestos" que perjudicarían a los grandes grupos contaminantes e incentivarían los sectores económicos emergentes que opten por la reconversión ambiental. El Worldwatch Institute, partidario de las tesis de algunos ambientalistas del Banco Mundial, le ha lanzado un salvavidas a Gore pidiendo en su informe anual que los impuestos que tengan en cuenta el deterioro del medioambiente por la actividad económica del hombre deben substituir progresivamente a los gravámenes que ahora se aplican sobre las rentas.

Bod Dole, el candidato republicano que ha reemplazado al pro-nuclear y desarrollista Colin Powell, parece dispuesto a efectuar un pacto con los demócratas destinado a facilitar el liderazgo americano del desarrollo sostenible.

Ahora bien, si las aspiraciones del vicepresidente son honestas, yo me pregunto: ¿Por qué durante estos años el equipo Clinton-Gore no ha hecho nada para incentivar fiscalmente a las empresas ecológicas?

"Nada, lamentablemente no hemos hecho nada. Ahora pagamos las indecisiones que hicimos en este terreno", me respondieron los expertos medioambientales del Partido Demócrata en el Kresge Auditorium del mítico Instituto Tecnológico de Massachusetts.

Si Al Gore acaba perdiendo la batalla, la involución está servida, especialmente donde las corporaciones conspiradoras tienen sus filiales y mercados. Consecuencias de vivir inmersos en la aldea global y excesivamente dependientes de la "pax americana".

(*) Escritor y ecologista catalán, miembro de la Federación Internacional de Periodistas Ambientales (FIPA) y director de Gea-Consultors Ambientals (Barcelona).






Revista del Sur - Red del Tercer Mundo - Third World Network 
Secretaría para América Latina:  Jackson 1136, Montevideo 11200, Uruguay
Tel: (+598 2) 419 6192 / Fax: (+ 598 2) 411 9222
redtm@item.org.uy - www.redtercermundo.org.uy