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No. 139/140 - Mayo/Junio 2003

La reconstrucción de Irak

Banco Mundial y FMI necesitan resolución del Consejo de Seguridad de la ONU

por Roberto Bissio

El papel del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) en la reconstrucción de Irak fue motivo de debate a mediados de abril, en las reuniones de esos organismos y del Consejo Económico y Social de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

¿Necesitamos una resolución del Consejo de Seguridad para entrar a Irak? Esa fue la pregunta que se planteó el segundo fin de semana de abril en Washington, en las reuniones del FMI y el Banco Mundial, y el lunes 14 del mismo mes en la ONU, en Nueva York.

Pero no, ésta no es la discusión de los últimos meses sobre el envío de tropas -autorizando la invasión militar de Estados Unidos a Irak para realizar un cambio de régimen en ese país-, sino el debate actual acerca de qué hace falta para que el Banco Mundial y el FMI comiencen a apoyar la reconstrucción de Irak.

El presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn, dijo en una conferencia de prensa el domingo 13 de abril, al final de la reunión de primavera de las instituciones hermanas de Bretton Woods, que el Banco está dispuesto a hacer su parte en la reconstrucción de Irak y que "no se necesita una aprobación de la ONU". Sin embargo, ese mismo día, el Comité de Desarrollo del Banco Mundial y del FMI, formado por los ministros de Hacienda de los países clave, declaró en su comunicado final su apoyo a "una ulterior resolución del Consejo de Seguridad de la ONU" sobre Irak a efectos de "recuperar la seguridad, aliviar el sufrimiento humano y promover el crecimiento económico y la reducción de la pobreza" en el país.

Para esa labor, según el Comité que representa una abrumadora mayoría de los votos en el Banco Mundial y el FMI, "el compromiso de la comunidad internacional, incluidas las instituciones de Bretton Woods, sería esencial".

El Comité fue creado en 1974 para estimular la transferencia de recursos a los países en desarrollo y sus miembros son los ministros de Economía y Finanzas de los países representados en las juntas del Banco Mundial y el FMI.

La mayoría de los que participaron en las conversaciones de Washington fueron a Nueva York para seguir con el debate en la ONU, el lunes 14 de abril. Durante la reunión de alto nivel del Consejo Económico y Social (ECOSOC) de la ONU con el Banco Mundial, el FMI y la Organización Mundial de Comercio (OMC), la ministra de Cooperación de Alemania, Heidemarie Wieczorek-Zeul, enfatizó que "a efectos de instaurar un orden estable, democrático y pacífico en Irak, lo que se necesita ahora es una resolución del Consejo de Seguridad para dar a la ONU un mandato claro del proceso de reconstrucción". El ministro de Hacienda de Sudáfrica, Trevor Manuel, añadió que eso es precisamente lo que el Comité de Desarrollo había decidido. Las altas autoridades del Banco Mundial y del FMI presentes en la reunión no emitieron comentarios. Tampoco la delegación de Estados Unidos.

Estados Unidos es el único país con poder de veto en el Banco Mundial y el FMI, pero no puede por sí solo adoptar una decisión. No queda claro qué autoridad tiene Wolfensohn para actuar en Irak, ni siquiera como presidente del Banco Mundial, si la mayoría de su directorio considera necesario tener primero una resolución de la ONU.

Durante una reunión con la prensa realizada el 22 de abril, Tom Dawson, director de relaciones externas del FMI, anunció: "Seguimos trabajando, tanto dentro del Fondo como con otras instituciones, así como con los gobiernos interesados en una posible asistencia a Irak". Y agregó: "Tenemos una fuerza de trabajo que se ocupa de este tema hace un tiempo". Pero de todos modos respondió con evasivas a la pregunta de si se necesita la aprobación de la ONU. "No hay una lista" (de condiciones que cumplir antes de mandar una misión), fue todo lo que dijo sobre el asunto.

Más allá de todo tecnicismo, lo que no se sabe es si el Banco Mundial y el FMI apoyarán al gobierno que establezcan en Irak las fuerzas de ocupación o si esperarán a que aparezca una autoridad iraquí que cuente con el reconocimiento de la ONU. Lo que está en juego son miles de millones de dólares para la reconstrucción de Irak.

La deuda externa de Irak se convirtió en otro tema de debate acalorado cuando el secretario del Tesoro de Estados Unidos, John Snow, propuso que los acreedores internacionales de Irak anulen las deudas de ese país, que suman en total entre 100.000 y 300.000 dólares.

Los activistas y ONGs presentes en Washington durante la reunión de primavera del Banco Mundial y el FMI se mostraron eufóricos ante el hecho de que un funcionario oficial de Estados Unidos reconociera que las deudas adquiridas por un gobierno corrupto y represivo son obstáculos insuperables para el desarrollo de un país como Irak, y sostuvieron que habría que aplicar la misma lógica en otros países que se encuentran en peores condiciones que Irak. Pero esa posibilidad estaba claramente fuera de la agenda.

El gobierno de Estados Unidos se opuso de inmediato a cancelar deudas en el resto del mundo, dijo Soren Ambrose, de la organización 50 Years is Enough (50 años son suficientes), "incluso en casos tan graves como el de las deudas adquiridas por el gobierno del apartheid en Sudáfrica o el de Mobutu en Zaire" (hoy Congo).

Otros activistas dijeron que la medida sería bienvenida, ya que sentaría un precedente de condonación de deudas adquiridas en forma ilegítima por dictadores. "Por supuesto que tildaríamos a Estados Unidos de hipócrita, pero de todos modos sería un primer paso", declaró Ann Kathrin Schneider, de la organización World Economy, Ecology and Envelopment, de Berlín.

Casi al mismo tiempo, el secretario de Defensa adjunto de Estados Unidos, Paul Wolfowitz, dijo en el Congreso que Francia, Alemania y Rusia, países que se opusieron a la invasión estadounidense a Irak, sólo podrán participar en la reconstrucción de ese país si están dispuestos a perdonar los miles de millones de dólares que les debe el gobierno iraquí. "Espero, por ejemplo, que tengan en cuenta las importantes deudas generadas por el dinero que se le prestó a Saddam Hussein para comprar armas y palacios, así como para generar los instrumentos de la represión", declaró ante el comité de servicios armados del Senado.

"Esa es la hipocresía de la que hablábamos", comentó Ambrose. "Tomar decisiones de esa manera unilateral y conquistar un país que queda en la otra mitad del mundo, destruyendo su infraestructura más de lo que ya estaba, es lo mismo, en cierto sentido, que decir que ahora tenemos una responsabilidad con Irak y con los países que esperan que financiemos su desarrollo, de modo que ahora vamos a exigirle a los demás lo que nos están pidiendo a nosotros".

De hecho, varios gobiernos del mundo en desarrollo manifiestan su inquietud acerca del modo en que Estados Unidos utiliza al Banco Mundial y al FMI a favor de sus propios intereses, dándole un trato preferencial a los países que son sus aliados políticos. No es que esto constituya una novedad. Pero la división entre los antiguos aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) ha generado una situación en la cual los aliados de Estados Unidos ya no son, necesariamente, los mismos que los de los demás votantes mayoritarios en las instituciones de Bretton Woods.

El pedido del "Consenso de Monterrey" -el documento final de la Conferencia sobre Financiación para el Desarrollo de la ONU, realizada en México hace un año- de que los países en desarrollo tengan más voz en las instituciones de Bretton Woods está lejos de materializarse. Sobre todo porque no puede aumentar el poder de voto de algunos países sin que se reduzca el de otros, precisamente aquéllos que ahora tienen la mayoría. Pero se habló mucho en Washington, al menos sobre un cambio posible: lograr transparencia en las normas acerca de cómo se eligen los directores de esas instituciones. Dado que el período de mandato de James Wolfensohn está llegando a su fin, varios países discuten ahora la regla tácita de que dicho cargo está reservado para un estadounidense (y, según la tradición, el cargo máximo del FMI le corresponde a un europeo). Si se aplica el principio democrático de transparentar las normas electorales, el cargo dejaría de ser un nombramiento de facto del Departamento del Tesoro de Estados Unidos.

En las cuatro mesas redondas que se realizaron durante la reunión de alto nivel del ECOSOC se escuchó una firme defensa del multilateralismo. Los ministros de Hacienda, altos ejecutivos del Banco Mundial, del FMI y de la OMC, jerarcas comerciales y representantes de ONGs debatieron la "coherencia" (o falta de ella) de las políticas de sus instituciones para llevar el desarrollo y reducir la pobreza en el mundo.

"Todos conocían la Resolución 1441 del Consejo de Seguridad (sobre el desarme iraquí) y todos querían que se aplicara", dijo la ministra de Cooperación y Desarrollo de Alemania. "Exijo que se aplique la Resolución 55/2 de la ONU con el mismo vigor internacional". La resolución a la que se refería es conocida también como la "Declaración del Milenio", por la cual más de cien jefes de Estado y de gobierno se comprometieron en el año 2000 a reducir la pobreza del mundo a la mitad para el año 2015.

Sin embargo, el aumento de la ayuda para el desarrollo necesaria para ello no se ha materializado, el problema de la deuda de los países más pobres está lejos de ser resuelto y la OMC no ha cumplido con los plazos en que se comprometió a resolver los temas del comercio agrícola o el problema del acceso a medicamentos baratos para pacientes de países pobres, cuyos gobiernos no pueden utilizar las flexibilidades vigentes de licencias obligatorias en el marco del Acuerdo sobre los Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio (TRIPS), debido a que no tienen instalaciones para la producción.

La reunión del ECOSOC también abordó el problema de dar mayor participación a los países en desarrollo en las decisiones de las instituciones de Bretton Woods. No se adoptó ninguna decisión, pero se pasarán las actas de las discusiones a la Asamblea General de la ONU, que abordará esos temas nuevamente en octubre próximo, en una reunión ministerial o de jefes de Estado.






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