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   No. 56 - Mayo 1996
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Sociedad


No. 56 - Mayo 1996

CUMBRES DE LA ONU

Las ONGs aceptan el reto

Un grupo de ONGs que participaron en las conferencias cumbres internacionales organizadas por la ONU sobre temas sociales y medioambientales asumieron el desafío de contribuir activamente al cumplimiento de sus resoluciones y han iniciado un esfuerzo conjunto de seguimiento y control de los acuerdos adoptados.

La decisión de acabar con la pobreza y la desigualdad ha sido comparada con la decisión histórica del siglo pasado de terminar con la esclavitud. Los jefes de estado y de gobierno declararon en Copenhague que al comprometerse a estas metas como "un imperativo ético, social, político y económico para la humanidad" no estaban propugnando una idea originada en los escritorios y salas de reunión, sino reaccionando ante la presión de sus votantes: "Reconocemos que las gentes del mundo han mostrado de diferentes formas una necesidad urgente de enfrentar problemas sociales profundos, especialmente la pobreza, el desempleo y la exclusión social." Y al mismo tiempo reconocieron que alcanzar esas metas exige el compromiso y la dedicación de los gobiernos, los organismos internacionales, y la sociedad civil.

Miles de organizaciones no-gubernamentales (ONGs) acreditadas ante la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social y la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, trajeron al proceso de negociación internacional las voces de los ciudadanos y las comunidades que los líderes mundiales ya estaban escuchando en sus países. Miles de organizaciones no acreditadas oficialmente ante las conferencias se reunieron en Copenhague y en Beijing en foros "paralelos".

La sociedad civil

Las ONGs fueron invitadas a concurrir a estas conferencias, y lo hicieron en forma numerosa y entusiasta, atrayendo la atención pública hacia los eventos, aportando al proceso de discusión, y comprometiendo el apoyo público a la implementación de cada uno de los acuerdos de la conferencia. La participación de ONGs ya no se redujo a las grandes federaciones internacionales o a las "ONGs del desarrollo" -instituciones del Norte y del Sur que desarrollan proyectos que canalizan fondos de cooperación internacional- sino que incluyeron esta vez representaciones de comunidades locales, pueblos indígenas, organizaciones nacionales de ciudadanos, investigadores y muchos otros.

La "Agenda 21", el plan maestro para el desarrollo sustentable elaborado en Río, reaccionó ante el desafío de la participación reconociéndole un rol clave en su implementación a los que denominó "grupos principales": mujeres, agricultores, pueblos indígenas, sindicatos y empresarios, organizaciones de jóvenes, académicos, autoridades locales y ONGs. En los documentos de la Cumbre Social se solicitó que las organizaciones de la "sociedad civil" jugaran un rol similar.

La introducción de estos conceptos refleja con claridad la concepción de que el logro de las metas acordadas internacionalmente: sustentabilidad ambiental, equidad de género, erradicación de la pobreza, respeto por los derechos humanos, pleno empleo e integración social, no es una operación lineal, en la que se acuerda un plan, se lo financia e implementa de acuerdo a una pauta maestra, sino un proceso bastante complejo, que significa el conflicto y la cooperación a nivel local, nacional y global, involucrando diversos actores: gobiernos, organismos internacionales, organizaciones empresariales y de ciudadanos.

Un número creciente de ONGs se encuentra pues ampliando su gama de actividades, ya no limitadas sólo a la implementación de proyectos, sino ocupándose también de movilizar a la opinión pública e influir sobre los que toman las decisiones y los gobiernos a nivel nacional e internacional.

El "control de calidad"

Durante los debates preparatorios de la CMDS fue redactado un documento al que se llamó "Control de Calidad" ("Benchmark" en inglés), que resume las doce demandas básicas de las ONGs. El "Benchmark" fue suscrito por cientos de organizaciones de todo el mundo. En una evaluación primaria durante el transcurso de la Conferencia de Copenhague, los miembros del Cónclave de Desarrollo afirmaron que "si bien la redacción no llega a cubrir nuestras demandas en muchos aspectos, todas las cuestiones que planteamos están contempladas en las resoluciones de la Cumbre", lo cual en sí mismo fue visto como un logro considerable.

Los líderes reconocieron que si bien "es responsabilidad primaria de los Estados alcanzar estas metas (...estas) no pueden lograrlas los Estados solos", llamaron a "la comunidad internacional, las Naciones Unidas, las instituciones financieras multilaterales, todas las organizaciones regionales y autoridades locales, y todos los actores de la sociedad civil (a)... a contribuir efectivamente con su propia cuota de esfuerzos y recursos" e invitaron a "todas las personas a expresar su compromiso personal en el realce de la condición humana por medio de acciones en sus propios campos de actividad, y de asumir responsabilidades cívicas específicas.

Las ONGs presentes en Copenhague sintieron firmemente que debían aceptar el desafío planteado por los jefes de estados y gobiernos, por lo tanto, durante la reunión final del Cónclave sobre Desarrollo se anunció la iniciativa de establecer un sistema de monitoreo social, o "Control Ciudadano" ("Social Watch").

Contribución y control

Esta iniciativa es uno de los aportes de las organizaciones de la sociedad civil para poner energía en el cumplimiento de los compromisos adoptados. Reconociendo el papel importante que las ONGs desempeñan en el desarrollo social, sintieron que debían también asumir la tarea de contribuir a elaborar mejores políticas, y la responsabilidad por el monitoreo de la implementación de los compromisos de esta conferencia.

Después de todo, con todo su peso político, las declaraciones de la Cumbre no son acuerdos obligatorios (como lo son los tratados internacionales, ratificados por los parlamentos, congresos o asambleas de las partes contratantes). Las promesas que los gobiernos hacen en las conferencias internacionales se asemejan en cierto modo a las promesas hechas durante las campañas electorales. Si la sociedad civil no es capaz de hacer que los gobiernos recuerden esos compromisos, los planes pueden fácilmente terminar en un cajón cualquiera.

El Control Ciudadano se centra básicamente en la Cumbre Social y en la Conferencia sobre la Mujer de 1995. Se pensó que eran necesarias iniciativas concretas en vista de que se están estableciendo aún los mecanismos de seguimiento de las dos cumbres por parte de las ONGs. Esto no significa, sin embargo, que los compromisos asumidos en otras conferencias queden fuera del alcance del Control Ciudadano.

Muchos de los objetivos de la Cumbre sobre la Infancia fueron incluidos en el Programa de Acción de la Cumbre Social. Este programa de acción a menudo hace referencia también a la conferencia CNUMAD de Río de Janeiro y su mecanismo de seguimiento: las sesiones anuales de la Comisión de Desarrollo Sustentable de la ONU, y a la conferencia sobre Derechos Humanos de Viena. La Cuarta Conferencia sobre la Mujeres en gran medida se basa en los resultados de la Conferencia sobre Población de El Cairo, y en la de Viena.






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