No. 56 - Mayo 1996
Cuando los remedios son peores que la enfermedad
por
Srilata Swaminadhan
Vivimos en un mundo donde un remedio genera otros diez problemas, tanto en agricultura como en medicina. Cuando se trata una enfermedad del corazón se destruyen los riñones; cuando se tratan los pulmones, se destruye el cerebro. O sea que, con los remedios actuales, ni la tierra, ni el ser humano se curan sino que están cada vez más enfermos. Esta desafortunada tendencia está empeorando.
La destrucción y la contaminación de nuestras tierras, aguas y aire -hasta la capa de ozono y más- está tan bien documentada que no se puede negar, tampoco se puede negar cómo ha ocurrido y quiénes son los responsables.
En agricultura, hay muchas tendencias preocupantes que están cambiando radicalmente su cara. Además, estas tendencias están creciendo ahora a velocidades que los pueblos, las comunidades e incluso los gobiernos, en especial del Tercer Mundo, no pueden controlar.
Mi experiencia de vida entre grupos tribales en una zona remota me ha ayudado a ver lo omnipresentes que son estas tendencias y qué pocos bolsillos en todo el planeta se llenan con ellas. Si la economía y la política son mundiales, su caída, efectos secundarios y destructuvidad también son mundiales.
Estas preocupantes tendencias en agricultura también son visibles en los ámbitos de la salud y la medicina. La tierra y la salud están tan íntimamente conectadas, con vinculaciones tan intrínsecas, que no hay forma de que se puedan tener plantas, animales o seres humanos sanos si la tierra en la que viven y crecen está enferma, contaminada y envenenada.
Tanto la agricultura como la medicina se han visto perjudicadas por los métodos no holísticos. La agricultura no era solo un medio de ganarse la vida, sino una forma de vida integral con filosofía propia basada en los principios y ciclos naturales. Participaban en una relación simbiótica seres humanos, animales, la tierra y sus recursos, con las estaciones y el clima. En resumen con toda la naturaleza.
La vida también se vivía holísticamente, en el sentido de que la religión/filosofía, cultura, economía, política y justicia no estaban separadas sino que era un todo entretejido.
Pero todo esto se rompió con el transcurso de los años, se destruyó y quedó separado, y con frecuencia en compartimientos no relacionados. Surgió la era del especialista, que cortó en pequeños trocitos, quedando las interrelaciones confusas o inexistentes.
El especialista invadió la agricultura con la misma actitud no holística o antiholística de la moderna medicina occidental alopática. La broma de que los especialistas son personas que saben cada vez más acerca de cada vez menos es demasiado verdadera. De manera que el especialista que sabe de fertilizantes no sabe nada acerca de microbios, el que entiende el suelo no entiende el clima y las precipitaciones y el especialista en semillas es nulo en lo relacionado con hierbas.
¿Suena familiar, no? Sí, vivimos en un mundo donde un remedio genera otros diez problemas, tanto en agricultura como en medicina.
Mientras se trata el corazón, los riñones se destruyen, mientras se tratan los pulmones, se destruye el cerebro. Como consecuencia, los remedios actuales, la tierra y el cuerpo/mente no solamente nunca se curan sino que se enferman cada vez más. Esta es la primera tendencia perturbadora.
La segunda es la pérdida de autosuficiencia, de soberanía y de sustentabilidad, tanto en la agricultura como en la medicina.
La naturaleza, cuando nos da problemas, también nos da la solución. De manera que frutas y serpientes venenosas tenían sus antídotos en la misma región. El agricultor era autosuficiente en materia de semillas (las guardaba de la cosecha anterior) , fertilizante (abono vegetal y animal) y sabía como mantener alejadas a plagas con cultivos cruzados y con el conocimiento de los remedios a su disposición en la región.
Esta autosuficiencia se destruyó total y casi irrevocablemente con las nuevas fuerzas y políticas de mercado que han transformado al agricultor actual en un trabajador completamente dependiente de fuerzas exteriores para todos los insumos agrícolas. Lo mismo ocurre en medicina. No solamente las hierbas, plantas y árboles han desaparecido sino que lo que se está plantando ya no tiene las mismas propiedades medicinales. Y para colmo, el conocimiento de estos remedios simples, cotidianos y autosuficientes, también está desapareciendo rápidamente.
Las mujeres de la India ya no toman tulsi para el resfrío o la fiebre, pese a que crece en su propio terreno y lo adoran y riegan todos los días. No, toman aspirina o Coldarin.
El granjero depende ahora de variedades de alto rendimiento y semillas híbridas que no son autoreproductoras. De manera que tiene que volver al mercado a comprar semillas para cada siega. La tierra se ha vuelto adicta a los fertilizantes así como las personas son adictas a los antiácidos, las píldoras para dormir, los tranquilizantes y los laxantes.
Tanto la medicina como la agricultura son totalmente dependientes de la gran industria para que fabrique agroquímicos y medicamentos. No deberíamos sorprendernos al enterarnos de que las mismas compañías fabrican los medicamentos y los agroquímicos.
El tercer aspecto preocupante es la uniformidad de los monocultivos a que obligan los patrones de cultivo.
Los patrones locales de consumo de alimentos están cambiando drásticamente con miles de productos básicos locales, granos, legumbres y lentejas reemplazados por una serie de trigos, arroces, verduras y frutas seleccionadas mundialmente por un patrón estándar. Es más fácil para las grandes compañías trasnacionales de la alimentación controlar los insumos del agro, la producción y la distribución si los alimentos son uniformes. De manera que miles de verduras y frutas locales se están extinguiendo. Lo mismo ocurre con los métodos tradicionales de agricultura y sanación, que son el blanco para ser erradicados sin piedad.
En cuarto lugar, otra tendencia común, tanto en agricultura como en medicina, es la forma en que los microbios, los gérmenes y los microorganismos, que habitan tanto el suelo como nuestros cuerpos, están cambiando y mutando para volverse resistentes a productos químicos y medicamentos.
Los agricultores tienen que utilizar cada vez mayor cantidad de plaguicidas letales para luchar contra insectos y microorganismos que atacan a los cultivos. Las enfermedades que el hombre con su arrogancia pensó que había vencido y erradicado -malaria, filaria, fiebre amarilla, tifoidea, cólera y tuberculosis-, todas están retornando de formas temibles.
En quinto lugar, el doble discurso que categoriza a la medicina y la agricultura de hoy es otra tendencia peligrosa. Todos los días, la tierra, las personas, el suelo, el agua, los alimentos se vuelven más insanos, se les quita sus propiedades generadoras de vida. Pero esto es considerado "desarrollo", "progreso", "científico" y "saludable".
Se habla de agricultura y salud en términos de estadísticas que esconden la verdaden donde los aumentos en cifras cuantitativas hacen desaparecer invariablemente la atroz disminución del crecimiento cualitativo.
Es imperativo que recordemos que todo esto no está ocurriendo por casualidad o coincidencia sino en virtud de políticas deliberadas. Lo que está ocurriendo a la medicina y la agricultura sólo puede comprenderse mirando a la economía y la política mundiales, es decir, holísticamente.
La agricultura y la medicina están ahora entre las industrias en más rápido crecimento, con millones de dólares de ganancias, en un mundo gobernado por las trasnacionales.
A continuación se presentan algunos hechos, que no solo están relacionados sino que muestran en qué dirección se está empujando al mundo y quiénes son los beneficiarios de la mundialización de la economía actual.
* En 1993, los 40 países más pobres pagaban 19.000 millones de dólares a los países más ricos por concepto de servicio de la deuda. De ellos, los 30 más pobres, que comprenden a países subsaharianos, recibieron 16.000 millones de dólares en carácter de ayuda/préstamos y pagaron 35.000 millones por concepto de deuda y amortizaciones.
* El 80% de los productos químicos y medicamentos vendidos en la India y otros países del Tercer Mundo están prohibidos en sus propios países.
* Desde que se dio impulso a los Programas de Ajuste Estructural en el Tercer Mundo, los ricos de estos países se hicieron más ricos y los pobres se volvieron más pobres. La tierra y toda la riqueza están concentrados en las manos de unos pocos. La escalada de precios, inflación y desempleo, está empeorando los problemas de los pobres.
* AIIMS de Nueva Delhi realizó un estudio sobre los huevos del mercado de Delhi y no encontró un huevo que no tuviera rastros de antibióticos o tranquilizantes.
* Desde que las Naciones Unidas publicó su Lista Consolidada de Productos cuyo Consumo o Venta ha sido Prohibido, Retirado, Severamente Restringido o No Aprobado por los gobiernos, de los 145 plaguicidas prohibidos, la producción de 103 (es decir 71%) ha aumentado.
* Unos 84.000 bengalíes pobres están en este momento siendo utilizados como conejillos de indias para probar una nueva vacuna contra el cólera patrocinada por la Organización Mundial de la Salud y el Departamento de Defensa de Suecia, pese a que tiene graves efectos secundarios y puede ser utilizada para fines militares.
* India se ha convertido en el principal terreno de vertido de los desperdicios de los países ricos. En 1993, Estados Unidos exportó a la India 7,8 millones de kgr. de ceniza de plomo y 14.500 kg. de baterías de ácido de plomo. El Reino Unido embarcó en la misma dirección 2.5 millones de kilogramos de residuos de plomo, Canadá envió 96.000 kg. de residuos de cobre, 1.2 millones de kilogramos de cenizas, un millón de kilos de residuos de plomo y 106 millones de kg . de desechos ferrosos. Y Alemania exportó 2 millones de kg. de residuos de metal a India. La lista sigue y sigue...
* 550 millones de personas se van a dormir todas las noches sin haber comido y más de 1.500 millones de personas carecen de agua potable.
* Las mujeres constituyen el 70% de todos los pobres.
* El 20% de la población mundial -de Europa y Estados Unidos- consume el 80% de la producción mundial total de recursos y recibe más del 83% del ingreso mundial.
* 123 millones de personas de todo el mundo están desocupadas según cifras oficiales.
* Más de 500.000 niños ejercen la prostitución en Sri Lanka, Tailanda y las Filipinas.
* La criminalidad aumenta rápidamente. Los homicidios, las violaciones y los delitos relacionados con la droga, así como los delitos contra mujeres y niños se encuentran en aumento. Una de las causas principales de deterioro de los antecedentes en materia de derechos humanos en el Tercer Mundo es la explotación económica en estos países por parte de los países ricos.
Srilata Swaminadhan es un activista de Rajasthan Kisan Sangathan de India. Este artículo es una versión abreviada del que preparó para la Conferencia Internacional sobre Medicina y Cura Alternativa, organizada en Nueva Delhi en 1996.
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