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   No. 57 - Junio 1996
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Derechos


No. 57 - Junio 1996

La libertad de expresión: un derecho impostergable

por Irene León y Sally Burch

En la "era de la comunicación" en la que vivimos el derecho a la libertad de expresión y opinión, consagrado en el Artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, recobra más trascendencia histórica que nunca.

El 3 de mayo se celebra el Día Mundial de la Libertad de Prensa, instaurado por la UNESCO en 1992. En ese marco, medios de comunicación, gremios periodísticos, movimientos ciudadanos, de derechos humanos y otros, subrayan la vigencia de la libertad de expresión y de prensa como un derecho humano fundamental.

No obstante, la vigencia de este derecho, que comprende tanto la libertad periodística y la libertad de los medios a informar, como el derecho ciudadano a recibir información y tener acceso a la expresión a través de los medios de comunicación, enfrenta en la práctica múltiples barreras.

Por una parte, la creciente concentración, a escala mundial, de la propiedad y la decisión de los medios de comunicación en pocas manos, deja cada vez menos espacio a la prensa independiente y verdaderamente libre, y por otra parte la concentración de espacios de poder y la pauperización, intensificadas por el neoliberalismo, restringen notablemente los espacios para la libre expresión pública de la ciudadanía.

En el nuevo sistema mediático, es cada vez más remota la posibilidad de que los medios de comunicación cumplan un rol social, en tanto servicios públicos. Igualmente, la información es considerada como una simple mercancía regida por la oferta y la demanda, en cuyo producto se confunde, muchas veces, a los contenidos con la publicidad, las influencias y el marketing, principales fuentes económicas de la mayoría de medios. Esta dinámica constituye un verdadero grillo para la libertad de expresión en los contenidos, la independencia de prensa y tiende a vaciar el sentido crítico de los medios.

Asimismo, ahora, gracias al desarrollo de las nuevas tecnologías, la información adquiere simultaneidad con los acontecimientos, pero en lugar de aprovechar este recurso para facilitar la interacción, el desarrollo de vínculos de solidaridad universal y la participación ciudadana, se ha priorizado en los medios el inmediatismo que, bajo un criterio de supuesto realismo u objetividad, superpone el sensacionalismo a un auténtico enfoque de los procesos sociales y políticos, que permitiría reflejar diferentes puntos de vista provenientes de la ciudadanía.

Derecho a la información

La mundialización de los procesos comunicativos apela a la edificación de un marco ético internacional y a la búsqueda de consensos mundiales para establecer un mayor equilibrio y garantizar la libre expresión ciudadana. En este sentido, diversos actores sociales, vinculados al campo de la comunicación, reclaman como primer paso, la implementación y ampliación del artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, y demás instrumentos afines, para que se afirme y fortalezca el Derecho a la Comunicación, como un derecho inalienable de las personas y de los pueblos y como instrumento fundamental de la democratización de la sociedad.

En esa línea, a fines de los años 70, los cuatro "Informes de la Comisión MacBride", formularon recomendaciones relativas a la democratización de los medios y sistemas de comunicación; en los años 90, en el marco del Foro Global de ONGs durante ECO-92 (Rio de Janeiro, junio 92), diversas entidades formularon el "Tratado de Comunicación, Información, Medios y Redes", que identifica como amenazas a la comunicación democrática el acceso inequitativo a los medios de comunicación, la concentración de recursos informativos en manos de grupos económicos, la censura y otras formas de control.

El Tratado afirma que los gobiernos e instituciones internacionales deben garantizar el derecho universal a comunicar, diseminar e intercambiar información y tener acceso a los medios materiales y culturales para hacerlo. Insiste además en la importancia del desarrollo de redes ciudadanas de información.

Otro derecho humano

La "Declaración de Bratislava" (1993) producida por especialistas de la comunicación, insiste sobre la necesidad de revisar los Instrumentos y Declaraciones Internacionales para robustecerlos con los preceptos antes mencionados; y bajo los mismos criterios, en la Conferencia Mundial de Derechos Humanos de la ONU (1993), diversos sectores afirmaron que el Derecho a la comunicación debe ser contemplado como un derecho humano.

Asimismo, la Declaración de Toronto de la UNESCO (1995), subraya el derecho de las mujeres a la expresión y a la información como condición indispensable para garantizar la igualdad entre los géneros. Y la Plataforma de Beijing (1995), que resultó de la IV Conferencia Mundial de la Mujer de la ONU, incluye como área de especial interés a la comunicación.

Este trayecto propositivo, pone en evidencia que, por la importancia que ha adquirido la comunicación en el mundo contemporáneo, es cada día más imperativa la necesidad de formular un marco ético, orientaciones y políticas destinadas a rescindir los desequilibrios existentes y garantizar la libertad de expresión, como elementos esenciales para la vigencia de la democracia.

En la sociedad civil

Para ello, se torna fundamental el desarrollo del protagonismo propositivo de la sociedad civil, a través de la acción y articulación de sus movimientos (de derechos humanos, populares, sindicales, redes sociales, organizaciones indígenas, de mujeres, entre otros), llamados a apropiarse de su derecho a la expresión y generar, a través de su participación directa en los medios, prácticas alternativas que permitan la vigencia de tendencias pluralistas.

El libre flujo de ideas y de información tiene una íntima relación con la libertad de pensamiento y de opinión, por tanto la ciudadanía tiene derecho a acceder a fuentes de información diversificadas, como a expresarse en los espacios públicos. La vulneración de este derecho constituye una lesión a los derechos humanos, en cuanto impide la vigencia de la libertad de pensamiento y limita el ejercicio de la democracia.

Asimismo, en una sociedad mundializada donde el poder mediático es innegable, el derecho a la comunicación tiene un estrecho vínculo con la afirmación del derecho político, pues en política el conocimiento y la afirmación de derechos permite reivindicar y apropiarse del espacio público. La vigencia democrática solo es viable con la participación ciudadana, para lo cual es indispensable el acceso a la información y a la expresión.

Las dinámicas de comunicación que se están definiendo ahora tendrán incidencia hasta en los lugares más recónditos del planeta. El tiempo urge, y si la ciudadanía no se moviliza para reclamar su derecho a la libertad de expresión y su espacio en los medios de comunicación, en un futuro inmediato su exclusión será aún mayor.

La libertad periodística

La libertad de la práctica periodística está inexorablemente vinculada a la vigencia de la libertad de expresión y de opinión.

No obstante, ejercer esta libertad puede implicar riesgos para la seguridad laboral y física, e incluso la vida.En el contexto actual, las formas de censura se han diversificado.

Por un lado, la tendencia a criminalizar la protesta social limita las posibilidades de visibilizar los enfoques contestatarios en el trabajo periodístico; por otro lado, la influencia de sectores de poder, antes mencionada, sobre los medios desvirtúa la libertad editorial y la diversidad de puntos de vista en el periodismo.

También incide la persistencia de concepciones de intolerancia y sectarismo en la sociedad.

Además, en América Latina, diversas organizaciones de derechos humanos han denunciado la permanencia de mecanismos represivos y de persecución contra los/as periodistas.

Un enfoque alternativo

Es importante resaltar la existencia de medios de comunicación alternativos, cuyos enfoques viabilizan la libertad de expresión: al reflejar en sus prácticas comunicativas puntos de vista críticos de las ideas dominantes, al abrir espacios para la expresión de diversidad de puntos de vista, incluidos aquellos que provienen de sectores marginados, y al generar acercamientos periodísticos que permiten un tratamiento de la información que va más allá de los acontecimientos puntuales.

Un planteamiento central de este sector es que se garantice las condiciones para que estos medios puedan desarrollar su rol social, sobrevivir en el mundo altamente competitivo y comercializado de la comunicación, y lograr que los enfoques alternativos de la comunicación puedan tener mayor presencia en la sociedad.

Además de su trabajo informativo, los medios alternativos están desarrollando propuestas y encaminando acciones para impulsar la vigencia del derecho a la comunicación, promover el acceso ciudadano a los medios de expresión y apoyar a diversos sectores sociales en el desarrollo de su capacidad comunicativa.

(Fuente: ALAI)


Embarazada da más lucro

por Gilberto Dimenstein

Las embarazadas rinden poco en el trabajo, ¿no? Equivocado: ellas son aún más productivas. Incluso en una ciudad competitiva como Nueva York, y en un sector especialmente competitivo como los bancos

Al medir el desempeño profesional en los bancos de las mujeres embarazadas, los investigadores de la Facultad de Administración de Empresas de la Universidad de Nueva York imaginaban que confirmarían en números lo que suponían saber.
Error. Ellos encontraron resultados que ayudan a destruir el prejuicio de que la gravidez y la productividad no se combinan. "Encontramos exactamente lo contrario de lo que creíamos", dice Hal Gueutal, encargado del estudio.
Según la investigación, las embarazadas trabajan más y mejor. Cercadas de desconfianzas, no quieren perjudicar su prestigio ante los jefes y tienden a esforzarse aún más.
Fuente: conferencia ax.mulher@chasque.apc.org




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