No. 58 - Julio 1996
La globalización económica no debe estar librada al azar
En forma colectiva y a través del sistema multilateral, los gobiernos deben guiar y controlar a las fuerzas que dirigen la globalización, para garantizar la aplicación de criterios que trasciendan las simples reglas económicas, según opinaron jefes de Estado presentes en la IX Conferencia de la UNCTAD.
La necesidad de que los gobiernos, colectivamente a nivel mundial y como sistema multilateral, guíen y controlen las fuerzas que dirigen la globalización y pongan en aplicación normas de conducta que trasciendan las simples normas económicas fue el enérgico mensaje emitido por los jefes de estado que participaron en una mesa redonda televisada durante la apertura de la novena sesión de la UNCTAD, en Midrand, Sudáfrica.
El rey Hussein de Jordania, el presidente Nelson Mandela de Sudáfrica, el presidente José María Figueres de Costa Rica, el presidente Benjamín Mkapa de la República Unida de Tanzania, y el presidente Jean-Pascal Delamuraz, de Suiza, fueron algunos de los participantes de la mesa redonda que fue moderada por Kitty Pilgrim, de Cable News Network (CNN).
La mesa redonda de jefes de Estado, seguida de otra de los directores de organismos, tenía como cometido fijar el tono para la UNCTAD IX y centrar la atención en cómo minimizar para los 2.000 millones de marginados el riesgo de quedar excluidos de la economía mundial en vías de "globalización".
Sorpresas inesperadas
Algunos de los organizadores tal vez pretendieron que el evento fuera un ejercicio de relaciones públicas destinado a proyectar una nueva imagen de la UNCTAD como institución alineada en la corriente mayoritaria de la economía ortodoxa y capaz de ofrecer "asistencia técnica" a los países más pobres para que puedan avanzar en la globalización y en la "integración" al mercado mundial. Por eso las discusiones y opiniones de los jerarcas gubernamentales les depararon sorpresas inesperadas.
Si bien todos hablaron del sufrimiento de los pobres y los excluidos y de los peligros para la paz, fueron los presidentes de Suiza y de Tanzania, simbolizando a los países más ricos y más pobres del planeta, quienes se robaron el espectáculo. Supieron introducir una perspectiva política y un toque de sobriedad ante tanto clamoreo exagerado sobre la globalización y ante el reducido núcleo de economistas expertos en política comercial y las grandes trasnacionales, que se han apropiado de la agenda internacional intentando erigirse ellos mismos como gobiernos.
La moderadora de la CNN -cuyos informantes tal vez no conocían o no habían leído con cuidado los estudios de la UNCTAD, que ahora son citados incluso por los economistas de la corriente oficialista, salvo los burócratas más recalcitrantes que no se atreven a separarse de su dogma- y algunos de los participantes de las dos mesas redondas hablaron mucho sobre las razones del éxito de las economías de Asia del este y las políticas seguidas.
Pero algunas de esas exposiciones de lo que Asia hizo y no hizo hacían recordar a las fábulas de Esopo o las historias indias de Panchatantra, de los seis ciegos que tocaron distintas partes del elefante y dieron luego una descripción, que incluso colectivamente no podían dar una aproximación a la realidad.
En respuesta a las preguntas sobre globalización y marginamiento, los jefes de estado, algunos indirectamente y otros en forma más directa, parecieron cuestionar algunas de las variedades supuestamente inmutables de este "fenómeno". También polemizaron no sólo con lo inevitable del proceso sino con la imposibilidad de los pueblos y gobiernos de, individual o colectivamente, influir o cambiarlo.
"La globalización será un desastre tanto para los países en desarrollo como para los industrializados, y será catastrófica para el mundo entero si se permite su predominio total sin que medie conciencia de su significación", manifestó el presidente Jean-Pascal Delamuraz, de Suiza, tal vez el país más rico y un estado en que ni siquiera los socialistas cuestionan el dogma del liberalismo.
"Es totalmente inaceptable... absolutamente antiético... Es fuente de riesgos, no sólo para los países en desarrollo sino también para los países industrializados... los inversores tienen que actuar con cierto sentido de conciencia..." declaró Delamuraz, cuyo país ha enfrentado una ola de fusiones y de pérdida de fuentes de trabajo.
Sustentabilidad política
El presidente Mkapa de Tanzania, uno de los países que integra la categoría de menos adelantados (PMA) y que ha puesto en práctica algunos de los programas de "reforma" para favorecer el proceso de creación de una economía de mercado en el país, expresó que lo crucial era la sustentabilidad política de las llamadas políticas económicas "ortodoxas" en su doble aspecto. Por un lado el aspecto de la gestión económica nacional a través de las políticas de ajuste estructural iniciadas por los gobiernos con el apoyo del FMI y del Banco Mundial, "pero dentro de plazos que no son políticamente sostenibles". Y por el otro lado el aspecto de la apertura de estas economías frágiles a la competencia extranjera en los sectores financiero, industrial y de comercio, cuando al mismo tiempo las perspectivas de su integración a la economía global son extremadamente endebles.
"El tipo de industrialización que tenemos está afectado por las manufacturas importadas que dejan a las empresas nacionales sin trabajo, provocando la desindustrialización. Por otro lado, el ingreso de capitales extranjeros fue muy lento. Esto hizo que a nuestros países les resultara muy difícil producir algo para el mercado nacional o para el extranjero."
Anteriormente, Nelson Mandela se había referido a la tremenda carga que había heredado su gobierno, una deuda pública gigantesca y una situación de inseguridad e inestabilidad en el país que hizo que muchas empresas invirtieran en el exterior. Mandela hizo un breve resumen de las medidas adoptadas por su gobierno desde que asumió hace dos años, para revertir la situación. Nada se logra de la noche a la mañana, pero cuando se encaran las necesidades de los sectores pobres se está encarando la seguridad de todo el país. "Un crecimiento sin desarrollo carece de significado, y eso fue algo que Sudáfrica debía evitar", agregó.
El presidente José María Figueres de Costa Rica introdujo un toque de optimismo con respecto a los programas de ajuste estructural y a las reformas de liberalización realizadas en América Latina, que según él auguraban perspectivas moderadamente esperanzadoras para el futuro. La formación de grandes bloques comerciales conducen a un mercado regional unificado, el ahorro interno ha aumentado y los capitales que se habían fugado están volviendo a casa.
Si bien todo esto creó mayor riqueza, el asunto que sigue pendiente tiene que ver con la distribución de esta riqueza.
El rey Hussein de Jordania opinó que el Medio Oriente ha dado un paso al frente en el proceso de paz y se encamina hacia la construcción de un futuro. Hay muchas esperanzas y un cambio de actitud, pero se necesita tiempo así como apoyo de la comunidad internacional.
La pobreza y la miseria están directamente relacionadas con la violencia, pero hay optimismo en el futuro, expresó. Pero la pesada carga de la deuda impidió que los países que la soportan pudieran aprovechar las oportunidades de la paz, si bien con estabilidad sería posible recurrir al sector privado y a los programas de privatización.
Apoyo a la UNCTAD
En una ronda final de respuestas, ante la pregunta de qué esperaban de las organizaciones internacionales y de la UNCTAD en particular, todos los dirigentes dieron su apoyo unánime a la conferencia y a sus posibilidades futuras.
El presidente Mandela declaró que un rasgo típico del orden mundial actual es la integración de los países, lo cual identifica como un elemento positivo, pero que conlleva grandes problemas para los países en desarrollo, que no tienen la misma influencia ni el poder de imponer sus decisiones que tienen los países desarrollados.
"Esto acentúa la necesidad de la UNCTAD, que tiene una función especial a cumplir en la promoción del desarrollo, especialmente en los países en desventaja que han vivido durante tanto tiempo bajo el régimen del colonialismo."
El Rey Hussein hizo un llamado a la solidaridad y a la ayuda mutua en estos términos: "Quienes están más adelante que los demás deberían ayudar a los países en desarrollo a crear un mundo mejor para su pueblo. La importancia no es para el presente sino para el mañana, cuando la historia juzgue a los líderes de ahora."
El presidente suizo manifestó que no esperaba milagros de las organizaciones internacionales cuyas responsabilidades están ligadas a las responsabilidades de los gobiernos. Expresó además que la UNCTAD debería estar signada por un profundo enfoque ético y propiciar la conjunción de las fuerzas que estén en contra de esa actitud. En ese sentido, sería necesario dar mayor cabida a fuerzas no gubernamentales que podrían hacer un aporte considerable, añadió el mandatario. También abogó por un pragmatismo de parte de la UNCTAD, exhortando a una mayor coordinación con las instituciones de Bretton Woods y cooperación con el sector privado.
El presidente Figueres opinó que la UNCTAD debería centrar su atención en el comercio como instrumento de desarrollo y ayudar a cambiar el paradigma del desarrollo hacia un enfoque más holístico centrado en los temas sociales y ambientales y convertirse en un foro más al estilo think-tank, que aborde cuestiones como qué deberían hacer los países para poner en práctica los programas de ajuste estructural.
El presidente Mkapa dijo que la UNCTAD debería ser el portavoz de los países en desarrollo y la difícil situación que atraviesan, y abocarse a resolver cómo aliviarla. La UNCTAD fue creada para encarar el tema del comercio desde la perspectiva del desarrollo, teniendo debidamente en cuenta su membresía universal. Sin un desarrollo económico, los PMA no podrán desarrollar su comercio y es necesario que la Organización Mundial de Comercio (OMC) formule normas que tengan en cuenta las necesidades especiales de estos países.
Al final de las dos mesas redondas, en un resumen de las discusiones se señalaba que si bien la globalización y unificación de los mercados es una realidad nueva e irreversible, la globalización sin controles internacionales puede crear mayores desequilibrios dentro y entre los estados miembros. Los valores morales son la clave para la solución de los problemas creados por la globalización y la liberalización.
(Fuente: SUNS/CR)
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