No. 59 - Agosto 1996
HÁBITAT II
Acceso a la tierra y la vivienda, única salida a los problemas de la urbanización
por
Pang Hin Yue
Para resolver problemas como la marginalidad y la falta de vivienda asociados al crecimiento urbano es necesario primero abordar el desigual acceso a la tierra y la vivienda, manifestaron algunos de los participantes en Hábitat II.
Xezal Demittas, una mujer kurda, se vio obligada a convertirse en intrusa en la ciudad de Estambul por razones políticas. Tiene cinco hijos en prisión. Expulsada de su aldea, buscó refugio en la ciudad.
Evelyn Abagao, de Filipinas, es víctima del desarrollo económico: su casa, junto con otras 20.000, pronto será derribada por los bulldozers para dejar lugar a un proyecto de infraestructura a gran escala, financiado por el gobierno japonés. Con cinco hijos para alimentar, no sabe qué hacer para encontrar una vivienda alternativa. Como es considerada una intrusa ilegal, seguramente no obtendrá ninguna compensación ni será reubicada en otra zona.
Christina Page, Daviel Wirtz y Stephane Kopf, tres personas sin hogar residentes en París, emprendieron un viaje en bicicleta de 22 días hasta Estambul en protesta por el desalojo forzado y en defensa del derecho a la vivienda.
Loretta Ross, de Estados Unidos, condenó la manera en que las autoridades de Atlanta "limpiaron" la ciudad como preparativo de los Juegos Olímpicos de este año. Unas 1.492 familias fueron desalojadas de sus hogares y la acción incluso afectó a tres refugios para personas sin vivienda. Mohammed Zeidan, de la Asociación Árabe por los Derechos Humanos, está preocupado por el destino de 60.000 palestinos en 200 aldeas de Israel, que fueron declarados "ilegales" y enfrentan el desalojo.
Estos testimonios de personas presentes en Estambul en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Asentamientos Humanos (Hábitat II) revelan por qué el derecho a la vivienda debe ser la piedra angular del Programa de Hábitat y del Plan Mundial de Acción. Argumentan que sólo cuando todas las personas tengan asegurado un acceso igualitario a una vivienda en condiciones decorosas se resolverán los problemas asociados con la urbanización: marginalidad, violencia, degradación ambiental y peligros para la salud debido a la falta de agua potable y saneamiento.
El copresidente del Grupo sobre Derechos Humanos, Minar Pimple, considera que la amenaza de los desalojos forzados está siempre presente porque en la mayoría de los países las leyes de vivienda y de tierras no son necesariamente acordes a las convenciones internacionales sobre derechos humanos suscritas por los países. "Algunas de las leyes nacionales son ilegales en la medida que no son consecuentes con las leyes internacionales. Debemos instar a los gobiernos a que cambien. Nuestra próxima batalla será presionarlos para que adopten una convención internacional sobre el derecho a la vivienda", afirma.
Causas estructurales
La Coalición de Asia-Pacífico sobre el Derecho a la Vivienda cree que el desalojo de personas tiene raíces estructurales.
Las necesidades humanas básicas han sido ignoradas en aras del desarrollo y las posturas verticalistas de los gobiernos los hicieron desatender los intereses populares, dice la coalición. A eso se agrega que las leyes sobre el derecho a la vivienda han sido relegadas deliberadamente, mientras que la comercialización de la tierra y de la vivienda ha impedido que los pobres tengan un acceso igualitario a ambas.
La corrupción también cunde entre las autoridades locales y la policía, a resultas de lo cual los agentes privados del desarrollo dominan la escena mientras que cada vez más los sectores urbanos pobres pierden sus hogares.
Corazón Soliman, directora ejecutiva de la organización filipina Community Organisation, Training and Research Advocacy, está convencida de que la causa radica en que las comunidades han perdido el control y el acceso a los recursos y a los "procesos decisorios que afectan sus vidas". En su opinión, los sin techo, los sin tierra y los desocupados son la manifestación del sistema que favorece a los que tienen el poder económico.
El tan mentado "milagro de la ASEAN (Asociación de Naciones del Asia Sudoriental)" es de hecho la razón por la cual los pobres se hicieron más pobres. "La disparidad entre los ricos y los pobres se ha profundizado con esta noción del 'efecto de filtración", opina Soliman, quien concluye que históricamente, quienes tienen el control sobre la tierra en la ASEAN son los que ahora promueven la globalización de la economía de mercado en esta región, porque son los que primero obtendrían beneficios de las posibilidades que ofrece el proceso.
La directora de la Sociedad Internacional para la Ecología y la Cultura, Helena Norberg-Hodge, expresa que "la economía internacional termina por afectar el medio ambiente, la salud, los empleos y la producción de alimentos" y considera que el afán de lucro de la globalización de la economía de mercado es una herencia del colonialismo europeo que obligó al Sur a producir alimentos para el Norte.
Los poscolonialistas son las poderosas e influyentes trasnacionales que están promoviendo activamente la idea del monocultivo en el área del consumo de alimentos y servicios para fortalecer su hegemonía. "Pero son desastrosos para la sociedad y el medio ambiente. Matan la diversidad que deberían promover. Es necesario que presionemos a los gobiernos para que cambien".
Pero hasta entonces, Soliman y Norgerg-Hodge temen que la diversidad cultural, que consideran crucial para la supervivencia de las personas, continúe erosionándose y persistan los problemas de urbanización.
El presente artículo fue publicado en The New Straits Times (26 de junio de 1996).
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