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No. 60 - Setiembre 1996

ANTE LA REUNIÓN MINISTERIAL DE SINGAPUR

El Sur unido en la OMC

por Martin Khor

Por primera vez, una conferencia realizada en julio en Kuala Lumpur reunió a los países en desarrollo para elaborar una estrategia con miras a la reunión ministerial de la OMC, que se celebrará en diciembre en Singapur.

En diciembre se celebrará en Singapur una reunión económica internacional que tendrá importantes consecuencias para las políticas de desarrollo y las perspectivas económicas de todos los países. Sin embargo la opinión pública sabe poco de esa reunión, la primera Conferencia Ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Por lo menos por ahora.

Es una lástima, porque la OMC se está consolidando como la organización económica más poderosa del mundo. De manera creciente, muchos ámbitos decisorios tradicionalmente bajo el control de los gobiernos nacionales están siendo transferidos a su órbita. Y la OMC ya no establece normas sólo para el comercio internacional. Cada vez más también toma decisiones en temas que afectan a la política y la legislación internas (a nivel económico, de desarrollo, social y cultural) de cada país miembro.

Los estados miembros se ven obligados a cambiar gran parte de su legislación y políticas internas para avenirse a los acuerdos de la OMC.

Como el poder de la OMC deriva de un acuerdo comercial jurídicamente vinculante, los países desarrollados lo eligieron como el vehículo principal a través del cual esperan aplicar y profundizar su poder sobre la economía mundial. Una vez que un acuerdo o norma es aprobado en la OMC, los países en desarrollo tienen que cumplirlo o enfrentar la amenaza de sanciones comerciales.

Esta capacidad de coerción es la que le confiere tanto poder a la OMC, comparado con otros organismos, y es por eso que los países ricos quieren que sean cada vez más los temas que caigan dentro de su jurisdicción.

Es un instrumento efectivo, no sólo para aumentar el dominio del comercio mundial y el sistema económico sino también para dictar las políticas económicas, sociales y políticas internas de los países en desarrollo. Las potencias están tratando de que los ministros de Comercio acepten la inclusión de temas nuevos (tales como políticas de inversión, normas laborales, política en materia de competencia, incluso corrupción) en la jurisdicción de la OMC, en torno a los cuales se negociarían nuevos acuerdos.

Más temas, menos soberanía

Los países en desarrollo, por otro lado, temen que la introducción de esos temas nuevos -que no tienen una relación directa con el comercio- menoscaben su soberanía y limiten aún más su capacidad de formular de manera autónoma políticas nacionales y programas de desarrollo.

La forma en que se resuelva todo esto, antes y durante la reunión de Singapur, incidirá decisivamente en el futuro de las economías de estos países.

Actualmente, en las instancias preparatorias de la agenda de la Conferencia de Singapur, se están llevando a cabo intensos debates y negociaciones. Entre bambalinas, los funcionarios de Economía y Comercio de diversos países están enfrascados en una serie de actividades y discusiones en un intento de proteger e imponer los intereses de sus países.

La mayoría de estos debates preparatorios tienen lugar a puertas cerradas en Ginebra, donde la OMC tiene su sede central. En su calidad de organización de carácter reservado, las deliberaciones de la OMC no están abiertas al público o a la prensa, de manera que es muy poca la información que se filtra.

En las capitales de los países ricos del Norte, los funcionarios están especialmente ocupados preparando el terreno para lo que esperan será la introducción de más "temas nuevos" a la agenda de la OMC.

En los siete años de conversaciones de la Ronda Uruguay que finalizaron en 1994, lograron introducir agricultura, servicios, derechos de propiedad intelectual y medidas de inversión, como temas nuevos en el Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT), que ahora se transformó en la OMC, más poderosa aún.

Apenas calmados los ecos de la Ronda Uruguay, e incluso antes de que los países en desarrollo puedan comenzar a encarar seriamente los problemas de adaptar sus políticas económicas nacionales a las nuevas normas de la OMC, el Norte trata ahora de incluir más temas en la abarrotada agenda de la OMC. Con miras a eso, varios gobiernos del Norte organizaron reuniones para discutir la agenda de la Conferencia de Singapur en Estocolmo, Canadá, Australia y últimamente Suiza.

En cuanto al Sur, el 9 y 10 de julio numerosos países en desarrollo se juntaron por primera vez en un país del Sur para organizar sus propios asuntos. Y el resultado fue muy alentador. Comenzaron por un establecer el compromiso de defender sus intereses nacionales y colectivos, y llegar a posiciones comunes, si bien no unánimes, sobre algunos temas de importancia.

Organizada por el Instituto de Estudios Estratégicos e Internacionales (ISIS), la conferencia sobre "La OMC: perspectivas desde el Sur" se realizó en Kuala Lumpur y contó con la participación de representantes oficiales, diplomáticos de la OMC, académicos y empresarios de diversos países en desarrollo, entre ellos Malasia, Brasil, Bangladesh, India, Singapur, Tailandia, China, Corea, Egipto, Zimbabwe, Sudáfrica y Ghana.

Un peligro para la soberanía

La conclusión principal de la reunión fue que el intento de algunos países del Norte por introducir temas nuevos en la OMC representaría un riesgo para la soberanía y los intereses económicos del Sur, y esto podría ser resistido de forma unida en el proceso preparatorio de la Conferencia Ministerial de Singapur.

La ministra de Comercio Internacional e Industria de Malasia, Dato Seri Rafidah Aziz, en el discurso inaugural calificó de preocupante la intención de algunos países desarrollados de ampliar el programa de trabajo de la OMC para incluir "temas nuevos" tales como normas multilaterales de inversión, normas laborales, política en materia de competencia y corrupción.

"Son temas sumamente polémicos y plantean para el futuro el mayor peligro a la soberanía y prosperidad económica de los países en desarrollo", expresó Rafidah.

Señaló además que los países desarrollados habían propuesto que la OMC iniciara discusiones y posteriormente negociaciones sobre liberalización y protección de inversiones transfronterizas y normas armonizadoras de políticas nacionales en materia de competencia.

"Estas tentativas tienen serias consecuencias para los países en desarrollo ya que eventualmente podrían restringir la capacidad decisoria de los gobiernos en el ámbito nacional.

En particular, el reclamo de libertad de movimiento de inversión a través de las fronteras nacionales y de trato nacional implica que cualquier inversor tendrá el derecho de establecerse en cualquier sector del mercado de cualquier país y recibir trato nacional. Esto supone la exclusión del derecho de los gobiernos a aplicar políticas de inversión a nivel nacional que puedan limitar la participación de extranjeros en ciertos sectores o que puedan ofrecer trato preferencial a las empresas nacionales para permitirles competir con firmas extranjeras poderosas.

Rafidah agregó que algunos países desarrollados también pretenden que la OMC establezca una relación directa entre el comercio y los derechos laborales, con el argumento de que las importaciones de los países en desarrollo no eran baratas no por una ventaja comparativa en los costos de producción sino debido a normas laborales inaceptablemente bajas. "Esto es no sólo políticamente inaceptables para los países en desarrollo sino que tampoco tiene sentido desde el punto de vista económico", afirmó.

Rafidah expresó que los países en desarrollo temían que estos temas polémicos terminaran por introducirse formalmente a la agenda de la OMC, con las consiguientes repercusiones en los esfuerzos y objetivos en materia de desarrollo.

"Los países en desarrollo deben unirse y adoptar un enfoque común para contrarrestar estas propuestas, porque si estamos divididos seguiremos siendo dominados por los países industrializados", exhortó Rafidah.

La ministra de Comercio Internacional e Industria de Malasia propuso que la reunión de Singapur se centre en una evaluación e inventario de la aplicación de los compromisos de la Ronda Uruguay, estudie la conclusión de negocios inconclusos y la agenda implícita, y se oponga a las propuestas de incluir temas nuevos en la agenda.

En las discusiones de los dos días siguientes, muchos participantes apoyaron esta propuesta.

El embajador de Zimbabwe ante la OMC, Tichaona Jokonya, coincidió con Rafidah en que la aplicación de los compromisos de la Ronda Uruguay plantea a las economías más pequeñas una serie de problemas, por lo cual apoyó la posición de que "la OMC debe evitar recargar su agenda". Opinó que la reunión de Singapur debe dedicarse a analizar hasta dónde se ha llegado en el presente después de la Ronda Uruguay. "Todavía no hemos empezado realmente su implementación, ¿cómo podemos entonces hablar sobre temas nuevos?", se interrogó.

El secretario de Comercio de Bangladesh, Mofazzal Karim, también estuvo de acuerdo con Rafidah y propuso que los participantes adoptaran dicha posición. Manifestó que la conferencia Ministerial de Singapur debería examinar de qué forma la aplicación de la Ronda Uruguay afectaría a los distintos países. Mientras que los países industrializados cuentan con todos los recursos para cumplir con sus obligaciones, muchos países en desarrollo no tienen la maquinaria necesaria.

De los acuerdos no surge claramente si los países pobres se benefician de algún modo con la Ronda Uruguay. Si no se benefician, entonces deberían ser compensados. Por lo tanto es necesario hacer una evaluación y no es momento de trabajar en temas nuevos.

Karim manifestó que los temas nuevos son muy polémicos y tienen alcances importantes. Los países en desarrollo ya están muy recargados con los problemas de aplicación, por lo que no deben entrar en discusiones sobre estos temas nuevos que sólo interesan a los países desarrollados.

Martin Khor es Director de la Red del Tercer Mundo.


OMC reconoce insuficiente interacción con ONG

No existe suficiente interacción entre la Organización Mundial de Comercio (OMC) y las organizaciones no gubernamentales (ONG), comentó Richard Eglin, secretario de la Comisión sobre Comercio y Medio Ambiente de la OMC, al finalizar la reunión que mantuvieron el 27 y 28 de setiembre en Ginebra la secretaría de la Comisión y unas 30 ONG de todo el mundo. Eglin manifestó que el mensaje central de la reunión es el enorme valor de compartir información con las ONG, la necesidad de continuar el diálogo y de hacerlo más transparente.

Los participantes no ocultaron su desilusión por la falta de participación de representantes gubernamentales en la reunión. Se invitó formalmente a las misiones oficiales ante la OMC, pero otras actividades disputaron su atención, entre ellas la mesa redonda de alto nivel sobre comercio y medio ambiente (ver página 12: ONU reclama coherencia entre comercio y medio ambiente).

Que los gobiernos sí están dispuestos a escuchar a las ONG sobre temas sustantivos quedó en evidencia durante el seminario sobre el estado de las negociaciones en la OMC que organizó en Ginebra pocos días antes la Red del Tercer Mundo (TWN), al que asistieron 40 delegaciones gubernamentales de países en desarrollo.

En coincidencia con estos debates entre ONG, gobiernos y la OMC, se inauguró en Ginebra el Centro Internacional para el Comercio y el Desarrollo Sustentable, cuyo objetivo consiste en "abrir la OMC al diálogo con la sociedad civil y contribuir a la promoción del desarrollo sustentable dentro del área del comercio internacional". El Centro está dirigido por Ricardo Meléndez Ortiz, ex negociador del GATT en temas de comercio y medio ambiente y ex director ejecutivo de la Fundación Futuro Latinoamericano, de Quito. Esta fundación, junto con la Unidad del Consumidor y Trust Society, de India, el Instituto Internacional para el Desarrollo Sustentable, de Canadá, la Coalición de Organizaciones para el Desarrollo y la Unión de Conservación Mundial (IUCN), de Suiza, forman el directorio del nuevo Centro.

Ante la preocupación de varias organizaciones ciudadanas del Sur sobre el establecimiento de un vínculo privilegiado entre este Centro y la OMC, que excluyera otras iniciativas, Elgin expresó que la Comisión sobre Comercio y Medio Ambiente "continuará trabajando estrechamente con el Centro pero sin que se trate de una relación exclusiva". Durante la reunión, se resumió a las ONG algunos de los temas que se discutirán durante la Reunión Ministerial de la OMC que se realizará en diciembre en Singapur, y a su vez las ONG manifestaron sus temores acerca de las consecuencias que la aplicación de la Ronda Uruguay y la posible inclusión de temas nuevos en la OMC tendría en las comunidades con las que trabajan en los países en desarrollo.

En una decisión adoptada el 18 de julio, el Consejo General de la OMC aceptó "mejorar la transparencia y abrir un canal de comunicación con las ONG", que fueron elogiadas por "contribuir a la precisión y riqueza del debate público". Algunos documentos elaborados por la secretaría de la OMC serán puestos a disposición de las ONG, pero éstas no "participarán directamente en el trabajo de la OMC o en sus reuniones", según la opinión generalizada de los negociadores gubernamentales.




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