No. 61 - Octubre/Noviembre 1996
CORREO ELECTRÓNICO
Contigo en la distancia
El género epistolar se desprende de las ataduras y prospera en el ciberespacio. Los viajeros de este fin de siglo han iniciado recorridos en los cuales llevan consigo el poder de recibir su correo. Donde quiera que los lleve el destino, siempre tendrán la misma dirección postal, siempre podrán encontrar la forma de usar una llave para retirar sus cartas de la casilla.
Los viajeros transitan alrededor del mundo: son una subespecie humana. Y ahora aparecieron nuevos mutantes: tecnoviajeros. Recorridos en el mundo real que se duplican en el mundo virtual, seres que descubrieron una nueva verdad: siempre es posible conectarse a la Red. Y, por cierto, manejar la correspondencia electrónica.
A diferencia de los turistas, los viajeros se movilizan durante el largo tiempo que dura su marcha, y suelen ser inubicables. Esquivan los resorts y las cinco estrellas, los city-tours y los malls, pasan por el borde del sistema. Pero aun así escriben y reciben cartas, mediante sistemas que existen desde hace muchos, pero muchos años.
Mandar la carta en este mundo físico es fácil, basta echarla en el buzón. Pero, ¿y recibirla? En los correos suele haber una lista, conocida internacionalmente como Poste Restante, donde los viajeros buscan su nombre para ver si les ha llegado alguna carta, enviada por alguien que sabía la fecha aproximada de su paso por esa ciudad. Otros llegan con esperanza hasta la oficina de American Express, que ha sido un lugar muy utilizado para estos fines.
Pero ahora vivimos en la era de Internet, y la fiebre de la conectividad abarca casi todos los países. El mundo se hace pequeño como un computador, mientras la Red crece hasta alcanzar el tamaño del mundo.
Sólo que hay otra buena noticia. No es necesario cargar con el computador por el mundo para entrar en la dimensión de la Poste Restante electrónica. Los cibercafés se multiplican como una maleza, los hoteles corren para estar en línea, se habla con más frecuencia de los terminales públicos para los próximos años, las bibliotecas cuentan con conexiones y, finalmente, están las universidades, donde siempre exisste la posibilidad de conseguirse alguien que te preste la pantalla por un minuto.
La recepción de correo electrónico es uno de los temas que apasionan a los de TechnoTravel, en www2.dk-online-dk/users/Anders_Andersen, quienes recomiendan, por ejemplo, la posibilidad de hacer una operación de Telnet al servidor donde está ubicada nuestra casilla electrónica, que es el de nuestro proveedor de Internet en el lugar donde vivimos habitualmente, o donde simulamos hacerlo.
Según indican basta telnetear la dirección del browser desde la casilla open location del browser, con el número de puerto 110 (telnet./nombre.servidor: 110) para obtener la respuesta +OK POP3 server ready. Después se dan las instrucciones USER nombre, PASS contraseña, LIST (para conocer el número de mensajes), RETR número (de mensajes, para leerlos), DELE número (de mensajes, para borrarlos) y QUIT (para salir). Todo esto en diálogo con el servidor, que deberá aprobar cada paso con un +OK o con la entrega de las cartas.
La operación sirve, pero onjo que no todos los servidores son tan receptivos a las operaciones de Telnet para correo, pues argumentan razones de seguridad. Es mejor confirmar antes de partir...
Bien, la de Telnet era la fórmula difícil. Hay una más fácil, mediante el uso de los programas de correo electrónico a los que estamos habituándonos en esta digitalizada vida.
Supongamos que estamos en Kuala Lumpur y queremos saber lo que contiene nuestro correo electrónico. Podemos ir a uno de los cibercafés que ya existen en la capital malasia --WizAsia es uno de ellos-- y usar el correo electrónico.Pueden ocurrir varias cosas de la vida real. Que cobren, en cuyo caso recomendamos pagar. Que no acepten el uso del correo electrónico, en cuyo caso recomendamos reclamar como pueda. Que no tengan programa de correo o éste no sea el que usted utiliza con más facilidad, en cuyo caso recomendamos llevarse un diskette con el software, digamos Eudora Lite, ojalá para PC, que son más comunes. Si no tienen el programa y tampoco dejan usar diskettes, busque otro cibercafé.
En fin, pensemos que al final logró conectarse y abrió su Eudora. Váyase entonces al menú Special, a la sección Configuration, donde indicará los datos de su cuenta, que en definitiva funcionarán como llave para la lejana casilla de correos. En el sector de POP account, la dirección a la cual le escriben. En Real Name, su nombre verdadero. Y en el sector de SMTP server, el nombre o número IP de su servidor. Finalmente, OK.
Es la flechita del mouse la que debe viajar entonces rumbo al menú de Archivo o File, donde elegiremos la opción Check Mail. En ese momento debemos explorar nuestra memoria o desdoblar el papelito, pues el POP server nos pedirá la contraseña o password.
Todo recorrerá las venas de Internet y, si hay cartas, debería anunciarnos que tenemos nuevo correo. Podemos leerlo, guardarlo y, si estamos ejecutando un programa de e-mail desde el disco duro de este cibercafé en Malasia, también borrarlo. Luego nos llevamos el diskette.
Está bien: sabemos que en todos los países hay correos, en algunos mejores qwue en otros. Pero, ¿facilidades para acceder a Internet? Bueno, en la Red se puede encontrar casi de todo, incluso la lista de recursos que tienen los países, con listas de proveedores y a menudo de las instituciones conectadas. En las secciones de turismo se pueden chequear los hoteles conectados, por ejemplo. En las universidades es conveniente partir por las más grandes, tal vez por escuelas de algo relacionado con la computación... está bien, el acceso aquí no es abierto pero siempre se puede pedir un favorcillo, igual se trata de un minutillo.
Con respecto a los cibercafés, aparte de las búsquedas que se pueden realizar a través de de la misma Red apuntando hacia lugares específicos, del tipo café+france o algo por el estilo, existen algunas guías donde se pueden consegujir listas de locales que se dedican a este floreciente negocio. Algunas de alcance planetario, como la de www.cyberiacafe.net/cyberia/guide/ccfe.htm.
Si vas para Chile, como dice la canción, en la capital ya tenemos tres cibercafés desde donde se pueden intentar este tipo de operaciones. Algunos grandes hoteles también comenzaron a entrar en línea, en ocasiones hasta con servicio desde la habitación. Luego están las escuelas de computación donde alguien se podría compadecer, entre otros muchos lugares universitarios ya conectados.
Este tema casi no lo elegimos, sino que se nos vino encima. Una viajera de Finlandia que vio la revista nos contactó para averguar dónde podía ir a chequear su correo electrónico. Pensar que hace un par de años nada de esto existía. Y pensar en el futuro.
Se dice que la facilidad para consultar el correo desde múltiples ubicaciones será uno de los atractivos de la nueva generación de software que se está diseñando. Se trata del Internet Message Access Protocol (IMAP) en su versión 4.0 que, según algunos medios especializados en fierros para la Red, ya comenzó a probarse experimentalmente. Sun Microsystems y Netscape se cuentan entre los pesos pesados detrás de esta idea, que aspira a generar un nuevo estándar para el e-mail.
Y podríamos viajar aún un poco más lejos, hasta comienzos del próximo siglo, cuando se generalice la cobertura por satélites y definitivamente se haga realidad una de las características inquietantes del correo: la dirección es sólo electrónica, la geografía es un accidente, la distancia física un detalle sin importancia.
(Tomado de Interr@. Santiago de Chile, noviembre 1996)
|