No. 137/138 - Marzo/Abril 2003
Scott Ritter
"Irak ha quedado fundamentalmente desarmado"
Scott Ritter, que pasó siete años (hasta 1998) buscando y destruyendo el arsenal iraquí como inspector de armamento de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), opina que Irak ya no tiene capacidad para fabricar armas de destrucción masiva. Esta entrevista es un extracto del libro War on Iraq, de Scott Ritter y William Rivers Pitt (Londres, Profile Books, 2002).
William River Pitt: ¿Irak tiene armas de destrucción masiva?
Scott Ritter: No se puede responder "blanco" o "negro", como lo presentan algunos integrantes del gobierno de Bush. Es indudable que Irak no cumplió del todo con el programa de desarme que estableció el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en su resolución. Pero, por otro lado, desde 1998, Irak se ha desarmado en lo fundamental: hay pruebas de que se ha anulado entre 90 y 95 por ciento de su capacidad para fabricar armas de destrucción masiva. Esto incluye todas las instalaciones utilizadas para producir armas químicas, biológicas y nucleares, así como misiles balísticos de largo alcance; el equipamiento de dichas instalaciones; y la amplia mayoría de los productos que salen de dichas instalaciones.
Se suponía que Irak le entregaría todo a la ONU, a fin de que ésta supervisara su destrucción y eliminación. Pero Irak eligió en cambio destruir –en forma unilateral, sin la supervisión de la ONU- la mayor parte de dicho equipamiento. Más tarde pudimos comprobarlo. El problema es que esa destrucción se llevó a cabo sin documentación, de modo que la verificación se vuelve de inmediato una cuestión muy confusa.
WRP: ¿Por qué Irak destruyó las armas en lugar de entregárselas a la ONU?
SR: Los iraquíes intentaron ocultar en numerosas ocasiones la existencia de tales armas. Y la destrucción unilateral puede haber sido una estratagema para conservar un alijo de armas de destrucción masiva, mientras aseguraban haberlas destruido. Es importante no darle a Irak el beneficio de la duda. Irak le mintió a la comunidad internacional. Le mintió a los inspectores. Hay muchas personas que creen que Irak aún quiere conservar la capacidad para producir esas armas.
Pero, a pesar de esto, no tenemos ninguna prueba de que Irak conserve la capacidad o el material que necesita para fabricar armas de destrucción masiva. De hecho, hay numerosas pruebas de lo contrario. Creo que el principal problema, a esta altura, es la confiabilidad. Irak destruyó entre 90 y 95 por ciento de su arsenal de destrucción masiva. Está bien. Tenemos que recordar que ese 10-5 por ciento restante no constituye necesariamente una amenaza. Ni siquiera es un programa de armamento. Se trata apenas de los restos de un programa de armamento que, en su totalidad, no llega muy lejos, pero de todos modos está prohibido. Pero el hecho de que no valga la pena pedir explicaciones no significa que Irak conserve dichas instalaciones. No hay pruebas de que lo tiene. Ese es nuestro dilema. No podemos emitirle a Irak un certificado de buena salud, por lo tanto, no podemos cerrar el capítulo sobre las armas de destrucción masiva. Pero, a la vez, no podemos afirmar con razón que el incumplimiento de Irak consista en mantener de hecho su capacidad para la guerra.
¿Cómo manejarnos con estas incertidumbres? Hay quienes dicen que, como no hay inspectores de armamento en Irak ahora y dado que dicho país se ha mostrado proclive a adquirir ese tipo de armas en el pasado y a usarlas no sólo contra sus vecinos sino contra su propio pueblo, además de haberle mentido a los inspectores de armamento, hay que suponer lo peor. Este argumento justifica un ataque preventivo.
Si se presentara el caso ante un tribunal de justicia, la balanza se inclinaría hacia la otra parte. Irak ha mostrado una y otra vez su deseo de cooperar con los inspectores de armamento. Hay circunstancias atenuantes en cuanto a la suspensión de las inspecciones y al hecho de que la misión haya quedado inconclusa o incompleta, dado que Irak no obtuvo el certificado de desarme completo. Quiénes pretenden implementar esas resoluciones –por ejemplo, Estados Unidos- violaron los términos de las mismas al aprovechar el acceso que tuvieron a operar dentro del país para hacer algo incompatible con las resoluciones del Consejo de Seguridad (espiando, por ejemplo).
Armas nucleares
WRP: Hay cinco cosas que suelen llamar la atención del gobierno de Estados Unidos y de la gente interesada en el ataque a Irak. Se trata de: 1) el potencial de armas nucleares; 2) el potencial para fabricar armas químicas; 3) el potencial para armas biológicas; 4) el potencial para fabricar sistemas de lanzamiento que pudieran llegar a Estados Unidos; y 5) las posibles conexiones entre Saddam Hussein y Al Qaeda u otras redes de terrorismo. Me gustaría hablar un poco sobre el programa de armas nucleares de Irak.
SR: Cuando me fui de Irak en 1998, al terminar el programa de inspecciones de la ONU, se había destruido el 100 por ciento de la infraestructura y las instalaciones. Nadie discute eso. El centro de diseño de armas había sido destruido. Los equipos de fabricación habían sido encontrados y eliminados. Y, en cambio, teníamos los medios necesarios para supervisar –tanto desde vehículos como desde el aire- los rayos gama que se producen en cualquier intento de enriquecer uranio o plutonio. Nunca encontramos nada. Podemos decir sin equivocarnos que la infraestructura industrial que Irak precisa para producir armas nucleares fue eliminada.
Sin embargo, esto tampoco es tan simple, ya que Irak sigue teniendo miles de científicos que se dedicaron a llevar a cabo el programa de nuclearización. Los científicos estaban organizados de una manera muy específica, con diversos subelementos centrados en diferentes tecnologías interesantes. Si bien se había destruido toda la infraestructura física, los iraquíes decidieron mantener la estructura de organización de los científicos. Esto significa que el país cuenta con miles de científicos nucleares –con su conocimiento y pericia- que siguen organizados igual que cuando estaba en pleno desarrollo el programa de armas nucleares. Esos científicos, hoy, cumplen tareas legítimas. Su trabajo no es ilegal en sí mismo, pero se les permite operar en campos similares a los de cuando trabajaban en un programa de armamento nuclear.
Por lo tanto, existe cierta inquietud respecto de si los iraquíes podrían volver a intentar, en el largo plazo, reconstruir su programa de armas nucleares. Pero hay que tener en cuenta la realidad. Eso no puede ocurrir de la noche a la mañana. Para recuperar su capacidad nuclear, Irak tendría que construir instalaciones de enriquecimiento e inclusión de bacterias en armas, que cuestan decenas de miles de millones de dólares. Las armas nucleares no se fabrican en un sótano o una caverna. Se requiere infraestructura industrial moderna que, a su vez, exige enorme cantidad de electricidad y tecnologías altamente controladas que no se consiguen fácilmente en el mercado abierto.
WRP: Tales como reflectores del neutrón, pisones...
SR: Irak podría diseñar y construirlos por su cuenta. Hablo más bien de las cámaras fotográficas de destello y las centrifugadoras que se necesitan para enriquecer uranio. También se requieren algunos productos químicos específicos. Nada de eso se puede conseguir barato. Es muy caro y fácilmente detectable. El vicepresidente (Dick Cheney) ha estado diciendo que Irak podría estar a dos años de fabricar una bomba nuclear. A menos que sepa algo que nosotros no sabemos, eso es un disparate. Y no parece (que tenga esa información), porque cuando se lo presiona para que diga sus fuentes, tanto él como cualquier otro funcionario del gobierno de Bush, recurre al testimonio de Richard Butler, mi ex jefe, un diplomático australiano, y al de Khidir Hamza, un desertor iraquí que afirma ser el fabricante de bombas de Saddam. Por supuesto, eso no alcanza, y mucho menos cuando sabemos que contamos con el informe de la ONU sobre el desarme iraquí entre 1991 y 1998. Ese informe es indiscutible. Anulamos el programa nuclear y para reconstruirlo, Irak habría tenido que iniciar actividades fácilmente detectables por los servicios de inteligencia.
WRP: Dado que esas afirmaciones del vicepresidente son importantes para el debate, quisiera aclarar algunas cosas. ¿Usted está diciendo que Irak no puede ocultar, por ejemplo, instalaciones de centrifugación de gases, debido a la energía que requerirían y el calor que emitirían?
SR: No se trata sólo de calor. Las instalaciones de centrifugado de gases emiten radiaciones gama, así como de otras frecuencias. Eso es detectable. Irak no tendría cómo evitarlo.
Armas químicas
WRP: ¿Qué pasa con las armas químicas?
SR: Irak fabricó tres agentes nerviosos: sarín, mostaza y VX. Algunas personas que desean una guerra contra ese país hablan de 20.000 municiones llenas de sarín y mostaza que podrían utilizarse contra los estadounidenses. Sin embargo, los hechos no respaldan esa idea. El sarín y el mostaza tienen una vida útil de cinco años. Aún en el caso en que Irak hubiera logrado esconder esa enorme cantidad de armas para que los inspectores no las vieran, lo que tiene hoy guardado no es más que algo inútil e inofensivo.
Las armas químicas se producían en un establecimiento del estado de Muthanna: una fábrica de armas químicas, que fue bombardeada durante la guerra del Golfo y luego llegaron los inspectores de armamento y completaron la tarea de eliminación de las instalaciones. Eso significa que Irak perdió su base de fabricación de sarín y mostaza.
Destruimos miles de toneladas de agente químico. No dijimos "Oh! Hemos destruido una fábrica, ahora vamos a esperar que todo lo demás expire". Teníamos una planta de incineración funcionando a tiempo completo, quemando toneladas de materiales todos los días. Salimos e hicimos estallar bombas y ojivas rellenas de ese agente. Vaciamos las ojivas de los misiles Scud que contenían dicho agente. Cazamos todo eso y lo destruimos.
WRP: ¿Los iraquíes no podrían haber ocultado una parte?
SR: Esa es una posibilidad muy real. El problema es que lo que sea que hayan escondido tiene que haber sido producido en el establecimiento del estado de Muthanna. Una vez que volamos esa fábrica, ellos se quedaron sin las instalaciones necesarias para seguir produciendo agentes nerviosos y en cinco años el sarín y el gas mostaza se degradan y se convierten en material inútil. Ese discurso de que Irak tiene armas químicas ya no es válido. En general, está basado en la sospecha de que los iraquíes pueden haber escondido una parte para que no lo vieran los inspectores de la ONU. Yo creo que hicimos un buen trabajo de inspección. Si hubieran tratado de ocultarlo, lo habríamos encontrado. Pero digamos que lo lograron, que encontraron un lugar seguro donde esconder esas armas. ¿Para qué? Ya no sirven, de todos modos. Ni siquiera vale la pena hablar sobre ellas.
WRP: ¿El gas VX no es más inquietante?
SR: El VX es diferente por un par de razones. Primero, a diferencia del sarín y el gas mostaza, los iraquíes negaron tener un programa de fabricación de VX. Lo descubrimos los inspectores luego de un duro trabajo.
WRP: ¿Cómo fue que ocurrió eso?
SR: Los inspectores fueron al establecimiento del estado de Muthanna y encontraron el edificio que habían utilizado los iraquíes para investigación y desarrollo. Había sido bombardeado durante la guerra y un techo gigante de cemento se cayó en un laboratorio. Eso fue fortuito, porque significó que teníamos una cápsula de tiempo: al levantar el techo y obtener acceso al laboratorio tuvimos una instantánea de la producción de VX el día de enero en que cayó la bomba. Enviamos un equipo de personas que actuaron como arqueólogos forenses. Levantaron el techo con gran coraje –se trataba de una operación muy peligrosa-, entraron y pudieron tomar papeles y muestras de que Irak tenía, de hecho, un laboratorio de investigación y desarrollo de VX.
Cuando los descubrimos, los iraquíes dijeron: "No declaramos nada sobre el programa porque nunca llegamos a ninguna parte. Nunca logramos estabilizar el VX". Por supuesto, los inspectores no creímos en su palabra, sino que presionamos: "¿cuánto precursor fabricaron?" (Los químicos precursores son lo que hay que combinar para fabricar VX.) "¿Cuánto VX hicieron? ¿Dónde se deshicieron de él?", insistimos. Nos llevaron a un campo dónde habían tirado los químicos. Tomamos muestras del suelo y encontramos productos de la degradación que genera el VX y sus precursores.
Lamentablemente, no supimos si lo habían desechado todo o si habían guardado algo en algún lado. Así que preguntamos qué tipo de recipientes habían utilizado. Nos señalaron unos contenedores gigantes de acero que utilizaba la Unión Soviética para transportar combustible y otros líquidos, y que ellos adaptaron al VX. Los inspectores intentamos tomar una muestra del interior de los contenedores pero resultó que los habían vaciado: no quedaba nada. Sin embargo, un inspector notó una válvula de escape al final de los contenedores. El equipo de inspección tomó entonces una muestra y encontró VX estabilizado.
Enfrentamos a los iraquíes con su segunda mentira. Adoptaron una postura de transigencia: "De acuerdo, tienen razón, sí logramos estabilizar VX. Pero no les dijimos porque nunca lo incorporamos en armas. Para nosotros, no es un programa de armamento. Decidimos eliminarlo por nuestra propia cuenta. Como pueden ver, lo hicimos estallar. Desapareció, de modo que no vale la pena hablar sobre el asunto".
Pero también les descubrimos esa mentira. Encontramos VX estabilizado en misiles Scud demolidos durante la destrucción de los sitios de ojivas. Los iraquíes lograron incorporar el VX en armas. Sabíamos que ellos querían construir una planta de fabricación del agente nervioso VX y teníamos información de que habían adquirido los equipos necesarios para hacerlo. Buscamos y buscamos, hasta que finalmente, en 1996, pudimos seguir la pista de 200 contenedores de equipamiento para producir vidrio revestido que habían adquirido específicamente para montar una fábrica de agente nervioso VX. Lo habían ocultado de los inspectores. Destruimos todo. Así, Irak perdió la capacidad para fabricar VX.
Todo esto es para señalar la complejidad de estos temas. Sin duda, aún tenemos un asunto irresuelto en Irak respecto del VX. Pero una vez que uno se aleja de la emoción de la mentira y observa las pruebas, lo que ve es una planta de investigación y desarrollo destruida, precursores destruidos, agente destruido, armas y su fábrica, también destruidas.
Eso está bastante bien. Aunque Irak mantuviera algo de agente VX estabilizado, es probable que hoy ya esté degradado. La verdadera pregunta es si los iraquíes lograron perfeccionar el proceso de estabilización. Una mínima desviación en la fórmula genera proteínas que destruyen el VX en meses. La verdadera pregunta es: ¿existe hoy una fábrica de agente nervioso VX en Irak? Y la respuesta es que no, en absoluto.
WRP: ¿Esas instalaciones se podrían haber reconstruido?
SR: Ningún equipo de inspección de armamento ha pisado Irak desde 1998. Creo que ellos son técnicamente capaces de reanudar su programa de fabricación de armamento a los seis meses de nuestra partida. Eso le deja tres años y medio para fabricar e incorporar en el armamento todos los horrores que el gobierno de Bush utiliza como argumento para atacar. La parte importante de lo que dije, de todos modos, es esta: son "técnicamente capaces". Si nadie estuviera mirándolos, podrían hacerlo. Pero, al igual que con el programa de armas nucleares, tendrían que empezar de cero, ya que se quedaron sin instalaciones, equipos e investigación. Tendrían que conseguir las complicadas herramientas y la tecnología necesaria de otras empresas. Sería detectable. La fabricación de armas químicas emite gases que se habrían detectado si existieran. Hemos estado vigilando, por vía satelital y por otros medios, y no hemos visto nada de eso. Si Irak estuviera produciendo armas en el presente, tendríamos pruebas, lisa y llanamente.
Armas biológicas
WRP: ¿Qué pasa con las armas biológicas?
SR: Si escucha a Richard Butler, las armas biológicas son un "agujero negro" acerca del cual no sabemos nada. Pero si revisa el informe, descubrirá que sabemos bastante. Monitoreamos más instalaciones biológicas que de cualquier otro tipo. Inspeccionamos más de 1.000 sitios e hicimos un seguimiento de varios cientos. Nos encontramos con el mismo problema que con el VX: a Irak le llevó cuatro años admitir que tenía un programa de producción de armas biológicas. Lo negaron desde 1991 hasta 1995, hasta que finalmente lo admitieron en el verano del 95.
WRP: ¿Qué fue lo que intentaron fabricar?
SR: No se limitaron a intentarlo. De hecho, lo lograron, sobre todo, antrax líquido. También produjeron una cantidad significativa de la toxina botulina en forma líquida. Pudieron incorporar ambas cosas en el armamento, en ojivas y bombas. Mintieron acerca de esa capacidad durante un tiempo. Cuando terminaron por admitirlo, nos dedicamos a destruir las fábricas y todo el equipamiento que permitía su fabricación. Sin embargo, contra lo que se dice por ahí, no hay pruebas de que Irak haya trabajado con virus como la viruela y el ébola, ni con ninguna otra de las pesadillas que tanto les gustan a los medios de comunicación.
La fábrica de Al Hakum sirve como ejemplo de las dificultades que enfrentamos y del modo en que las resolvimos. Sabíamos de la existencia de esa planta desde 1991 y había varios inspectores que sospechaban. Irak declaró que se trataba de una planta de producción de una proteína unicelular utilizada para producir alimento animal. Eso era ridículo. Nadie produce alimento animal de ese modo. Sería el alimento animal más caro del mundo. El lugar tenía unidades de fermentación de alta calidad y otras cosas. Sabíamos que se trataba de una planta de fabricación de armamento. Los iraquíes lo negaban. Pero finalmente lo admitieron y volamos las instalaciones.
Establecimos hipótesis acerca de la productividad de aquella planta en base a la información que teníamos sobre el medio de crecimiento que utilizaron para alimentar al ántrax. Irak dijo que era para uso civil, pero tenían medios de crecimiento suficientes para llevar adelante un programa civil durante siglos y los medios de crecimiento tienen una vida útil de entre cinco y siete años. Los inspectores pidieron las memorias de producción, pero los iraquíes dijeron que no existían tales documentos. A continuación, dijeron que la planta no funcionaba en su plena capacidad. Luego, dijeron que habían limitado la producción. Muchos inspectores no les creyeron. Yo no estoy en posición de juzgar.
Irak fue capaz de producir antrax líquido. Eso es indiscutible. El antrax líquido, aún en condiciones de almacenamiento ideales, germina en tres años y se vuelve inútil. Así que, aunque Irak nos haya mentido y haya guardado antrax –y no hay pruebas para sostener esto-, se trata de pura especulación teórica de ciertos inspectores. Irak no tiene armas biológicas hoy, porque tanto el antrax como la botulina perdieron su fuerza. Para tener armas biológicas hoy, deberían reconstruir una base de fabricación. Y, otra vez, la investigación y el desarrollo en el sector de armas biológicas fue una de las áreas más puntillosamente inspeccionadas. Revisamos todo el país -cada centro de investigación y desarrollo, cada universidad, colegio, hospital e incluso fábrica de cerveza, todo lo que tuviera capacidad para fermentar algo- y nunca encontramos pruebas de retención o funcionamiento de investigación y desarrollo.
Las pruebas han sido mal utilizadas, algunas veces. Un ejemplo es el que involucra a Dick Spertzel, que dirigió la inspección biológica de la ONU en la última etapa de la estadía de la UNSCOM en Irak. Se trata de un ex oficial de bienestar biológico del Ejército de Estados Unidos y participó en la fabricación de armas biológicas ofensivas estadounidenses. De modo que es alguien que sabe mucho. El declaró que la ONU no tomaría muestras de armas biológicas. Uno de los casos más atroces está relacionado con los palacios presidenciales de Irak. Entramos allí en 1998, cuando muchos integrantes del gobierno estadounidense hablaban del tema, como el secretario de Defensa Cohen, que una vez mostró una bolsa de azúcar y dijo que si fuera antrax, mataría a todo Washington DC. Muchas personas comentaban que en los palacios de Irak se fabricaba antrax. El mundo casi entra en guerra, con tal de que se nos permitiera el acceso a dichos palacios. Una vez que logramos entrar, hicimos pruebas en busca de armas nucleares y químicas, pero nunca encontramos nada. Sin embargo, a los biólogos no se les permitió hacer pruebas. Cuando los iraquíes enfrentaron a Dick Spertzel a este respecto, él dijo que nunca había supuesto que hubiera armas biológicas allí y que no había querido dejarles el beneficio de una mala interpretación.
WRP: Eso es como si los detectives policiales se negaran a pedir una orden de registro para buscar el arma homicida, por miedo a no encontrarla y tener que admitir luego eso como prueba de que tal arma no existe.
SR: Es exactamente eso lo que sucedió. La paradoja es que desde entonces, Dick Spertzel se queja de que no tenemos información y también ha dicho que la capacidad de Irak para fabricar armas biológicas constituye un agujero negro. Es absurdo. Los iraquíes le pidieron varias veces que llevara equipos sensores sofisticados para probar si había armas biológicas. Y él siempre respondió que no iba a llevar adelante una investigación cuyo resultado fueran pruebas circunstanciales de que Irak no tenía armas biológicas.
WRP: Sin duda, era de central interés para los iraquíes permitir la entrada de los inspectores, porque si surgía una negativa, podían seguir tratando de librarse de las sanciones.
SR: A mi me parece intelectual y moralmente incomprensible que Richard Butler permitiera a Dick Spertzel operar de esa manera. En varias oportunidades, durante las reuniones matinales del equipo, terminé discutiendo con Dick Spertzel a los gritos acerca del modo en que estaba llevando adelante su investigación. Dije varias veces que se trataba de una de las investigaciones menos profesionales que había visto. Pero él estaba a cargo de la parte biológica. Mi tarea era buscar cosas ocultas. Y nunca encontré pruebas de que se ocultaran armas biológicas en Irak.
Hay otra historia que quiero contarle sobre las investigaciones que hicimos respecto del sistema de armas biológicas. En septiembre de 1997, Diane Seaman, una bióloga e investigadora extraordinaria, realizó una investigación sorpresiva del laboratorio nacional de Irak, donde se hacen inspecciones de alimentos. Entró por la parte de atrás y paró a dos hombres que bajaban las escaleras con un portafolios. Ellos se asustaron al verla y trataron de huir. Pero ella los persiguió, los atrapó, les sacó el portafolios, se lo entregó a uno de sus subordinados y le dijo que se lo llevara de allí, mientras ella retenía a los dos funcionarios. Una vez que llegó el portafolios a nuestra sede, lo abrimos y encontramos documentación de la Organización de Seguridad Especial de Irak, el grupo de seguridad personal de Saddam. Es como el Servicio Secreto de Estados Unidos, pero mucho más brutal. Yo los venía investigando hacía un tiempo. Hacía poco nos había llegado la información de que la Organización de Seguridad Especial estaba usando tropas de la unidad de guardaespaldas de Saddam para llevar y traer agentes biológicos hacia diversas instalaciones. Al analizar el informe, encontramos descripciones detalladas de personas y lugares. Tomamos muestras y nunca encontramos pruebas de la existencia de agentes biológicos, pero seguimos preocupados por la Organización de Seguridad Especial. Con la acción de Seaman, teníamos de pronto en nuestras manos un portafolios de dicha organización, tomado directamente de manos de dos individuos que intentaban salir sigilosamente del edificio. Y lo más increíble era que el título del documento que encontramos decía "Actividad biológica especial". Pensamos que estábamos dando un golpe mayor. Empezamos a traducir a toda velocidad, realmente, y encontramos cosas como "kits de prueba de reactivos a la toxina botulina" y "kits de prueba de reactivos al Clostridium Perfingen". Irak desarrolló ambos agentes para fabricar armas. Organizamos una reunión con los iraquíes, diciéndoles que queríamos hablar de ese asunto. Pero ellos se negaron, alegando que eso no tenía nada que ver con nuestro trabajo. De modo que fuimos a la sede de la Organización de Seguridad Especial, que resultó estar cerca del palacio presidencial. Nos detuvieron a punta de revólver, nos amenazaron y nos obligaron a dar por terminada la inspección. Esto llevó a un gran enfrentamiento. El mundo de preparó para una guerra. Pero luego empezamos a traducir en detalle el documento del portafolios y resultó que no trataba en absoluto sobre armas biológicas, sino que era acerca de pruebas en alimentos: eran informes sobre pruebas que se toman de cada prenda, ropa de cama, alimento, cualquier cosa que entra en contacto con el presidente y su círculo más cercano. Tienen un reactivo a la botulina porque esa toxina es un veneno. Lo mismo para el Clostridium Perfingen. Todo el documento, la "actividad biológica especial", trataba sobre la seguridad presidencial.
La verdad importó muy poco luego, en la versión que circuló y aún circula. La televisión y la radio nacionales siguen citando el incidente como un ejemplo del continuo trabajo de Irak para fabricar armas biológicas. Al igual que con las armas nucleares y químicas, hay mucha cosa que no sabemos respecto de la capacidad de Irak para fabricar armas biológicas. Pero también hay mucha información que sí tenemos. Sabemos lo suficiente como para decir que en diciembre de 1998, no teníamos pruebas de que hubieran conservado armas biológicas, ni de que estuvieran trabajando en su fabricación. De hecho, teníamos muchas pruebas de que Irak cumplía, en ese momento, con las normas.
WRP: ¿Qué pasa con los sistemas de lanzamiento?
SR: Irak tiene prohibidos los misiles de un rango de lanzamiento de 150 kilómetros, pero se le permite tener sistemas de menor alcance. El país estaba trabajando en dos diseños. Uno era el diseño de motores sólidos de cohetes y el otro, el Al Samoud, utiliza propulsión líquida. El sistema de propulsión del Al Samoud se basa en un motor que se quema mientras se le da combustible. El tamaño del tanque de combustible determina la distancia de lanzamiento. Irak estaba desarrollando un sistema de propulsión que podía modificarse fácilmente aumentando los tanques de combustible o agrupando misiles para incrementar el alcance. Seguimos ese proyecto de cerca y resultó que ellos tenían graves limitaciones en cuanto a lo que pueden producir dentro del país. Antes de la guerra del Golfo, Irak adquirió una gran cantidad de tecnología y de partes, de Alemania, que tiene el récord en maquinaria de precisión. Después de la guerra, los iraquíes intentaron reproducir todo eso, pero no lo lograron. Los observamos ensamblar sus cohetes y como muchos integrantes de nuestro equipo eran científicos especializados en fabricación de cohetes, pudimos ver sus errores. Tenían que mostrarnos sus diseños. Por supuesto, nosotros no hicimos comentarios. Pero rápidamente nos dimos cuenta de que su proyecto estaba dirigido por un equipo de aficionados inteligentes y enérgicos pero sin éxito. Fabricarían cohetes que darían volteretas y girarían en espiral, que irían hacia el norte en lugar de hacia el sur, y que estallarían. Finalmente, podrían encontrar una solución. Pero en 1998 estaban a cinco años de lograrlo, siendo optimistas, y en caso de que se levantaran las sanciones y el país tuviera acceso a las tecnologías necesarias.
A menudo oigo hablar de los cohetes multitécnicos de Irak. Pero ese país no tiene lo necesario para construirlos. Lo intentaron en 1989, cuando tenían acceso a toda esa tecnología y el cohete estalló en el aire. Oigo hablar de agrupar cohetes, pero Irak intentó eso también, y no le funcionó. Irak no tiene la capacidad para fabricar misiles balísticos de largo alcance. Tienen que hacer muchas pruebas y esas pruebas se hacen en el exterior, a la luz del día. No pueden evitar que se los detecte.
Por supuesto, ahora no hay más inspectores en Irak, de modo que no sabemos lo que sucede dentro de sus fábricas. Pero eso no importa demasiado, ya que los cohetes hay que sacarlos al exterior y lanzarlos para probarlos. Eso se detecta. Nadie ha detectado pruebas de que Irak esté haciendo eso. Y el país sigue declarando sus pruebas de misiles, entre ocho y 12 por año. Nuestro radar detecta las pruebas, sabemos cuáles son las características y sabemos que no hay nada de qué preocuparse.
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