No. 63/64 - Enero/Febrero 1997
OMC, la tercera "gemela"
La Primera Conferencia Ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC), celebrada en diciembre en Singapur, sirvió de marco para el lanzamiento del acuerdo de cooperación del organismo con el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
En un cuidadoso discurso pronunciado ante el plenario de la Conferencia, el secretario general de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), Rubens Ricupero, advirtió contra la utilización del sistema de la OMC para objetivos no comerciales, es decir, como un poderoso instrumento de gobierno mundial. Tal enfoque, advirtió, podría desestabilizar el equilibrio de derechos y obligaciones que conforman la base del sistema comercial.
El discurso fue pronunciado al final del plenario del primer día, entre las intervenciones de Michel Camdessus, director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), y Gautam Kaji, director ejecutivo del Banco Mundial, quienes anunciaron los Acuerdos de Cooperación firmados entre las tres Secretarías y predicaron su doctrina de la liberalización. En este sentido, Camdessus afirmó que los países industrializados no pueden limitarse a ofrecer mayor acceso a sus mercados a los países en desarrollo y en transición, sino que han de incrementar además su propia eficiencia. "En muchos casos, la aceleración de las reformas estructurales de los países industrializados, especialmente en el mercado de trabajo, puede facilitar considerablemente ese proceso", afirmó.
En cuanto a los Acuerdos de Cooperación, Camdessus dijo que "sientan las bases para que la OMC, el FMI y el Banco Mundial trabajen en colaboración para alcanzar sus objetivos, que son complementarios", y Gautam Kaji los explicó en estos términos: "Junto con el acuerdo OMC-FMI, el acuerdo OMC-Banco Mundial facilita el trabajo coordinado de las tres organizaciones para establecer reglas equitativas en el comercio mundial y asistir a los países en la adopción de políticas abiertas en apoyo del crecimiento económico y la eliminación de la pobreza".
"Por esta razón", señaló Ricupero, "cualquier eventual expansión de estas 'fronteras' comerciales debe ser el resultado de una decisión consciente de la comunidad internacional en su conjunto, tras una consideración cuidadosa de dos importantes asuntos. El primero es hasta qué punto es necesario un equilibrio entre la movilidad de bienes, servicios y capital por un lado y la movilidad del trabajo por otro, y el segundo, relacionado directamente al desafío planteado por la globalización, es si ciertos instrumentos comerciales tradicionales son realmente necesarios en una economía mundial en que la producción está diseminada en diversos países y ya no constituye un proceso doméstico".
Al mismo tiempo, sería necesario procurar una coherencia entre los llamados a la contestabilidad de los mercados en todo el mundo y la creencia, en algunos sectores, de que la competencia debe limitarse cuando pone en peligro valores sociales más importantes, como los derechos humanos y laborales o la protección del medio ambiente. "Si esto fuera aceptado, ¿qué otros valores compartidos mundialmente deberían protegerse también?", preguntó Ricupero.
El secretario general de la UNCTAD también se refirió a la creciente cooperación entre el sistema de las Naciones Unidas y la OMC, como signo positivo de percepciones compartidas sobre el desafío del desarrollo mundial y la disposición para procurar soluciones en forma conjunta.
|