No. 65 - Marzo 1997
ECOLOGIA
Débiles decisiones tras un juego de palabras
por
Martha Nuñez
Al llegar el momento de la negociación del informe que el Panel Intergubernamental de Bosques (IPF) deberá presentar en abril a la Comisión de Desarrollo Sustentable (CDS) de la ONU se evidenció lo que ya se había señalado como un temor en anteriores ocasiones: la mayor parte de los reportes de las discusiones era sólo retórica y ésta se utilizó mientras no implicaba la adopción de ningún tipo de compromiso político para cambiar la forma en la que se conciben y se usan los bosques, y frenar su destrucción.
En esta última sesión del IPF, que se llevó a cabo en Nueva York del 11 al 21 de febrero, muchos olvidaron los compromisos adquiridos, las resoluciones de Río, los objetivos de la Convención de Biodiversidad, la propia Agenda 21. No es casual, entonces, que se argumentara que manejo sustentable de bosques signifique sólo "conservación", que se pretenda inclusive desconocer la existencia de pueblos indígenas, de su rol y de sus derechos, y se busque una terminología menos comprometedora para referirse a estos pueblos.
En este juego de palabras se diluyeron las recomendaciones y el compromiso político para desarrollar acciones inmediatas con metas claras.
La atención se centró en la discusión sobre la necesidad o no de una convención global sobre bosques y sobre las condiciones y posibilidades para iniciar una negociación. Distintas posiciones se plantearon al respecto y distintos eran los argumentos e intenciones de aquellos que parecían coincidir. Se propuso la conformación de un Comité Intergubernamental de Negociación de un instrumento legalmente vinculante, así como la continuación del diálogo político bajo la CDS u otro organismo de la ONU. Y estos resultados preocupan a la mayoría de las ONG y los pueblos indígenas, porque mientras el diálogo continúe y se discutan los elementos para un instrumento legalmente vinculante, y mientras éste se negocie, sea ratificado y se implemente, muy pocas acciones se llevarán a cabo.
No es nada difícil que se marque un compás de espera para determinados temas y lleguemos al 2000 sin haber solucionado ninguno de los problemas sino, al contrario, con su agudización.
Y aquí cabe una simple pregunta: ¿son las prioridades e intereses de los países y de sus pueblos los que están representando los delegados de algunos de los gobiernos?
La evaluación que la Red Latinoamericana de Bosques realizó sobre la gestión de los gobiernos en este proceso del IPF en varios países de la región demuestra que, al menos, los temas no fueron debidamente discutidos a nivel nacional y el apoyo a determinados puntos de la agenda no respondían necesariamente a prioridades señaladas por los principales actores involucrados.
El papel jugado por las ONG en este proceso fue importante y su contribución reconocida en su momento. Sin embargo, su estatus de "observadores" limitó enormemente la consecución de resultados. Similar señalamiento se debe hacer respecto de los pueblos indígenas dependientes de los bosques. De allí que los esfuerzos para lograr el reconocimiento y la participación directa de éstos y otros sectores de la sociedad civil deberán multiplicarse.
Trabajar en esta línea es simplemente trabajar por el cumplimiento de la Agenda 21.
En este sentido, los esfuerzos deberán también enfocarse hacia el seguimiento de las acciones que los gobiernos tomarán para implementar las propuestas del IPF en cada uno de nuestros países, demandar nuestra participación, tomar la iniciativa y apoyar los procesos que estén encaminados al manejo sustentable de los bosques.
Coordinadora de la Red Latinoamericana de Bosques
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