No. 66 - Abril 1997
OCDE rechaza propuesta de Clinton sobre cifrado
La Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), el club de los países ricos, dijo "paso" a la propuesta del gobierno de Estados Unidos para que adopte el sistema de cifrado que propone Bill Clinton para su propio país. Este sistema se basa en la pretensión de que los sistemas de cifrado permitan sólo aquellas claves que están en depósito (plica) en las manos de un agente del gobierno, definido en forma optimista como "de confianza" por ambas partes: el usuario y la administración de justicia.
El desaire de la OCDE se suma a la encarnizada resistencia de un gran número de organizaciones políticas y think-tanks estadounidenses, desde la Electronic Frontier Foundation, de tendencia libertaria, hasta los adalides de la derecha norteamericana tales como Phyllis Shlafly.
La cuestión del cifrado en este mundo conectado es extremadamente delicada; se podría decir que es el último bastión de la preservación de lo privado. Cuando un mensaje electrónico viaja a través de los innumerables canales, ruteadores, servidores y proveedores de servicios para llegar a destino, nadie puede asegurar que no va a ser interceptado. En realidad, de lo que podemos estar seguros es de que puede serlo.
La única barrera que existe entre la información privada y los ojos de un posible espía es un cifrado efectivo. Este existe y se llama "cifrado de doble clave" o de "clave pública". Una popular implementación del sistema es conocido como PGP (Pretty Good Privacy o Privacidad Bastante Buena). Esta tecnología es tan efectiva como ingeniosa, ya que permite al eventual receptor del mensaje publicar abiertamente la clave con la cual el mensaje debe ser cifrado. Naturalmente, para ser descifrado se requiere la otra mitad de la clave, de ahí la denominación "doble clave". Tan efectiva es esta forma de cifrado que la ha convertido en un tema político de primer orden y a ello obedecen los esfuerzos de Washington para controlarla. El inventor del sistema ha sido enjuiciado por exportar el software y, aunque no ha sido encarcelado, corre riesgo de serlo.
Dirán que parece mucho ruido por poca cosa. No es poca cosa; nunca quizás en la historia de la palabra escrita ésta ha podido ir tan lejos con tanta seguridad como con ese programita llamado PGP. Esto seguramente ha de causar horror en los gobiernos -imagínese que ahora los criminales se pueden comunicar sus planes con total seguridad-, por eso el de Estados Unidos pretende que sus ciudadanos confíen las claves de sus secretos al FBI u algún otro organismo igualmente sospechoso. Pero podemos sólo imaginar los temores que PGP debe avivar en los dictadores.
Ver http://www.eff.org/pub/Privacy/ITAR_export/HTML/hot.html (en Inglés)
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