No. 67 - Mayo 1997
Matrimonios y algo más
A principios de abril, una pareja de Buenos Aires transmitió su boda por Internet. Los novios se habían conocido dos años atrás en una teleconferencia (IRC). Luego pasaron al espacio real, pero mantuvieron sus encuentros virtuales durante su noviazgo. La culminación de éste en una ceremonia religiosa preparada, anunciada y difundida en la red fue posible a instancias del proveedor de servicios Internet de los contrayentes. Filmado en video, el compromiso fue transmitido por cable hasta el servidor del proveedor y de allí a quien quisiera presenciarlo en la WWW.
Pero hay ciberparejas que prefieren mantenerse en la intimidad que ofrece la virtualidad: sus relaciones se limitan exclusivamente a las que mantienen en el ciberespacio.
Hay quienes participan en ciberorgías, implementadas en canales de teleconferencias o en entornos MUD. Los hay también más tradicionales, manteniendo simplemente aventuras extramaritales con compañeros cibernautas.
Ahora bien, ¿dónde está el límite entre la realidad y la ficción? ¿Qué caracteriza nuestras relaciones con los demás en uno y otro ámbito? ¿Tenemos las mismas responsabilidades, los mismos derechos y deberes? ¿Somos la misma persona frente a la pantalla, en la "vida real" y dentro de la pantalla, en el espacio virtual?
¿La sociedad virtual es la única posibilidad real de la utopía?
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