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   No. 67 - Mayo 1997
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Comunicación


No. 67 - Mayo 1997

LAS NUEVAS GUERRAS DE LA INFORMACION

De Internet a "intranets"

por Hazel Henderson

A fin de evitar la propaganda electrónica de baratijas y las crecientes demoras de Internet, se está apresurando la creación de "intranets" privadas y elitistas, en las que personas con poder decisorio a nivel empresarial y de gobiernos podrán negociar entre ellas más allá de la vista de los votantes y del alcance de las leyes. La esperanzadora visión de una Internet niveladora y democratizadora está todavía lejos de verse concretada.

La legendaria y democrática Internet está siendo ahora dividida y estratificada por una nueva élite.

Inevitablemente, el tráfico y la confusión, los avisos y la trivialidad han crecido en el espacio cibernético junto con multitudes de "navegantes". Los programas de charlas se han hecho tediosos y los espacios se ven excesivamente poblados por mensajes de "corazones solitarios" o de personas que quieren intercambiar correspondencia.

Actualmente, más de 20 millones de "sitios web" están descubriendo que el 60 por ciento de sus incursores no son sino deambulantes instrumentos de búsqueda.

El adicional aluvión de crisis provocadas por el uso excesivo en el último medio año ha conducido por cierto a la actual situación. Servicios como America Online (AOL), CompuServe y otros no podrán continuar ofreciendo por mucho tiempo más el acceso ilimitado y gratuito a Internet, un bien de uso público solventado con los impuestos.

La marea de la opinión pública se ha puesto en contra de los millones de simples usuarios que esperan que se mantenga el libre acceso e ilimitada libertad de palabra en el espacio cibernético.

La navegación en Internet es ahora un hobby venido a menos y por algunos considerado adecuado sólo para aburridos o subocupados. La navegación masiva en la red es ahora acusada de paralizar o impedir el acceso a ella de usuarios más serios e incluso es psicoanalizada como una adicción a las computadoras.

Los contribuyentes estadounidenses fueron exhortados por Bill Clinton a "aflojar" otros 500 millones de dólares para expandir e incluso estratificar a Internet, aunque al mismo tiempo sufría cortes el presupuesto federal. El presidente tenía claro que estaba hablando sobre una Internet II completamente nueva, a la que los científicos y los operadores económicos podrían acceder con la finalidad de intercambiar opiniones e informaciones.

Ya en 1995, estas "clases altas electrónicas" estaban abandonando Internet a cambio del mil veces más veloz VHsBN (the Very High-speed Back Bone Network). Pero esta prisa por crear "intranets" privadas y elitistas se está acelerando ahora.

Las corporaciones emplean cada vez más la red para sus anuncios pero evitan los espacios electrónicos dedicados a la venta de productos varios y las crecientes demoras de Internet mediante la instalación de estas costosas y exclusivas "intranets" para su uso privado. A través de estos medios, los círculos elitistas de dirigentes empresariales y gubernamentales con poder de decisión pueden ahora comunicarse para negociar unos con otros más allá de la vista de los votantes, de las leyes y de los humildes usuarios del actual proletariado de Internet.

Los globalistas de base -grupos de ciudadanos y organizaciones cívicosociales vinculadas a través de Internet- están siendo eludidos y quedan en desventaja.

Por ejemplo, en el marco de la actual competición entre países que quieren atraer a las corporaciones para que se instalen en su territorio, los jefes de gobierno acuden en masa a Davos, Suiza, sede del Foro Económico Mundial, para hacer la corte a los altos ejecutivos de las grandes empresas transnacionales que constituyen la mayoría de los miembros del Foro. Los políticos van al Foro Económico Mundial de Davos porque temen ser dejados fuera de la subasta. Y las grandes corporaciones transnacionales simplemente "van de tiendas" a comparar precios y en busca de los mejores tratos.

Ahora, el Foro Económico Mundial ha establecido su propia "intranet" exclusiva para sus miembros. Por 8.000 dólares cada uno, estos altos ejecutivos y jefes de Estado pueden comunicarse online. Ellos pueden también continuar esta subasta diaria fuera del alcance de los votantes y de las leyes, así como de los sindicatos de empleados, de los accionistas, de los ambientalistas, de los pueblos indígenas, de los consumidores y de todo otro potencial afectado por sus actividades.

Las naciones necesitarán organizarse para hacer valer sus soberanías en acuerdo globales si quieren recuperar algo de su perdida autonomía.

El actual espacio cibernético está adquiriendo la coloración familiar a los negocios y la política, implicándose en la colusión entre gobiernos y empresas, y en el tráfico de influencias en las campañas electorales.

Entretanto, el espacio cibernético financiero todavía es utilizado para operaciones que movilizan diariamente más de mil millones de dólares, el 90 por ciento de los cuales proviene de la especulación. Estos movimientos frenéticos de capitales frecuentemente anulan la capacidad de los gobiernos y los bancos centrales para controlar y defender el valor de sus monedas nacionales.

En la actual época de la libre circulación de la información, del espacio cibernético y de Internet, ¿serán las corporaciones transnacionales los únicos actores cuyas operaciones sean conducidas a puertas cerradas?

A esta altura resulta claro que la esperanzadora visión de que Internet y el espacio cibernético sería el gran nivelador y democratizador tiene todavía que hacerse realidad.






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