Instituto del Tercer Mundo  
   EDICION | TEMAS
   No. 67 - Mayo 1997
  Tema de tapa
  Ecología
  Comunicación
  Informe
  Salud
  Ciberzoo
  América Latina
  Libros
 
   Ediciones
   Anteriores
   Ultima edición
 
   Otras publicaciones




Informe


No. 67 - Mayo 1997

REFLEXIONES SOBRE POWER INC.

El gulag corporativo transnacional

por Frederic Clairmont

La transnacionalización e internacionalización del capital es un proceso con catastróficas consecuencias al cual el autor denomina "Gulag Corporativo Transnacional" (GCT). En este análisis sobre hechos recientes advierte que el límite máximo de tal concentración de capital podría estar cerca.

Al principio de los años 90 había unas 37.000 corporaciones transnacionales (CTN) con 170.000 filiales que se extendían como tentáculos por la economía internacional. No obstante, The Bangkok Bank Monthly Review afirmó hace ya dos décadas que "cerca de 200 de ellas son las temibles gigantes que sujetan por el mango (o, más precisamente, por el cuello) al comercio mundial".1

Las 200 más grandes, sin embargo, experimentaron desde los años 80 una gran metamorfosis.2 Desde entonces, la principal característica de estas CTN ha sido su constante expansionismo a través de fusiones y anexiones, como se explica a continuación.

La velocidad de la transnacionalización del capital, medida como proporción del producto interno bruto (PIB) mundial, es asombrosa: de 17 por ciento a mediados de los años 60 a 24 por ciento en 1982 y a más de 32 por ciento en 1995. Las 200 más grandes son conglomerados que atraviesan la clásica división en sectores primario, secundario y terciario: desde la manufactura y los servicios financieros hasta el cultivo agrícola en gran escala y el comercio.

Localización geográfica

Las 200 más grandes se concentran geográficamente en nueve países: Japón (62), Estados Unidos (53), Alemania (23), Francia (19), Gran Bretaña (11), Suiza (8), Corea del Sur (6), Italia (5) y Holanda (4). Teniendo en cuenta los emprendimientos conjuntos3 de Gran Bretaña y Holanda, se trata en realidad de ocho países que abarcan 96,5 por ciento de las 200 más grandes, y 96 por ciento de sus ganancias.

Pero la concentración es mucho mayor de lo que sugieren los números, ya que las 200 más grandes no son en forma alguna firmas autónomas, como en el caso de las cinco corporaciones Mitsubishi, con ventas por un valor superior a 320.000 millones de dólares. Los feudos del imperio Mitsubishi, dotados de un importante grado de autonomía, están estratégicamente interligados por medio de políticas comunes de administración, fijación de precios, producción y comercialización, así como por redes de inteligencia económica y política. Su agente político común es el Partido Liberal Democrático, 37 por ciento de cuyos gastos son financiados por el imperio Mitsubishi.

Cambios en la distribución relativa del poder

En las últimas dos décadas no sólo crecieron de forma impresionante las 200 más grandes, sino también la desigualdad en la distribución del poder entre ellas. Lo que estamos presenciando es, por tanto, un antagonismo imperialista, una de cuyas facetas es la guerra por más y mayores sectores del mercado en todo el mundo. Los datos ilustran cuantitativamente los cambios de poder dentro del GCT a través del tiempo.

El número de CTN estadounidenses disminuyó de 80 en 1982 a 53 en 1995, mientras las japonesas aumentaron de 35 a 62 en el mismo período. También fueron notables el surgimiento de las grandes corporaciones en Suiza y su reducción en Gran Bretaña, de 18 a 11.

Pero lo más llamativo fue el aumento de CTN en Corea del Sur, de una a seis en un período relativamente corto. A la cabeza está Daewoo, uno de los miembros del GCT más agresivamente expansionista. Con ventas que exceden los 52.000 millones de dólares, está por encima de colosos como Nichimen, Kanematsu, Unilever y Nestlé.

Las raíces del imperialismo coreano

La expansión planetaria de Daewoo es sintomática del poder de Chaebol. Los activos de las 30 principales Chaebol (conglomerado) se catapultaron de 223.000 millones de dólares en 1992 a 367.000 millones en 1996, y actualmente constituyen más de 80 por ciento del PIB.4 Pero sólo las cuatro grandes (Daewoo, Sandgong, Samsung y Hyundai) poseen la mitad (184.000 millones de dólares) de esos activos. Es altamente improbable que la rebelión en enero de la poderosa clase trabajadora contra las prácticas explotadoras de Chaebol, que acabaron con el mito del milagro coreano, no se extienda en el país y en el extranjero.

La acumulación de capital de las CTN surcoreanas, inseparable de las bases de su clase oligárquica, no habría sido posible sin miles de millones de dólares estadounidenses en el período crucial del crecimiento de Corea del Sur, entre 1947 y 1955, y decenas de miles de millones en subsidios estatales desde entonces. Dónde termina Chaebol y dónde empieza el Estado es, como en el caso de Japan Inc., imposible de determinar.5

Asimismo, tales niveles de acumulación y concentración habrían sido imposibles sin la despiadada y sostenida represión de sus trabajadores y la eliminación de cualquier vestigio de derecho humano. Todos los políticos prominentes, sin excepción, y los miembros de las más altas categorías militares son grandes accionistas que se ocultan en las salas de junta de Chaebol y constituyen una fraternidad, cuyos hijos e hijas se casan entre sí.

Implicaciones del poder del GCT

La dirección de Chaebol y sus interacciones en el mar del Gran Capital recuerdan la sabiduría del legendario industrial alemán Walter Rathenau, que en 1909 afirmó: "300 hombres que se conocen entre sí dirigen el destino económico de Europa y eligen sus sucesores entre ellos".6 Lo que cambió en el tiempo transcurrido desde entonces es que el número de miembros de la casta oligárquica se redujo.

Helmut Maucher, empresario de Nestlé, es el presidente de la Mesa Redonda Europea de Industriales, que agrupa a 47 corporaciones de las 200 más grandes. Maucher es un enemigo implacable de la Carta Social de la Unión Europea y, al igual que todos los miembros de su grupo, un defensor militante de la flexibilización de las normas laborales.7

Costos agregados: 1986-1996

En el último decenio, las fusiones corporativas se desarrollaron a un ritmo anual de 15 por ciento, que tiende a mantenerse. Suponiendo (factiblemente) que este ritmo se sostenga hasta el año 2000, los costos acumulados de las transacciones se situarán en ese entonces alrededor de los 10.000 millones de dólares. La magnitud de esta cifra -abstrayéndonos momentáneamente de sus letales consecuencias políticas y económicas- sólo puede concebirse en comparación con el PIB de Estados Unidos correspondiente a 1996: 7,6 billones de dólares.8

En nuestro mundo de crecimiento económico en desaceleración y crecientes mercados de acciones, la expansión del GCT no es posible mediante la creación de nuevas fábricas y más empleos, sino engullendo a los competidores y adquiriendo por tanto una mayor porción del mercado.

Lo que esto demuestra, una vez más, es que los mercados en sí mismos son meras abstracciones. Y lo que el anexionismo prueba es que el verdadero poder del GCT está dado por las poderosas relaciones de clase que forman los mercados, y a cuyos intereses éstos sirven. Es este poder exponencial el que determina los destinos de cientos de millones de personas.

Economías de escala

Mediante las anexiones, muchas CTN están en condiciones de maximizar las economías de escala en el mercado mundial. Algunos ya lo han hecho, como Boeing, las tres grandes compañías estadounidenses fabricantes de automóviles y los titanes japoneses y coreanos de la industria de la electrónica, los automóviles y la construcción de buques. Cinco CTN acapararon la mitad del mercado mundial en equipamiento aeroespacial y eléctrico, componentes electrónicos y software; dos en comidas rápidas y cinco en tabaco y bebidas con y sin alcohol.

Las CTN no sólo están apuntaladas por sus gobiernos nacionales, sino que sus adelantos son estimulados por los gobiernos anfitriones, como puede apreciarse en los colosales subsidios y privilegios fiscales acordados por los gobiernos de Gran Bretaña e Irlanda, para no hablar de los de Europa oriental, que están vendiendo miserablemente el patrimonio nacional mediante privatizaciones indiscriminadas y estímulos fiscales de cualquier tipo concebible. Quien gana es el imperialismo, con el apoyo explícito y generoso de sus propias víctimas.

Bancos de inversión: los catalizadores

Las desinhibidas fusiones y alianzas corporativas (por ejemplo la de Shell y BP) forman parte de un sistema totalitario manejado bajo los lemas de "liberalización", "privatización", "desregulación" y "sistema comercial libre y multilateral". Unos de los principales impulsores de estas fusiones son los grandes bancos de inversión, fondos mutuos y de pensión. La presión de Wall Street para aumentar las ganancias o el "valor de las acciones" incentiva enormemente la concentración de las corporaciones. No sólo las fusiones son vigorosamente impulsadas por los bancos de inversión de Wall Street, sino que sus promotores son generosamente recompensados.

Las ganancias de Goldman Sachs, uno de los más grandes bancos de inversión y líder mundial en consolidación de CTN, revelan los megaacuerdos de El Dorado y M&A. Sus ganancias pasaron de 931 millones de dólares a 1.900 millones entre 1995 y 1996. Además, practica lo que predica: el banco no está cargado de "excesivos" costos laborales, ya que en los últimos años se deshizo de 20 por ciento de su fuerza de trabajo. El anexionismo de las CTN rindió abundantes dividendos: sus 175 socios generales reciben más de 200.000 dólares al año como gratificación, además de su participación en el capital.

El presidente de Morgan Stanley recibió una gratificación superior a 14 millones de dólares en 1996, 30 por ciento más que el año anterior. Cada vez más, estos bancos no sólo promueven las fusiones, sino que ellos mismos se integran a la ola anexionista de las CTN. La fusión de Morgan Stanley con Dean Witter dio lugar a una de las mayores firmas de inversión y títulos valores del mundo, con un valor de mercado superior a los 24.000 millones de dólares9. Esto ya originó una reacción en cadena de consolidación de bancos de inversiones y agentes comerciales.

Novartis

La unión en 1996 de Sandos y Ciba-Geigy constituyó la mayor fusión de CTN de la historia, dando lugar a Novartis, la segunda mayor compañía farmacéutica del mundo. Su expediente muestra la dinámica del expansionismo corporativo: quién obtiene qué cosa y por qué, y sus consecuencias. La clase trabajadora, como siempre, pagó el precio.

"Los restos del banquete excedieron los sueños de la avaricia", exclamó un analista de bolsa de Londres. La mayor de las fusiones generó ganancias, en comisiones y derechos legales, por 95 millones de dólares divididos entre J.P. Morgan, Morgan Stanley y Union Bank de Suiza. De la noche a la mañana, el capital pasó de 63.000 millones de dólares a 82.000 millones.

Por otra parte, quedaron en evidencia los poderes del gran capital desatados en su guerra de clases. El nacimiento de Novartis fue seguido por un despido masivo de trabajadores, revelando la verdadera cara del gulag corporativo. Como sucedió con otras CTN, las destituciones fueron ejecutadas rápidamente en nombre de la "reestructuración y reducción de costos". En consecuencia, el valor de las acciones de ambas compañías tuvo un ascenso sin precedentes.

Hasta el momento se recortó 10 por ciento de la fuerza de trabajo, pero eso es sólo el comienzo. En suma, los mercados financieros de todo el mundo justifican el aumento de la miseria humana a manos de uno de los principales miembros del gulag suizo por la racionalidad del mercado.

Boeing

Como en el caso de Novartis, Wall Street y todos los mercados financieros se alegraron cuando Boeing se anexó a McDonnel Douglas. También como en el caso de Novartis, el autofortalecimiento del poder del GCT es evidente. No existe ninguna diferencia en las estrategias anexionistas. La adquisición de McDonnel Douglas por 14.000 millones de dólares no fue sólo idea de la junta directiva de Boeing, sino que también fue esforzadamente promovida el pasado año por el Pentágono y el Departamento de Comercio, los cuales argumentaban que el negocio ampliaría el sector de la industria aeroespacial conquistado por Estados Unidos en mercados internacionales. Esta política provocó despidos masivos. Desde 1992, los 32 establecimientos de defensa se redujeron a nueve, y más de un millón de empleos fueron eliminados.10

Pero las consideraciones estratégicas están ligadas a la rentabilidad de las grandes compañías. Lo que pretenden los dueños de Boeing, el Pentágono y el Departamento de Comercio es algo más que ampliar la porción estadounidense del mercado mundial: marginar a Airbus hasta aniquilar hasta los últimos vestigios de su poder de mercado.

Reforzada por McDonnel Douglas, la proporción del mercado de Boeing aumentó a 64 por ciento. Además, el poder de Boeing se verá incrementado por la influencia de McDonnel en el área de defensa. Para 1997, Boeing anticipa ganancias por 51.000 millones de dólares; 40 por ciento de esa cifra procedería de pedidos de defensa. La adquisición de McDonnel, por tanto, multiplica por tres los pedidos de equipos de defensa a Boeing y aumenta considerablemente su acceso al sector público.

Esto desmiente la afirmación de que las políticas de Boeing están guiadas por criterios de mercado. Esta anexión, así como otras que inevitablemente le seguirán, concede a Boeing un enorme subsidio y aumenta su capacidad de subsidiar en forma cruzada aviones civiles. Boeing ha estado vendiendo sus productos y servicios muy por debajo de los costos de mercado. Sus R&D fueron subsidiados por el Pentágono desde el final de la guerra por decenas de miles de millones de dólares.

La ampliación de Novartis y Boeing, cada una con sus particularidades, destaca la trayectoria universal del espiral de la concentración inherente a la transnacionalización del capital.

Reflexiones finales

No es posible comprender las convulsiones, degradaciones y regresiones culturales del orden capitalista internacional sin referirse a un epicentro: el gulag corporativo transnacional y sus implicaciones políticas. Esto es, en suma, la esencia del imperialismo. Pero por el momento, el GCT permanece universalmente incontrovertido a nivel político.

¿Cuál será el destino de estos monstruosos agregados de poder y sus títeres ideológicos en el próximo siglo? ¿Serán capaces de mantener la estructura totalitaria de dominación y explotación que los caracterizó en las últimas tres décadas? Obviamente, no puede haber un crecimiento infinito en un medio limitado, y esta ley también se aplica a las megacorporaciones.

Nadie puede predecir hasta dónde llegará la concentración del capital. En mi opinión, el GCT aún no ha llegado al límite máximo de este proceso histórico, pero se está aproximando rápidamente. En realidad, es muy posible que antes de que se coloquen los últimos ladrillos (fusiones y anexiones) en el edificio del capitalismo corporativo, éste se derrumbe debido a las presiones políticas y sociales que él mismo creó.

Frederic Clairmont es especialista en mercado y finanzas internacionales. Es autor de "Ascenso y caída del liberalismo económico: La creación del gulag económico", publicado por Southbound y la Red del Tercer Mundo.


Notas
1. Noviembre 1981.
2. Nuestras "200 más grandes" no comprenden algunas gigantescas compañías privadas como Cargill, Koch, Mars, Goldman Sachs, Marc Rich, etc., que no figuran en la bolsa de valores.
3. El grupo Shell y Unilever.
4. The International Herald Tribune, 18/19.01.96.
5. Una vez más, la relación entre el Estado y su oligarquía corporativa quedó de manifiesto en la enorme inyección del Ministerio de Finanzas de 7.200 millones de dólares (es decir, dinero de los contribuyentes) para impedir nuevas quiebras de corporaciones tras el colapso de Hanbo, un grupo del acero y la construcción.
6. Neuen Freien Presse, diciembre 1909. Citado en Tilmann Buddensieg, Ein Mann vieler Eigenschaften, Berlín, 1990.
7. El mismo modelo de cohesión prevalece en Japón, como puede verse en Keidanren y Keiretsu. Ver la monografía de H.R. Kerbo y J. McKinstry: Quién gobierna Japón: Los círculos internos del poder político y económico, Londres, 1995.
8. En precios actuales.
9. Financial Times, 6.02.96.
10. The Economist, 21.12.96.
 

1995
País

Número de firmas

Ingresos (mill. de dólares)

Ganancias

% de las 200 mayores

Japón

62

3196127

45985

40,7

18,3

EE.UU.

53

1998576

98440

25,4

39,2

Alemania

23

786576

24535

10,0

9,8

Francia

19

572420

15720

7,3

6,3

Gran Bretaña

11

275204

20066

3,5

8,0

Suiza

8

244930

9705

3,1

3,9

Corea del Sur

6

183257

3527

2,3

1,4

Italia

5

171141

6159

2,2

2,5

G.B./Holanda

2

159572

9229

2,0

3,7

Holanda

4

118545

5132

1,5

2,0

Venezuela

1

26041

3103

0,3

1,2

Suecia

1

24022

1297

0,3

0,5

Bélgica/Holanda

1

22695

817

0,3

0,3

México

1

22330

1523

0,3

0,6

China

1

19278

867

0,2

0,3

Brasil

1

18570

4374

0,2

1,7

Canadá

1

17939

570

0,2

0,2

TOTAL

200

7857224

251049

100,0

100,0

 
PIB Mundial
% del PIB de las 200 mayores
 

25223500
31,2

10 mayores paises

193
96,5

7706348

238499

98,1

95,0

PIB

1982
12600

1992
21900
5,7

1995
25223
4,8

82/95
5,5


25223

Ventas de las 200

3045,7

5862
6,8

7857,2
10,3

7,6

7857,2

 
Crecimiento,
promedio anual

1982/1992

1991/1995

1982/1995

% basado en
cotización actual

5,7

4,8

5,5

PIB Mundial
Ventas de las 200

6,8

10,3

7,6


Fuente
: Informes anuales de empresas, base de datos de la ONU y las revistas Forbes, Fortune y Business Week.


 






Revista del Sur - Red del Tercer Mundo - Third World Network 
Secretaría para América Latina:  Jackson 1136, Montevideo 11200, Uruguay
Tel: (+598 2) 419 6192 / Fax: (+ 598 2) 411 9222
redtm@item.org.uy - www.redtercermundo.org.uy