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   No. 68 - Junio 1997
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No. 68 - Junio 1997

ROSNY SMARTH, PRIMER MINISTRO DE HAITI

De la sociedad civil al poder

por Lucy Garrido

Haití, uno de los cuatro países más pobres del mundo, vive un proceso de profundas reformas: establecimiento de una policía civil en sustitución del disuelto ejército, privatizaciones y un severo plan de ajuste estructural. Al frente del gobierno se encuentra Rosny Smarth, un hombre procedente de la sociedad civil que hace sólo dos años estaba al frente de una pequeña ONG y hoy impulsa la coordinación de sus actividades con el Estado mediante una ley que se encuentra en proceso de elaboración. A él lo entrevistó la Revista del Sur en Puerto Príncipe.

Conocí a Rosny Smarth en 1994, cuando en un coche destartalado me llevó por las curvas de Pétion Ville de una reunión a otra. En ese momento estaba en una pequeña organización no gubernamental (ONG) y aseguraba que ni loco aceptaría un ministerio. Hoy, sin embargo, está al frente del gobierno en Haití, uno de los cuatro países más pobres del mundo que vive un proceso de profundas reformas.

- De la ONG a primer ministro. ¿Cómo siente el cambio?

- Empezaría por decirte que no considero que haya, si quieres, un hueco, un vacío, entre la sociedad civil y el Estado como tal. La historia en Haití es que mucha gente que ha estado en la sociedad civil sube al gobierno y después vuelve a la sociedad civil. Espero, incluso, que yo pueda volver gustosamente a la sociedad civil.

- No dudo que volvería gustoso.

- ¡Claro! Pero a veces, ideológicamente se vuelven demasiado antagónicos esos dos frentes de batalla. En mi caso tampoco fue tan abrupto el cambio. En 1991 estaba en una pequeña ONG cuando subió al poder (Jean-Bertrand) Aristide. En ese entonces, trabajé como asesor del Ministerio de Agricultura, como consejero, y muchas veces me ofrecieron ser ministro pero nunca acepté. El problema no es si uno está en la sociedad civil o está en el gobierno, tal vez la peculiaridad mía es que nunca me consideré como un hombre de poder, digamos, con vocación de poder, más bien mi noción de poder es la de un poder totalmente alternativo, creo en lo más profundo en otro sentido del poder. Efectivamente tuve que dar un salto, desde una sensación, desde un sentido de no poder, al poder, cosa de la que todavía muchos amigos se extrañan.

- ¿Por qué aceptó entonces el cargo de primer ministro?

- La causa es sencilla. Tuvimos un momento de vacío porque no se podía encontrar un primer ministro que contara con el apoyo del parlamento y, a la vez, del Presidente de la República. Se hicieron varios intentos, se propusieron varias personas.

- Y tuvo la desgracia de ser el único aceptado.

- Así es, tuve la desgracia de haber sido el hombre que logró el consenso en este caso.

- Cuando estaba en la sociedad civil podía criticar al gobierno, preguntar por qué están haciendo esto y no aquello. ¿Cómo se siente usted ahora, que es el blanco de todas las críticas?

- Tuve la suerte de que durante años también trabajé con varios gobiernos de América Latina. En Chile, cuando el gobierno de Salvador Allende, y en México. Soy una combinación de sociedad civil y hombre de gobierno. Entonces, conocía por dentro la administración pública y por eso a veces tenía diferencias con varias ONG a las que encontraba con planteos demasiado en el aire, a veces con críticas justas pero sin propuestas alternativas viables. Tenía la sensación incluso, cuando trabaja en la Universidad, de que estábamos un poco fuera de la realidad. Y la verdad, tal vez es "otra" realidad, también. Haití es una sociedad naciente a la vida civil, al sistema democrático y, entonces, el sentido de la reivindicación es muy fuerte, muy fuerte en las ONG y en el país en general, sin contemplar muchas veces esa necesidad de tener propuestas realistas. Eso hace un poco difícil la tarea, pero como yo estoy acostumbrado a eso y he trabajado en los dos espacios, tengo una amalgama que me hace comprender estas cuestiones.

- Pero en lo personal, ¿cómo lo vive?

- En lo personal, lo sufro. Lo sufro mucho porque me gustaría que en el proceso democrático haitiano pudiéramos saltar etapas. Me gustaría que aprendiéramos de procesos que otros países ya vivieron y pudiéramos ahorrárnoslos en este país, donde las condiciones materiales son tan precarias. Pero creo que las condiciones sociológicas de Haití, la exclusión social que hubo -mucho mayor que en otros países de América Latina- hacen que este movimiento reivindicativo sea más fuerte.

- ¿Cómo son las relaciones con el parlamento?

- El parlamento ha votado muchas de las propuestas del Poder Ejecutivo, lo que pasa es que hay atrasos.

- Pero en lo que va de año el parlamento sólo aprobó tres leyes por iniciativa propia.

- Hay muchos atrasos, hay un problema de eficiencia, de organización del trabajo. Yo me atrevería a decir que el parlamento también tiene un sentido de reivindicación fuerte. Pero es la primera vez que hay un parlamento autónomo y entonces el sentido de control del ejecutivo, prima sobre su capacidad de iniciativa para legislar. Esto es parte del proceso democrático, de una cultura de gobierno que todos debemos aprender.

- ¿Cuáles son las diferencias más importantes entre el gobierno anterior y el actual? ¿La gente vive mejor ahora?

- Si vemos la cifras de ahora y las de dos años atrás, no creo que la condición de vida de los haitianos haya mejorado. Esto está claro, y diría que en varias capas sociales incluso ha desmejorado. Eso es lo que se ve. El problema es qué procesos debe haber debajo de eso y qué proceso debe haber para que Haití pueda algún día, a mediano plazo, tener un standard de vida mejor, mejorar las condiciones de vida de la población. Hay que entender que Haití parte de un nivel que es cero, y que al nivel que estamos este gobierno lo que ha dicho es: "pongamos los pies sobre la tierra". Tu podías tener una política muy cortoplacista y decidir que lo que tiene el gobierno, el Estado, lo gaste en hacer la vida un poquito más decente de lo que es. Pero, ¿a qué nos llevaría eso? A que al poco tiempo estuviéramos peor que antes.

- ¿Esas son las causas por las que negociaron el ajuste?

- Por eso negociamos, no por puro gusto. Por la realidad misma. Y hay que ser realista. Nosotros hemos dicho que no se trata de gastar la poca plata que hay o de hacer obras sociales que no dejen nada al país y apenas sirvan para mantener la ilusión. Nosotros hemos preferido equilibrar el presupuesto, buscar como hacer inversiones, pagar lo que debemos. Desgraciadamente no nos queda otra posibilidad. Pese a eso, hemos entrado al ajuste con un costo mucho menor que el de otros países de América Latina.

- Porque tenían menos que perder, tal vez.

- Si, y porque logramos no reducir los gastos en salud, ni en educación. No hemos reducido el gasto social. Lo que hemos hecho es ordenar mejor el aparato administrativo, pero hemos aumentado incluso el presupuesto del Ministerio de Educación y lo mismo hicimos en los ministerios de Salud y de Justicia, pese a que lo que tienen no es ni la mínima parte de lo que necesitan. Cuando negociamos, la comunidad internacional entendió que en los niveles que estábamos no podíamos ni queríamos hacer otra cosa, e incluso muchos países o la misma Unión Europea, apoyan programas en salud y educación.

- ¿Y el presupuesto del Ministerio de la Mujer cómo quedó?

- El Ministerio fue creado en el gobierno anterior, hace dos años, y es un Ministerio que hace bastante ruido. Te soy franco, yo pienso que hubiera sido mejor crear un instituto, una oficina, en vez de un Ministerio, que puede servir más para "bluffear" pero al que es muy difícil encontrarle perfiles específicos de trabajo porque sus temas se cruzan con todos los otros. Es como un Ministerio "transversal" .Pese a eso, y a que su presupuesto es muy bajo, es casi el mismo que el del Ministerio del Medio Ambiente, en un país donde la erosión es brutal.

- En la cumbre social de Copenhague, los gobiernos se comprometieron a presentar un plan de erradicación de la pobreza. ¿En qué etapa está el plan de su gobierno?

- Tenemos una comisión formada por cinco ministerios (Asuntos Sociales, Agricultura, Salud, Educación y Mujer), con un secretariado que está trabajando en la formulación de líneas estratégicas que ya casi están listas y están en el momento de aterrizar los programas y proyectos. El mes pasado tuvimos una reunión con el Grupo Consultivo -formado por las agencias internacionales- donde uno de los puntos claves fue esta comisión de lucha contra la pobreza.

- ¿Y cuáles son las posibilidades que tiene la sociedad civil para participar en la elaboración de estos programas, de las políticas públicas?

- Nosotros creemos que todos los ministerios deben trabajar asociados a la sociedad civil, sobretodo con las ONG. Y es más, ahora esto se está formulando en una nueva ley de asociaciones civiles propuesta por las ONG y apoyada por el gobierno.






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