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Armamentismo


No. 71 - Setiembre 1997

LA EXTENSIÓN DE LA OTAN

Temores y consecuencias

por J. N. Dixit

En la cumbre de la OTAN, celebrada en mayo en París, Boris Yeltsin y Bill Clinton firmaron un Acuerdo sobre temas relativos a la seguridad europea, el control armamentista, la asistencia económica a la Federación Rusa y la participación plena de ese país en el Grupo de los 7. El autor, ex secretario de Relaciones Exteriores de India, examina las motivaciones subyacentes de este proceso y sus implicancias.

El acuerdo que firmaron en mayo en París Boris Yeltsin y Bill Clinton es un agregado al objetivo más ambicioso de expansión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) de abarcar los países del este europeo y lograr una posición estratégica en Europa que le asegure a Occidente, liderado por Estados Unidos, una situación política y económica de predominio respecto de Rusia.

Rusia, país miembro de la Conferencia Europea sobre Seguridad y Cooperación Económica, participa institucionalmente de una serie de discusiones con las grandes potencias de Europa Occidental, como Alemania y Francia, tendientes a establecer relaciones estables en materia política, económica y de seguridad en Europa Oriental, y ya ha sido invitada al Grupo de los 7.

Estos acuerdos servirían al propósito de lograr un equilibrio estable y de no-enfrentamiento entre la Federación Rusa y Europa Occidental.

En las etapas iniciales, Polonia, Checoslovaquia, Hungría y Eslovenia entrarían dentro del paraguas de la OTAN. Existen informes de que Rumania y Ucrania también están interesados en ser incluidos en este acuerdo. Pero la Federación Rusa tiene serias objeciones con respecto a la participación de Ucrania en la OTAN debido a su tamaño, recursos e importancia estratégica desde el punto de vista geográfico.

También señaló reparos a cualquier intento de incluir a los estados bálticos en el ámbito de influencia de la OTAN, así como a sus ex aliados de Europa Oriental. No obstante, Rusia no tiene tanto poder económico y político como para impedir su inclusión. El sucesivo deterioro de la influencia rusa en Europa Oriental eliminaría la condición de Polonia, Hungría y Checoslovaquia de estados tapón entre Rusia y Occidente. También debe señalarse que, simultáneamente con la expansión de la influencia de la OTAN en Europa Oriental, este acuerdo paralelo de "asociación para la paz" establecería relaciones con las ex repúblicas de Asia central de la Unión Soviética. Estos acuerdos recibieron una respuesta positiva de las importantes repúblicas centroasiáticas dirigidas por Uzbekistán.

La contención de Rusia

Si bien los acuerdos se están consolidando en los flancos sur y occidental de Rusia, el nuevo tratado de seguridad de Estados Unidos con Japón, los acuerdos de seguridad formal de Estados Unidos con Australia y Nueva Zelanda, y los vínculos de Estados Unidos con el acuerdo de seguridad de la Asociación de Naciones del Asia Sudoriental (ASEAN) contrarrestan la posición estratégica de Rusia y las acciones en sus regiones oriental y sudoriental. De cierta forma se está cerrando un círculo de contención en materia política y de seguridad, tal vez para asegurar que la Federación Rusa no resurja como superpotencia. Es lógico que los rusos tengan reservas sobre la evolución de este contexto estratégico adverso.

Los países de Europa Oriental invitados a integrar la OTAN son entusiastas en cuanto a las perspectivas porque dará como resultado una mayor integración económica con el Occidente próspero y tecnológicamente avanzado. La ampliación hacia el este del paraguas de la OTAN también sería un acuerdo institucional formal en contra de cualquier resurgimiento de la influencia y el dominio de Rusia en la región, que es el objetivo básico de la política exterior de esos países. Como Estados Unidos es el socio dominante de la OTAN, los países de Europa Oriental sienten que eso es una garantía para no quedar sujetos a tendencias autoritarias de parte de Alemania.

Las motivaciones de Estados Unidos y las democracias occidentales de expandir la OTAN y establecer relaciones entre ésta y las Repúblicas de Asia Central son las siguientes: (a) impedir el resurgimiento de la influencia política directa de Rusia en Europa Oriental y Asia central; (b) frenar la posibilidad de que Rusia emerja como superpotencia en su encarnación nacionalista más cerrada; (c) expandir la influencia económica y tecnológica a Europa Oriental; y (d) ganar posiciones en las Repúblicas de Asia Central sobre la base de un convenio político y de seguridad que permitiría a Occidente tener acceso a los cuantiosos recursos naturales de dichas repúblicas.

Los contrapesos

Tal vez otra dimensión de las presiones a favor de la expansión de los acuerdos vinculados a la OTAN sea el deseo de los países europeos de asegurar una presencia política y de seguridad continuada de Estados Unidos como forma de contrarrestar el dominio alemán en los asuntos europeos, que todavía origina temores subconscientes en sus vecinos. La propia Alemania justifica la presencia preponderante de Estados Unidos en Europa, pues le sirve para protegerse de las sospechas y temores de sus vecinos europeos.

Es en este contexto que hay que evaluar el significado de los pronunciamientos que hiciera el presidente chino Jiang Zemin en Moscú en marzo de este año, después de reunirse con Yeltsin. Allí hablaron de la necesidad de un equilibrio estratégico entre la Federación Rusa y China para contrarrestar las tendencias actuales de la situación internacional que podría perjudicar los intereses de Moscú y Beijing.

Hasta ahora el gobierno de India no se ha pronunciado sobre esta evolución de la situación. Su atención está puesta en la situación regional y en problemas más inmediatos relativos al desarme y a la no-proliferación de armas. Pero India no puede permanecer indiferente a estos procesos. Continuar un vínculo lógico e inevitable entre India y la Federación Rusa y conservar el equilibrio con China haría seguramente que Estados Unidos mirara a India con cierta incertidumbre dentro de su planificación estratégica. Por lo tanto, es lógico que haya cierto paralelismo entre cómo Rusia y China ven la expansión de la OTAN y sus correlatos y cómo debería considerarlos India.

No obstante, dada la asimetría del grado de poder de Rusia y China por un lado e India por el otro, las perspectivas de un entendimiento estratégico son limitadas y sería conveniente que India se acercara políticamente a Rusia y a China para contrarrestar al máximo posible las consecuencias estratégicas de la expansión de la OTAN. En la dimensión regional de este ejercicio, debería ser más activo a la hora de establecer relaciones significativas con las repúblicas del Asia central e Irán. India debe alejarse de las orientaciones subregionales puramente unidimensionales de su política exterior de los últimos 18 meses.

(Este artículo se publica con la autorización de The Indian Express)






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