No. 71 - Setiembre 1997
¡Vaya testimonio!
"El ritmo de degradación ambiental es tal que los organismos modificados genéticamente (OMG) bien valen los mínimos riesgos que plantean. El tiempo nos dirá si se ha cometido un grave error. La naturaleza no va a caerse a pedazos por algunos pocos OMG renegados. Aún cuando se hagan realidad los peores espantos que he escuchado sobre OMG, no igualarían a la degradación que provoca la gente hambrienta en la búsqueda de comida o el mal uso de los agroquímicos".
Estas expresiones de Thomas Redick, abogado de McKenna Cuneo, San Diego, California, aparecieron el 2 de agosto en un mensaje en la lista de Distribución "gentech".
Redick integró la delegación BIO de Estados Unidos para la reunión del Protocolo de Bioseguridad realizada en Montreal en mayo de 1997, y representó a Monsanto y a Showa Denko, la empresa japonesa que fabricó el letal L-triptofan.
(Información enviada el 22 de agosto por el profesor Philip L. Bereano, del Departamento de Comunicaciones Técnicas de la Universidad de Washington).
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