No. 72 - Octubre 1997
LA ESPECULACIÓN FINANCIERA
Una operación contra la ASEAN
por
Mahathir Mohamad
El autor, primer ministro de Malasia desde 1981, asegura que se está ejecutando una bien planificada operación para socavar las economías de todos los países de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) mediante la desestabilización de sus monedas.
Pese al notable éxito de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) en cuanto a llevar estabilidad y prosperidad a sus integrantes, la reacción mundial está lejos de ser estimulante. Se está llevando a cabo actualmente una bien planificada operación para socavar las economías de todos los países de la ASEAN mediante la desestabilización de sus monedas.
Nuestros cimientos económicos son buenos, y nuestros países son actualmente los que se desarrollan más rápidamente, pero cualquiera con unos pocos miles de millones de dólares puede destruir todo el progreso que hemos logrado hasta ahora.
Se nos dice que debemos abrir nuestras economías y sociedades, que el comercio debe ser totalmente libre. Pero, ¿libre para quién? ¿Para especuladores deshonestos? ¿Para anarquistas que quieren destruir países débiles en su cruzada en favor de sociedades abiertas para someternos a las dictaduras de los manipuladores internacionales?
Nosotros queremos integrarnos comercialmente más allá de las fronteras de la ASEAN, pero todavía necesitamos protegernos de los especuladores y del bandolerismo económico-financiero internacional. Ya estamos viendo a grandes compañías que se devoran pedazo a pedazo los negocios en los países en desarrollo. Ellas monopolizan el sector de los servicios por medio de sus empresas de transporte marítimo, sus aerolíneas, sus compañías de seguros y sus bancos.
Los medios de comunicación, escritos y electrónicos, son ahora controlados por grandes corporaciones a lo largo y ancho del mundo. Esos medios de comunicación de masas sólo publican y divulgan noticias negativas sobre nosotros, mientras que las buenas noticias que tienen que ver con nuestros países quedan enterradas en los archivos.
Ocho de las naciones más poderosas han decidido que ellas, y sólo ellas, deben determinar el destino de todos los demás países. Cuando se ponen de acuerdo sobre cualquier tema, como por ejemplo la revaluación del yen, nos toca a nosotros pagar el precio. Y cuando se pelean entre ellas, somos nosotros los que terminamos siendo pisoteados.
Por sí solo ninguno de los países del Sudeste Asiático sería capaz de protegerse a sí mismo. Pero nueve naciones de la ASEAN, con 500 millones de habitantes, pueden hacer bastante para ayudarse a sí mismas.
La ASEAN ha demostrado que la cooperación regional entre países en vías de desarrollo es posible y puede dar buenos resultados. Sin embargo, en lugar de alentar a la ASEAN para que acepte en su seno a todos los países del sudeste asiático lo antes posible, a nuestra organización se le insta a detenerse, a negar el ingreso a un candidato potencial a fin de forzarlo a seguir siendo pobre y por lo tanto inestable.
La ASEAN debe resistir y rechazar tales intentos de coacción. Debemos resolver nuestros problemas a nuestro modo y en los tiempos que nosotros mismos fijemos. Nuestros países, como todos los países, necesitan seguridad y paz. Hemos decidido que la ASEAN no se convertirá en una alianza militar, aunque cada uno de nosotros es libre de celebrar acuerdos bilaterales de seguridad mutua con otros miembros de la organización. Aquellos que están preocupados por nuestra seguridad deberían apoyar nuestra idea de establecer una zona de paz, libertad y neutralidad, libre de armas nucleares.
La fuerza económica es de fundamental importancia. En un mundo dedicado al crecimiento económico a través del sistema de libre mercado, la adquisición de territorios ya no sirve como fuente de riqueza y poder. Quienes hablan de conquistas militares y de territorios coloniales viven en el pasado. Sin embargo, saben muy bien que son posibles otras formas de hegemonía.
La amenaza que enfrentan ahora las naciones es la de las sanciones económicas que no hacen sino empobrecer al pueblo del país sancionado y para resolver conflictos internos del país que las aprueba y aplica. Debemos, por lo tanto, concentrarnos en el desarrollo económico y el bienestar de nuestros pueblos. Y los países de la ASEAN han demostrado que saben como hacerlo.
Ahora, junto con nuestros nuevos miembros, los países del sudeste asiático pueden ayudarse los unos a los otros para prosperar económicamente. De ese modo queremos devenir internamente estables y menos expuestos a las presiones externas que a nuestros detractores les gusta aplicar.
En esta región creemos en una política que haga prósperos a nuestros vecinos. Ello no está fundado exactamente en motivos altruistas sino en realidad egoístas. Los vecinos prósperos son buenos socios comerciales y dan menos problemas. En cambio, las dificultades de los vecinos pobres tienden a extenderse más allá de sus fronteras y es por esta razón egoísta que rechazamos las políticas que transforman en mendigos a los países vecinos al nuestro.
Sufrimos antes en un mundo bipolar y ahora descubrimos que un mundo unipolar no es mejor que aquél. Solos, cada uno de nosotros sufrirá, pero unidos podemos mantener nuestra duramente conquistada independencia y obtener beneficios de ella.
Mahathir Mohamad es primer ministro de Malasia.
La Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN)
Los países que fundaron la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) en 1967 son Tailandia, Malasia, Indonesia, Filipinas y Singapur. A ellos se sumaron Brunei en 1982, Vietnam en 1995, y Myanmar y Laos en julio de 1997. Los países occidentales contrastaron el ingreso de Myanmar a causa de su gobierno militar. La candidatura del décimo país de la región, Camboya, ha quedado en suspenso luego del golpe de estado de julio último.
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Carlos Moneta, secretario permanente del SELA
América Latina no se beneficiará de la crisis
La crisis financiera en Tailandia y su impacto en sus vecinos de Asia no va a generar un desvío de capitales hacia América Latina, la región donde más crecen las inversiones directas, concluyó el secretario permanente del Sistema Económico Latinoamericano (SELA), el argentino Carlos Moneta, quien consideró que "habrá una redistribución dentro de Asia sobre el destino de las inversiones". Tailandia ingresó en una turbulencia monetaria en julio, que arrastró los mercados bursátiles de todo el sudeste asiático, y el gobierno se vio forzado a suscribir un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional el 20 de agosto para un crédito puente de 3.900 millones de dólares, a cambio de un programa de rescate financiero. El informe suministrado en setiembre por la Conferencia de Naciones Unidas para el Comercio y Desarrollo (UNCTAD) sobre el comportamiento de las inversiones en 1996 puntualizó que América Latina vio crecer la inversión extranjera directa (IED) en más de 52 por ciento, cuando el porcentaje mundial fue de 10 por ciento. En Asia, la IED aumentó 25 por ciento, pero sigue siendo el área donde se concentrará al menos 70 por ciento de la inversión captada por el Sur en desarrollo, que a su vez totaliza el 34 por ciento del total. América Latina acaparó en 1996 unos 63.000 millones de dólares de inversión externa total, de la que 39.000 millones fue de IED. Moneta estimó que ese porcentaje aproximado de 70-30 para el este y el sudeste asiático y América Latina se mantendrá los cinco próximos años, mientras que el resto del Sur captará entre uno y dos por ciento. El máximo funcionario del SELA, experto en las economías de Asia, aseguró que el caso de Tailandia no puede extenderse al resto de países de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) e indicó que el boom del sudeste asiático se basó en el uso intenso de mano de obra barata para promover un proceso de industrialización masivo pero de tipo primario, considerada una primera fase para pasar después a otra con el añadido de alto valor agregado y otra tercera que incorporaba a los servicios. Pero Tailandia no enfretó bien el tránsito a la segunda fase y quedó atrapada entre los dos primeros estadios del proceso, dijo Moneta. Malasia, en cambio, está en la tercera fase, de alto valor agregado e inclusión del sector de servicios como parte importante de su desarrollo económico e Indonesia también está en mejores condiciones que Tailandia, al igual que Singapur. Por ello, no es previsible que más allá del impacto bursátil y los vaivenes monetarios haya un efecto en el área asiática como lo hubo en la región latinoamericana, cuando sus principales economías fueron afectadas por el llamado "efecto tequila" por la crisis de México, a fines de 1994 y durante todo 1995. Eso evitará que montos de IED que proyecten dirigirse hacia Asia trasladen su interés a América Latina, que en este momento tiene una fortaleza en sus resultados económicos y en su imagen atractiva ante los inversores. "Va a haber acomodos y los inversionistas estarán más atentos en cuanto a qué país de la zona canalizar sus capitales y sus proyectos, pero Asia seguirá atrayendo montos similares a los previstos sin corrimiento hacia esta región", anticipó Moneta. (IPS)
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