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No. 73 - Noviembre 1997

EL FONDO DE RESERVA DEL FMI

"Red de seguridad social" para el especulador

por Michel Chossudovsky

El fondo de reserva creado por el FMI para evitar "los peligros de crisis monetarias como la mexicana" atenúa temporalmente la inestabilidad financiera, pero no contribuye a la protección de las monedas atacadas. Por el contrario, constituye una "red de seguridad social" para los especuladores internacionales. El autor revela su funcionamiento.

En el quincuagésimo aniversario de los acuerdos de Bretton Woods, celebrado pomposamente en Madrid en 1994, el director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Michel Camdessus, presentó un plan para que la institución multilateral otorgara más recursos a los países en desarrollo. La prensa internacional inmediatamente lo elogió como el protector del Sur contra los estrechos intereses políticos de los países industriales.

Camdessus reiteró su iniciativa en las cumbres del Grupo de los Siete (G-7) en Halifax y Lyon, urgiendo a los ricos países miembros a aportar recursos adicionales para asegurar "un crecimiento más sostenido que contribuya a elevar los niveles de vida en todo el mundo". Luego, en la cumbre de Denver de 1997, los ministros de Finanzas del G-7 finalmente aceptaron las demandas del FMI para duplicar su adelanto de 28.500 millones de dólares a los bancos centrales, con vistas a evitar "los peligros de crisis monetarias como la mexicana".

El momento fue acertado, ya que la cumbre de Denver coincidió con el comienzo de la crisis de las monedas asiáticas. Los miembros de la Asociación de Países del Sudeste Asiático (ASEAN) que enfrentaran ataques especulativos contra sus monedas nacionales tendrían acceso al fondo especial del FMI. En los últimos años, ese fondo fue utilizado como incentivo para promover la liberalización comercial y la desregulación financiera, generando invariablemente una crisis de la balanza de pagos y debilitando, en lugar de fortalecer, las monedas nacionales de los países "beneficiarios".

El rescate de Tailandia

El gobierno real de Tailandia fue el primer beneficiario del fondo especial. Desde el comienzo de la crisis monetaria asiática, las reservas oficiales de Bangkok se agotaron debido a los esfuerzos del Banco Central por defender el baht, que le costaron 10.000 millones de dólares. Otros 3.600 millones fueron apropiados por los especuladores entre el 15 y el 29 de agosto de 1997.

En la mayor operación de rescate desde la crisis mexicana de 1994, se recaudó en el fondo especial un paquete de ayuda de 17.200 millones de dólares, con contribuciones del FMI, Japón, Australia, Hong Kong y varios países de la ASEAN. Aunque la ayuda sirvió temporalmente para mantener a flote el baht, las estrictas condiciones políticas impuestas por el FMI probablemente agravará más la crisis cambiaria de Tailandia. La economía tailandesa ha sido debilitada y existe el peligro de que las "reservas en préstamo" también se agoten ante un nuevo brote de actividad especulativa.

En la semana siguiente a la aprobación de la operación de rescate del FMI, el 21 de agosto, las reservas oficiales continuaban cayendo en Tailandia. A la vez, el Banco Central había acumulado contratos pendientes de pago por unos 23.000 millones de dólares en el mercado de futuros. Por esa razón, las reservas en préstamo serán reapropiadas: los 17.200 millones de dólares serán utilizados para cumplir con esos contratos, en su mayor parte para beneficio de especuladores institucionales. En realidad, la mayor parte de ese dinero nunca ingresará a las arcas del Banco Central de Tailandia.

Objetivo oculto

El objetivo oculto del fondo especial del FMI consiste en desbaratar los bancos centrales del sudeste asiático, frustrando así la posibilidad de un desarrollo económico-financiero desde dentro. No hay necesidad de crear reservas de divisas a partir de excedentes comerciales: los bancos centrales son ahora estimulados a reponer sus reservas a partir de préstamos.

En varios países de Africa, Europa oriental y los Balcanes, los bancos centrales ya fueron sustituidos por "juntas monetarias" al estilo colonial. En esos sistemas, la política monetaria es dirigida por un administrador designado por el FMI.

Socavando el "milagro asiático"

La crisis monetaria y las políticas impuestas por el FMI a los bancos centrales conducirán al fin del llamado milagro asiático, que hasta hace poco era destacado por las instituciones de Bretton Woods como modelo de éxito económico. El capitalismo nacional de Malasia y Tailandia será desbaratado a medida que los acreedores externos, las instituciones financieras multilaterales y los bancos mercantiles asuman las riendas de la política monetaria.

Mediante la manipulación económica y financiera, los "tigres" del sudeste asiático se han transformado en "patos cojos". El objetivo consiste en eliminar los últimos bastiones de proteccionismo comercial, que ha permitido a varios países de la ASEAN desarrollar una fuerte base exportadora y acumular sustanciales reservas de divisas.

Especuladores y acreedores

Con la ampliación del fondo especial, los bancos centrales no sólo pueden solicitar préstamos al FMI, sino que también tienen acceso a líneas de crédito de fuentes bilaterales. Los grandes bancos mercantiles también sostienen las reservas de los países en desarrollo suscribiendo préstamos comerciales para bancos centrales y emisiones de bonos por miles de millones de dólares.

Irónicamente, las mismas instituciones de crédito están involucradas en la especulación monetaria. Por ejemplo, en julio de 1997, ING Baring -conocida por sus actividades en el comercio de productos derivados y el mercado de divisas- se ofreció formalmente a suscribir una emisión de europagarés por 1.000 millones de dólares para el Banco Central de Filipinas, con la finalidad de apuntalar el peso. Dos meses después, en medio del frenesí del mercado de monedas de Asia, el mismo banco filipino vendió gran parte de sus reservas en dólares al mercado de futuros y una gran proporción de ese dinero prestado volvió a manos privadas.

Red de seguridad social para los especuladores internacionales

Los especuladores, las instituciones financieras multilaterales y los acreedores comerciales de los bancos centrales de Asia pertenecen esencialmente al mismo grupo de instituciones financieras y bancarias, que representan básicamente los mismos intereses. La reposición de reservas con dinero prestado, aunque atenúa temporalmente la inestabilidad financiera, no contribuye a proteger las monedas nacionales. Por el contrario, tales reservas constituyen una "red de seguridad social" para los especuladores internacionales. No resulta sorprendente que éstos también ejerzan presión sobre los gobiernos del G-7 y el FMI para que amplíen sus préstamos a los bancos centrales.

El proceso funciona de la siguiente forma:

1) La especulación monetaria agota las reservas oficiales de los bancos centrales y éstos celebran contratos en el mercado de futuros para mantener a flote sus monedas nacionales.

2) Las reservas se reponen con dinero obtenido en préstamo del fondo especial del FMI, y también con emisiones internacionales de bonos suscritas por bancos mercantiles. Los bancos centrales utilizan el dinero prestado para cumplir con los contratos pendientes de pago en el mercado de divisas.

3) La crisis de la balanza de pagos de esos países se agrava como resultado de las condiciones impuestas por el FMI.

4) El deterioro de la balanza de pagos ejerce presión sobre las monedas nacionales, y las reservas oficiales "prestadas" son reapropiadas por bancos internacionales e instituciones financieras en una renovada ola de actividad especulativa.

5) Se inicia nuevamente el proceso: se acumulan reservas oficiales en previsión de una próxima oleada especulativa.

En cada etapa de este proceso crece la deuda externa y los acreedores y las instituciones financieras multilaterales, para no mencionar a los bancos mercantiles y los especuladores institucionales, ganan influencia política sobre la conducción de las políticas macroeconómicas nacionales.






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