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Crisis Financiera


No. 74 - Diciembre 1997

Asia

La cura correcta para la epidemia financiera

por Martin Khor

La epidemia financiera que afecta a Asia es, según quién haga el diagnóstico, el resultado del descontrol del capitalismo o bien la aplicación equivocada de la fórmula correcta para el éxito económico.

Cinco meses después de que estallara la crisis financiera en Tailandia y se extendiera a otros países asiáticos, desde Corea del Sur a Indonesia, el debate sobre la naturaleza de la crisis y cómo ponerle fin continúa encendido. Mientras, el descalabro financiero de Asia continúa.

El 3 de diciembre, el gobierno de Corea del Sur firmó un acuerdo por un fondo de emergencia dirigido por el Fondo Monetario Internacional (FMI) para rescatar al país de la tormenta financiera. El tamaño del paquete, en un primer momento estimado en 20.000 millones de dólares, ahora totaliza 55.000 millones, y es mayor que el destinado a México en 1995.

En medio de las atribulaciones de Asia, los perseverantes entusiastas de la sabiduría del libre mercado, como el FMI, sostienen que la inestabilidad financiera de la región es resultado del mal asesoramiento en materia de políticas, la autoindulgencia y la falta de una solución temprana de los problemas.

"Después de ser demasiado complacientes, se ponen ansiosos, y esto es parte de la naturaleza humana", dijo a principios de diciembre el director gerente del FMI, Michel Camdessus, al Foro de Negocios de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN). "Los mercados vieron la debilidad que antes habían considerado menor y empezaron a perdonar menos".

La causa del desmoronamiento de Tailandia radica en altos tipos de cambio reales, grandes déficits de cuenta corriente, ilimitados préstamos de divisas del sector privado, un sistema bancario débil y el "síndrome de la negación" de parte de autoridades que demoraron necesarios cambios de políticas.

Pero el primer ministro de Malasia, Mahathir Mohamad, uno de los más duros críticos de la especulación no regulada de los mercados monetarios y financieros, tiene una perspectiva diferente. "El comercio monetario obviamente empobreció a millones de personas", a países y regiones, "borrando de un golpe décadas de trabajo duro", afirmó en una reunión de ministros de Finanzas del sudeste asiático.

Las declaraciones de Camdessus y Mahathir, que representan ambos polos del debate sobre la crisis de Asia, opacaron las nuevas, y en gran medida menores, iniciativas tomadas por autoridades financieras de los países del sudeste asiático durante las reuniones celebradas en la primera semana de diciembre. En efecto, líderes empresariales y analistas cuestionaron la liberalización rápida, y la libertad y el poder de los especuladores financieros, que trasciende las potestades de los gobiernos. Un analista filipino resaltó que las prescripciones del FMI "tienen confianza ciega en que los indicadores son buenos y los gobiernos malos" y aseguró que se necesita una forma de defensa contra la especulación".

Pero de las reuniones sólo surgieron algunas estrategias para hacer frente a la excesiva especulación. Entre ellas, la creación de un mercado de bonos regional en el cual los fondos excedentarios asiáticos fueran colocados en lugar de ser invertidos en bonos en países occidentales.

Los gobierno de los países del sudeste asiático también acordaron instalar un nuevo mecanismo de supervisión con la ayuda del Banco Asiático de Desarrollo, el cual podría discutir los potenciales riesgos económicos y financieros de los países y estimular medidas anticipadas para minimizarlos. Los ministros de Finanzas confirmaron un mecanismo de contingencia o "un acuerdo financiero cooperativo" creado en noviembre, en el marco del cual los países pueden contribuir a un paquete de emergencia del FMI para países que sufran un ataque especulativo.

Esta es la versión suavizada del fondo de emergencia asiático propuesto por Japón, el cual concitó la fuerte oposición del FMI y Estados Unidos. Pero estas medidas están lejos de cerrar la discusión sobre cómo Asia llegó a esta crisis y cuales son los factores responsables de dicha situación. "Aun no tenemos la respuesta total a este misterio, pero conocemos los elementos claves", dijo Camdessus.

El director gerente del FMI dijo que resulta fácil para los países culpar al libre mercado, pero la causa del problema no son los fondos que invierten en monedas asiáticas y causan el caos al retirarse, sino la adopción de medidas que exponen su política a la especulación. La solución es "exorcizar este demonio sentándose juntos entre pares y confesando nuestra tentación, para ver cómo podemos resistirla juntos".

Mahathir, no obstante, cree que aunque no haya una conspiración para socavar el crecimiento de los países asiáticos, "obviamente sus problemas dieron la oportunidad para forzarlos a abrir sus economías y lograr una posible dominación de naciones poderosas". Alegó que la compraventa de monedas debe reducirse, porque aunque contribuyó tangiblemente al desarrollo y el bienestar, no crea crecimiento ni empleo, negocios ni riqueza.

Se estima que la especulación monetaria es 20 veces mayor en términos de dinero que el comercio mundial de bienes y servicios. En un momento en que gobiernos y empresas reciben el mandato de ser transparentes y abiertos, la especulación monetaria opera en el más absoluto secreto y sin reglamentaciones.

Las soluciones del FMI a los problemas de Asia, medidas de austeridad y cortes presupuestales como condición para recibir los fondos de emergencia, empeoran la situación, asegura Mahathir. Mientras sus monedas caían en los últimos meses, los países de Asia tuvieron que hacer frente a una reducción de las inversiones de capital, y las deudas externas se inflaron con un dólar más caro. En medio de estos problemas, el FMI "ofrece prestar dinero con el cual pagar préstamos extranjeros", dijo Mahathir. "Pero los préstamos llegan con condiciones, entre las más destacables, la apertura del sector financiero a la participación extranjera total". Es muy posible que esto "dé como resultado que los bancos extranjeros dominen las finanzas del país en cuestión", destacó el primer ministro de Malasia y aseguró que la asistencia del FMI fue recibida como una píldora amarga por economías como la de Corea del Sur.

Aun así, Camdessus expresó optimismo sobre el futuro de Asia: "Con un diagnóstico lúcido, ajuste ahora y sólidas políticas futuras, Asia será capaz de restablecer su alto crecimiento de modo más sustentable". Pero sus palabras ofrecieron poco consuelo para el creciente número de críticos de la sabiduría del FMI. "Aunque se recuperen, habrán perdido gran parte de su riqueza y los frutos de su lucha. Además, habrán perdido soberanía económica", alertó Mahathir.

Digan lo que digan los críticos del FMI, las economías de Asia a menudo consideran que no tienen muchas más opciones que buscar su ayuda. Por ejemplo, Filipinas está a punto de graduarse en tutelaje del FMI, pero se ocupó de aclarar que quiere asegurarse que puede volver a pedir socorro si se presenta la necesidad.


Michel Camdessus, director gerente del FMI "El modelo asiático ha pasado de moda" "Los modelos de económicos no son eternos. Hay momentos en que sirven y otros en que con la evolución del mundo pasan de moda y deben abandonarse. Unamuno decía que se servía de sus ideas como de sus botas: las usaba y luego las tiraba. Hay que hacer lo mismo con los modelos económicos. El error del sureste asiático es que había teorizado demasiado su modelo confundiéndolo con los valores asiáticos y al derrumbarse el modelo tenían tendencia a ver un cuestionamiento de los valores asiáticos de ahorro, de trabajo y de solidaridad. Hay que aplicar estos valores a un sistema mucho más transparente donde los estados ya no den órdenes a los bancos sobre la manera de otorgar el crédito. El sistema debe ser más abierto a todos y sin regímenes favorables". (El País. Madrid, 1 de diciembre de 1997)




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