No. 77 - Marzo 1998
El español y las maravillas del Primer Mundo
Internet modifica el peso y la influencia de las diversas lenguas y culturas. El impacto de la globalización puede influir en la construcción o desaparición de espacios culturales. La tendencia global-local favorece el mestizaje: las culturas locales "terminan negociando sus propias formas con las que imponen las industrias de las culturas hegemónicas".
La territorialidad ya no es el único factor vinculado a la creación de espacios culturales y de comunicación. Éstos empiezan a ser independientes de los territorios físicos. Surgen pequeños grupos, pasando de una sociedad de masas articulada geográficamente a una sociedad de especialistas apoyada en las telecomunicaciones: las comunidades de usuarios.
Los responsables de las redes iberoamericanas intentan que el desarrollo tecnológico no suponga una división en la sociedad ni una perdida de cohesión cultural. Las organizaciones populares utilizan el medio como un instrumento poderoso para la democratización de la información y el intercambio de ideas, planes comunes, políticas y estrategias. En gran medida, el desarrollo de movimientos progresivos de organizaciones no gubernamentales en América Latina es producto del desarrollo de "la otra Internet".
Quizás el rol más importante de Internet en estas organizaciones es el uso de la tecnología más simple, el correo electrónico, no sólo para movilizar emergencias en derechos humanos y ecología, sino también para reducir costos.
Independientemente de las limitaciones económicas y del uso todavía elitista de la informática, para millones de hispanoparlantes monolingües la mayor parte de Internet es territorio prohibido en razón de una barrera idiomática infranqueable.
Los códigos y reglas del juego, los vehículos de tránsito para explorar los nuevos territorios, los usos y costumbres de este universo, se pronuncian y conjugan en inglés, verdadera lingua franca en el espacio virtual.
La oferta principal de materiales se centra en las empresas, las páginas personales, la música, los productos y servicios, los deportes y, en un destacado séptimo lugar, las humanidades (literatura e historia). La información que buscan los hispanohablantes en la red tiene un perfil muy diferente. La gran mayoría se dirige a los contenidos relacionados con la identidad cultural y la lengua.
La relación entre oferta y demanda de materiales en español marca el abismo más profundo. Entre la oferta de contenidos de Olé (catálogo español), las humanidades ocupan el último lugar. El protagonismo lo tienen las redes universitarias y las redes de investigación.
"Internet debería reflejar el lenguaje y la cultura local, no ser sólo una ventana para ver las maravillas del llamado Primer Mundo".
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