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No. 77 - Marzo 1998

Tailandia

El camino a la crisis económica

por Kirida Bhaopichitr

La causa del trastorno económico de Tailandia fue la liberalización del sistema financiero y la eliminación de los controles del capital, subraya el autor y explica cómo se pudo pasar en 10 años de un crecimiento económico anual de dos dígitos a la situación actual.

A mediados de 1980, la economía nacional comenzó a crecer rápidamente y Tailandia inició el proceso de liberalización de su sistema financiero. Luego, a partir de 1990 y como parte de este proceso, el gobierno eliminó los controles del capital de modo que los fondos pudieran fluir libremente hacia dentro y fuera del país.

En 1993 se creó el Servicio Bancario Internacional de Bangkok, que permitió a bancos nacionales y extranjeros establecidos en Tailandia solicitar créditos en el exterior y prestar dinero tanto en el país como en el extranjero. Como resultado, el reino indochino recibió una enorme cantidad de divisas.

En cierta medida, esto se debió al aumento de las tasas de interés y a la estabilización del baht, la moneda tailandesa, en 25 unidades por dólar. Las tasas de interés eran mucho más altas en Tailandia que en otros países, y eso hizo que grandes empresas privadas tailandesas comenzaran a solicitar préstamos en el exterior para financiar proyectos.

Muchos bancos y empresas financieras descubrieron también que era muy provechoso tomar fondos del extranjero y prestarlos en el país. Además, el Banco de Tailandia casi había eliminado el riesgo cambiario al fijar el valor del baht. Los problemas surgieron cuando los préstamos del exterior comenzaron a destinarse a sectores de baja productividad, y se agravaron porque la mayor parte de los créditos estaban desprotegidos contra las fluctuaciones monetarias.

Las industrias del acero y la petroquímica resultaron gravemente afectadas, pero el sector de los bienes raíces fue devastado. La razón es simple: mientras las empresas obtenían préstamos en moneda extranjera, sus ingresos se generaban en bahts, y además obtenían créditos a corto plazo para financiar proyectos a largo plazo. Esto, sumado al hecho de que la mayoría de los fondos tomados del exterior estaban desprotegidos contra fluctuaciones de precio, creó una situación económica extremadamente desfavorable.

Gran sobrevaluación

Hasta 1995, los bienes y salarios de los sectores de las finanzas y los bienes raíces estuvieron altamente sobrevaluados, lo cual, en retrospectiva, se percibe como una "burbuja" económica a punto de explotar. Pero todo cambió en 1996, cuando un escándalo que involucró al Banco de Comercio de Bangkok hizo que los administradores de divisas comenzaran a revisar cuidadosamente el valor de los créditos que habían concedido a empresas de Tailandia.

Al mismo tiempo, había señales de debilidad económica, en particular un alto déficit de cuenta corriente de la balanza de pagos. Esto se debió principalmente a que Tailandia importaba mucho más de lo que exportaba. La sobrevaluación del baht y el alto costo de la mano de obra hicieron que Tailandia perdiera su ventaja en el mercado mundial, y las exportaciones comenzaron a caer.

Una de las principales razones de la sobrevaluación del baht es que fue vinculado a una "canasta de monedas" en la que el dólar representaba más de 80 por ciento. Las tasas de inflación del baht y el dólar fueron más o menos paralelas hasta 1994, cuando la de la moneda tailandesa subió a seis por ciento anual y la del dólar a dos por ciento. Como resultado, el valor del baht frente al dólar aumentó cerca de cuatro por ciento y esto comenzó a afectar adversamente las exportaciones tailandesas a Estados Unidos.

A medida que la economía estadounidense se fortalecía, el valor relativo del dólar subía frente a las otras monedas fuertes, entre ellas el marco, el franco, la libra y en especial el yen. Al estar vinculado al dólar, el baht siguió esta tendencia y desestimuló aún más las exportaciones de Tailandia, particularmente hacia Japón, su segundo mercado.

Además, importantes exportaciones tailandesas como productos textiles y enlatados estaban perdiendo su porción del mercado mundial como resultado de la competencia de países con menores costos laborales, como China y Vietnam, mientras las importaciones de materia prima, bienes de capital y artículos suntuarios se mantenían estables.

Al déficit de cuenta corriente se sumó la explosión de la "burbuja" del sector de los bienes raíces, lo que produjo una caída en el precio de los inmuebles y una contracción general del sector. Como consecuencia, muchas compañías financieras que habían otorgado préstamos con dinero procedente del exterior contrajeron enormes deudas.

Influjo negativo

Cuando los administradores de divisas advirtieron lo que estaba sucediendo, el influjo neto de capital comenzó a reducirse hasta adquirir valores negativos, lo cual produjo un gran enlentecimiento de la economía y presionó al baht.

A fines de 1997, administradores de fondos de cobertura y comerciantes de divisas como George Soros empezaron a realizar ataques especulativos contra el baht. Pronto se dieron cuenta de que la moneda tailandesa estaba sobrevaluada y las embestidas especulativas lograrían devaluarla.

Una de las formas de atacar una moneda consiste en realizar contratos a plazo para venderla. En el caso de Tailandia, los administradores de fondos de cobertura prometían cambiar bahts por dólares (a 25 bahts por dólar) en un plazo de tres meses, previendo que una flotación de la moneda tailandesa produciría un retorno más favorable para sus dólares, y eso es exactamente lo que sucedió.

Poco tiempo después, sin embargo, inversores tailandeses comenzaron a cambiar bahts por dólares en un intento por protegerse de la devaluación de la moneda nacional, pero los exportadores que recibían pagos en divisas descubrieron que les convenía esperar antes de convertirlas en bahts. La venta apresurada sólo contribuyó a una mayor devaluación de la moneda tailandesa, porque la demanda era escasa pese a la gran oferta.

En un infructífero intento por defender el baht, el Banco de Tailandia utilizó las reservas nacionales de divisas para adquirir el excedente, pero en el proceso, las reservas de moneda extranjera disminuyeron y los ataques especulativos continuaron.

Las reservas de divisas también se utilizaron para rescatar instituciones financieras como el Banco de Comercio de Bangkok y otras 16 compañías de finanzas con créditos morosos (préstamos que no pudieron cobrar, destinados principalmente al sector inmobiliario).

Para agosto de 1997, la situación del sector financiero se había vuelto catastrófica y otras 42 compañías financieras habían cerrado. Para ese entonces, Tailandia corría serio riesgo de quedarse sin reservas, y estaba claro que los esfuerzos por defender su moneda habían fracasado.

El FMI entra en escena

Ante la grave escasez de reservas y un sector privado cargado de deudas en moneda extranjera, Tailandia decidió procurar ayuda exterior para resucitar su economía. Así, a mediados de agosto entró en escena el Fondo Monetario Internacional y organizó un paquete de rescate de 17.200 millones de dólares entre varios países asiáticos. La principal condición del crédito fue la creación de un superávit presupuestal de 60.000 millones de bahts, para lo cual el gobierno debió recortar sus gastos en cerca de 100.000 millones de bahts, aumentar el impuesto al valor agregado de siete a 10 por ciento y crear nuevos gravámenes sobre artículos suntuarios. Aun así, el superávit alcanzado no superó los 20.000 millones de bahts.

La mayoría de los analistas coinciden en que la actual crisis económica de Tailandia es la peor desde la segunda guerra mundial. Tailandeses de todas las áreas económicas sienten sus consecuencias, pero más aún los trabajadores del sector financiero y el de los bienes raíces, así como los de la industria de la construcción y otras que precisan gran cantidad de insumos importados. El vertiginoso aumento del desempleo en esos sectores (se estima que unos 600.000 trabajadores fueron despedidos) sugiere que la situación tardará mucho tiempo en mejorar.

Entre las industrias que podrían salir adelante se encuentran aquellas que utilizan principalmente materia prima y mano de obra nacionales en la producción de artículos de exportación como arroz, caucho, camarones y pollos congelados, pero sólo el transcurso del tiempo permitirá saber si la economía de Tailandia logrará recuperarse.






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