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No. 77 - Marzo 1998

Crisis financiera asiática

Las políticas del FMI bajo fuego

por Martin Khor

El modus operandi, las condiciones políticas y aun los motivos de los "paquetes de rescate" que el FMI coordinó para Tailandia, Corea del Sur e Indonesia son blanco de crecientes y duras críticas. Las políticas del FMI no restauraron la estabilidad, sino que contribuyeron a una mayor desconfianza, como lo demostró la nueva caída de las monedas, mercados de valores y economías de la región. Hasta expertos y medios de comunicación tradicionalmente afines al FMI apuntaron sus armas hacia el organismo multilateral, alguna vez considerado el oráculo de la verdad económica y guardián de la prudencia financiera.

Las dudas y críticas sobre las políticas del Fondo Monetario Internacional (FMI) en Asia se acumulan a medida que nuevas caídas de monedas y mercados de valores hacen tambalear las economías de la región pese al "rescate" de Tailandia, Indonesia y Corea del Sur, coordinado por el organismo multilateral.

El 14 de diciembre de 1997, líderes políticos de Tailandia, Malasia y China que asistieron a la cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), en Kuala Lumpur, expresaron su preocupación porque el reciente paquete de rescate del FMI no había logrado recuperar a la región. "El FMI no produjo una recuperación inmediata, y es un hecho que la situación empeoró. Pensamos que iba a mejorar, pero de hecho se está volviendo más difícil", declaró el canciller de Malasia, Abdullah Badawi, al informar sobre conversaciones bilaterales entre el primer ministro de su país, Mahathir Mohamad, y el presidente chino Jiang Zemin.

Nueva tendencia

En una entrevista con destacados periodistas japoneses, realizada en Tokio el 28 de noviembre, Mahathir declaró que, aunque no podía descartar la posibilidad de que Malasia acuda al FMI, resistirá "lo más posible".

Mahathir criticó tres condiciones vinculadas a los préstamos: que el país receptor deba abrir su mercado financiero y permitir que poderosos bancos extranjeros adquieran los nacionales; que las tasas de interés deban elevarse, sofocando el crecimiento de las empresas; y que los impuestos deban incrementarse, lo que representa una carga adicional para la población, ya afectada por la depreciación monetaria. "Todas estas condiciones están destinadas a permitir que los países receptores del préstamo paguen sus deudas a bancos extranjeros, sin importar el sufrimiento de la población", comentó.

El 1 de diciembre, ante una conferencia de ministros de Finanzas de ASEAN en Kuala Lumpur, Mahathir señaló que el FMI ofrece dinero para reembolsar préstamos a instituciones internacionales y que "esos créditos están vinculados a una serie de condiciones, en especial la apertura del sector financiero a la plena participación extranjera. Es probable que esto resulte en la dominación total de las finanzas nacionales por los bancos extranjeros".

Algunos observadores creyeron que el primer ministro malasio se excedió al atacar a una institución que muchos consideran como oráculo de la verdad económica y guardián de la prudencia financiera. Sin embargo, parece que Mahathir inició una tendencia, ya que el FMI comenzó a ser criticado no sólo por ciudadanos de los países asiáticos afectados, sino también por medios de prensa internacionales que normalmente apoyan las políticas de libre mercado promovidas por el organismo.

En Corea del Sur hay protestas casi diarias, así como manifestaciones callejeras y campañas de recolección de firmas de organizaciones sindicales, de consumidores contra las políticas del FMI, al que acusan de pretender imponer un nuevo "fideicomiso" imperial sobre el país. Mientras, tanto en Corea del Sur como en Tailandia y Malasia aparecen con frecuencia artículos y columnas críticas hacia la política del FMI, y también en diarios internacionales como The Financial Times, The Wall Street Journal o The International Herald Tribune. Incluso la revista Time dedicó en diciembre una portada cuyo título reflejaba con toda claridad las dudas existentes: "El gran rescate de Asia: ¿Salvará el FMI las economías de la región o sólo empeorará las cosas?"

Principales críticas

Las principales críticas al FMI son las siguientes:

* Algunas de las condiciones obligan a los países a renunciar a sus políticas de protección a empresas e intereses nacionales y a abrir rápidamente sus economías, especialmente en el sector financiero, a la propiedad extranjera.

* El FMI fue influenciado o manipulado por Estados Unidos y otros países ricos para imponer esas condiciones, de modo que sus compañías puedan ganar acceso a los mercados de las naciones afectadas, ahora que están en una posición vulnerable. Asia oriental es una zona que preocupa a las empresas de Estados Unidos, puesto que después de casi dos décadas de expansión creó prósperos mercados en los cuales sus propios productos tenían dificultades para penetrar, mientras que bienes asiáticos baratos y subsidiados afluían al mercado estadounidense. Lo que Washington y otros gobiernos del mundo industrializado no pudieron lograr mediante presión bilateral o multilateral, particularmente en el marco de la Organización Mundial del Comercio, lo obtienen ahora utilizando los créditos del FMI como palanca.

* El FMI practica el doble discurso en favor de bancos internacionales y en contra de instituciones financieras, empresas, depositantes y accionistas nacionales. Por un lado insiste en que los gobiernos se apeguen a estrictas reglas de mercado y no gasten dinero en auxiliar instituciones financieras o compañías nacionales, pero por otro exige que sean los gobiernos los que paguen los préstamos obtenidos de bancos internacionales, incluidas las enormes deudas del sector privado. En otras palabras, los bancos extranjeros obtienen gigantescos subsidios de modo que no paguen por sus propios errores, mientras los bancos y empresas nacionales son obligados a dar quiebra.

* Otras condiciones clave del FMI como el aumento de las tasas de interés, la restricción del crédito, el recorte de gastos gubernamentales y la contracción inducida de la economía en general están fuera de lugar en Asia, ya que fueron diseñadas para países (en especial de América Latina) que enfrentaban problemas diferentes, como altos déficit presupuestales y enormes deudas externas originadas en el sector público. Aplicadas a Asia oriental, esas políticas del FMI son contraproducentes, ya que los problemas están centrados en el sector privado. Aunque la economía real de los países asiáticos afectados tuvo una conducción sensata, se produjo un pánico financiero, en parte catalizado por especuladores, que causó un colapso de las monedas y las bolsas de valores. Esto, a su vez, arruinó a numerosas empresas que habían acumulado grandes deudas externas y a bancos privados que ya enfrentaban una alta proporción de préstamos morosos debido a la extensión del crédito a sectores no productivos.

* Las políticas del FMI son determinadas por funcionarios que no entienden cabalmente la situación de los países sobre los que deciden. Sin embargo, tales funcionarios están en condiciones de diseñar y aun alterar radicalmente en pocos días políticas de comunidades enteras que hasta ahora funcionaban bien y fueron modelo de éxito económico.

* El FMI predica sobre la necesidad de que gobiernos, bancos y empresas sean abiertos y transparentes, pero sus propias actividades se realizan en secreto. La base teórica de sus condiciones políticas nunca se revelan, y las propias condiciones no se hacen públicas en algunos casos, por lo tanto no están sujetas a revisión por profesionales independientes. Además, los gobiernos que reciben sus préstamos tienen escaso margen para negociar, y mucho menos para participar en la elaboración de las condiciones políticas de los créditos.

Confianza menguante

Lo que necesitan los países de Asia es la restauración de la confianza de los inversores y depositantes (incluidos los nacionales) y un programa de recuperación de instituciones privadas. Ambas cosas requieren una mayor estabilidad del tipo de cambio. Sin embargo, la restricción por el FMI de las políticas monetarias y fiscales, la imposición de altas tasas de interés y la prohibición de ayuda a instituciones financieras nacionales provocará una contracción económica y debilitará más, o arruinará por completo, las instituciones nacionales del sector privado. Así, en lugar de promover la confianza del público y de los inversionistas, las políticas del FMI reducen la confianza y mantienen bajo el valor de las monedas y las acciones, o los hace caer aún más.

Las críticas son cada vez más numerosas y más fuertes debido a la disminución de la confianza en la actuación del FMI. Al comienzo de la crisis asiática, aún estaba extendida la creencia de que sus políticas eran duras pero necesarias para corregir malas prácticas y políticas previas, y que debían adoptarse como se toma una medicina amarga que a la larga cura al paciente. Sin embargo, economistas independientes y analistas de mercado ya no consideran las prescripciones del FMI como algo sagrado y advierten a gobiernos y ciudadanos que no deben aceptarlas ciegamente.

Aún más poderosa que las críticas es la falta de progreso de las economías que fueron obligadas a someterse al tratamiento. Aunque inicialmente los mercados acogieron bien la ayuda del FMI, en los últimos meses Corea del Sur, Tailandia e Indonesia padecieron una agonía mayor con una nueva caída de sus monedas y sus bolsas de valores. El mercado ya no confía en que las condiciones políticas vinculadas al rescate conduzcan a la recuperación.

Martin Khor es director de la Red del Tercer Mundo.






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